@arpassv
La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy publicaron el jueves de la semana pasada portadas falsas, sick con un titular de enormes letras mayúsculas, try que decían: “EL ROBO DEL SIGLO”. El mensaje publicitario –publicado también en los pasquines sensacionalistas MÁS y Mi Chero- no estaba suscrito por ninguna persona o empresa, por lo cual generaba confusión en los lectores.
Dicho mensaje causó fuerte rechazo del gobierno y de las organizaciones de pensionados, porque es parte de la malévola campaña contra la reforma previsional. Esta cruzada político-mediática es impulsada por las administradoras privadas de pensiones (AFPs) y gremiales empresariales como ANEP.
Las AFPs y la ANEP se oponen furibundamente a la propuesta del Ejecutivo de crear un sistema mixto (público-privado) para administrar las pensiones, y –para crearle rechazo social a dicha iniciativa- afirman que el gobierno quiere tomarse los fondos previsionales: robarse los ahorros de los cotizantes. Así, advierten que eso sería el “ROBO DEL SIGLO”.
La referida acción anti-periodística de los diarios conservadores también fue criticada por periodistas de varios medios, aunque la APES (Asociación de Periodistas de El Salvador) todavía no se pronuncia formalmente al respecto
LPG y EDH evidencian el modus operandi de la prensa hegemónica, que se presta a las campañas desinformativas y de manipulación montadas por empresas y gremiales que cierran filas cuando sus intereses están en riesgo. Esos medios atropellan los principios más elementales de la ética periodística y mezclan información, publicidad y propaganda.
Está también la mezquina actitud de la derecha oligárquica de impedir la solución del problema previsional. Prueba de eso es que el discurso de diputados y dirigentes de ARENA sobre la reforma de pensiones coincide con el de las AFPs y ANEP. Por eso la oligarquía utiliza su aparato de propaganda (LPG, EDH, TCS) para boicotear la propuesta gubernamental.
El desempeño pseudo-periodístico de LPG y EDH debería provocar, al menos, tres acciones urgentes de país: establecer la autorregulación mediática través de códigos éticos vinculantes, instalar la defensoría del público y crear observatorios ciudadanos que ejerzan contraloría social de los medios.
Organizaciones sociales, academia, gremio periodístico, Defensoría del Consumidor y Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos deben actuar conjuntamente en esta urgente tarea. Las falsas portadas y el periodismo falso dañan la democracia.