José Mejía
Transparencia Activa
En un foro que inició con halagos mutuos, entre ex magistrados, abogados, el magistrado Rodolfo González y los representantes del Consejo Nacional de la Judicatura (CNJ), Margarita Romagoza, ex funcionaria de esa institución, empezó señalando que es necesaria la “transparencia en el proceso de selección, pero principalmente que no se haga en el oscurantismo, que sea claro, conocido por todos y definido para poder cumplirlo”.
Según René Hernández Valiente, ex magistrado constitucionalista y otro de los expositores, “en 25 años que se ha venido eligiendo magistrados, no ha habido evaluación cuantitativa que incida en la calidad de los magistrados electos” por lo que algunos filtros podrían ayudar a ponderar una verdadera evaluación y selección de magistrados”. La Asamblea Legislativa tendrá que escoger de entre más de 12,000 abogados y Romagoza enfatizó que en el perfil del nuevo magistrado “se establezca demostrar la capacidad profesional, notoriedad y honradez de los candidatos”; deben mostrar si son capaces en la materia “los de la Sala de lo Constitucional requiere que comprueben su experiencia en dicha materia, no que pongan a uno que estudió Derecho Administrativo en la Sala de lo Constitucional”.
La abogada añadió que “muchos abogados que son aspirantes a magistrados ya han sido funcionarios públicos en otras instituciones y se ha conocido su actuar y si no ha sido limpio no pueden ser magistrados de la Corte que es la máxima judicatura del país”.
Enrique Argumedo, ex magistrado de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) reiteró la importancia que tiene el trabajo esa instancia del órgano Judicial y la elección de nuevos funcionarios que tendrán en sus manos dirimir las demandas de distintos sectores de la ciudadanía.
“Es importante que toda la ciudadanía ponga el interés en quiénes van a ir a la Corte Suprema. Para mí el requisito más importante es la independencia. No niego que los conocimientos jurídicos lo son, pero la independencia es importante, porque si el magistrado es independiente, todo lo que viene abajo: cámaras, jueces de primera, jueces de paz, también lo serán porque están viendo el ejemplo que les da la cabeza”, puntualizó Argumedo.
Señaló que los magistrados deben ser independientes del Jefe de Gobierno y del Jefe de Estado, de los diputados, de los partidos políticos, del poder económico, independiente del llamado cuarto poder del Estado que son los medios de comunicación; “someterse a la Constitución y a la Ley, pero no a las presiones”, aseguró el ex magistrado.
“Si alguien es un dechado de conocimientos jurídicos y fue el primer bachiller de la república, pero no es independiente, significa que es corrupto y una gente corrupta no es necesaria”, afirma Argumedo.
Agrega que para llegar a la Sala se requiere el conocimiento necesario y no llegar a aprender, sino a poner en juego los conocimientos que se tienen en la materia.
Instó a la sociedad civil a solicitar a los diputados responsabilidad al elegir: “si las plazas vacantes son 2 en lo civil, y 2 en lo contencioso administrativo, por qué nombrar 4 penalistas. Eso es un grave error el de los diputados. Es como que nombren a un ortopeda jefe de Oftalmología”, señaló.
Dijo que es difícil pedirle a los diputados una elección responsable de este tipo de funcionarios “porque son políticos, pero deben de entender que como representantes del pueblo deben darle lo mejor de los jueces al país”.
Advirtió también que seleccionar perfiles con afinidad partidista para estos cargos aumentaría la polarización, “el otro no se va a quedar así no más. Lo mejor es la imparcialidad”. Por eso ve como buena la sentencia de la Sala de lo Constitucional que manda elegir figuras no partidarias para dirigir la Corte de Cuentas, la Fiscalía y la CSJ. “Entonces los partidos políticos (dirán) nos están quitando todo. No señores, ustedes tienen el Ejecutivo, el Legislativo, los Concejos Municipales, pero los cargos donde se va a ejercer jurisdicción deben estar alejados de los partidos políticos” y concluyó matizando: “Se puede permitir que haya gente de derechas e izquierdas pero que no sean fanáticas, sino razonables, sensatas”.
Recordó que muchas veces las decisiones que toma el juez (magistrado) son contra mayoritarias y “puede ser que todos los diputados estén de acuerdo y el Presidente en la misma noche sancione, pero si (una ley) tiene algún vicio de inconstitucionalidad, hay que declararlo. Son contra mayoritarios porque el poder que tienen es para controlar el poder de los otros queriendo aprovecharse”.
Argumedo, al igual que la mayoría de los expositores y asistentes al foro expresó su respaldo a las decisiones de la actual Sala de lo Constitucional y es conocedor de que un buen sector también no las apoya y rechazan el papel del tribunal superior.
“Yo soy un defensor de la Sala (…) ha emitido esas resoluciones, porque la ciudadanía lo ha solicitado. Los tribunales de justicia no actúan de oficio”, aseguró Argumedo.
Agrega que “la ciudadanía salvadoreña” ha presentado demandas de diversos tipos, algunas inadmisibles, otras improcedentes, otras que han llegado a una resolución final que no le han gustado a muchos y que se critica que está favoreciendo a minorías. “Si para eso se crearon tribunales constitucionales para atender a las minorías que podían ser vistas de menos por las mayorías. Para controlar a esas minorías está ese tribunal constitucional”, aseguró Argumedo Para Argumedo la Sala no está haciendo mal cuando actúa de esa manera. “Se critica que son unos cuantos los que toman resoluciones trascendentales. Sí y algunas veces tienen la razón y se las dan, y otras veces no la tienen y son declaradas improcedentes”. Frente a las protestas que en ocasiones han surgido a raíz de resoluciones de la Sala, el ex magistrado asegura que “los jueces no están para satisfacer a las turbas aunque lleguen a amenazarlos, y la Sala demostró su independencia porque no han temido a esas manifestaciones”.
Argumedo terminó asegurando que en el país hay independencia de poderes porque ni el Legislativo ni el Ejecutivo han podido cambiar las decisiones de la Sala.
“Se ha visto como malo que el Presidente de la República se pronuncie contra la Sala. Pudiera no ser recomendable, pero si se ve por el lado positivo, demuestra que hay independencia de poderes en El Salvador, en los años 40, 50, 60, 70 eso no se daba”, concluyó.