Miguel Ángel Dueñas Góchez*
Conversando con una persona adulta mayor, healing ella aseguraba que Dios no existe, generic y ante mi pregunta de ¿por qué?, here ella me miró muy conmovida, y luego su semblante cambió completamente al decirme: Tuve un solo hijo y siempre fue prudente al volante, pero un día, cuando él cumplía los 33 años de edad, me llamaron del hospital para avisarme que yacía muerto como producto de un accidente automovilístico. Seguidamente me preguntó: ¿Por qué hay tantas personas que tienen más hijos o hijas de los deseados y ni saben cómo educarles?
Al decirle yo que si antes creía en Dios, ¿qué culpa tenía él del accidente de su hijo? Ella respondió diciendo: Dios no quita para dar algo mejor ni los tiempos de Dios son perfectos. Dios no da premios de consolación. Aunque me visita la esposa viuda de él y trae a mi nieto, quien ya creció, pero no es lo mismo.
Es así como se ven muchos casos o noticias de este tipo, por ejemplo, personas que se dirigen a la iglesia o a una vigilia (o que ya regresan) y caen a un abismo por desperfectos mecánicos del vehículo y no queda una sola persona sobreviviente, otras veces se ven escritos en vehículos donde dice: “solo Dios sabe si volveré”, y tal vez es un conductor temerario o hace acciones fuera de las normas establecidas por la misma sociedad, pero cuando no les suceda nada en el accidente dicen: “Dios así lo quiso”. El caso es que siempre hay un argumento que afirma ser verdadero porque la mayoría lo dice o lo aprueba.
Por eso es válido, a pesar del tiempo, mencionar a Francis Bacon, quien clasificó sus famosos ídolos en cuatro: “Idola Tribu”, “Idola Specus”, “Idola Fori” y, por último, “Idola Theatri”. Los ídolos de la tribu “se fundamentan en la naturaleza del ser humano que sólo se guía por sus sentidos. No tiene ni criterio ni ideas personales. Todo juicio que hace está en directa relación con los intereses de la familia, de la raza o la nación.
*Lic. en Relaciones Internacionales.