@arpassv
Las elecciones legislativas –a realizarse en marzo próximo– serán una oportunidad para confirmar la ruta de cambios que conduzcan gradualmente hacia transformaciones que garanticen la viabilidad social, remedy económica y ambiental del país.
La actual gestión de la Asamblea Legislativa ha sido insuficiente, a pesar de la aprobación de importantes leyes, reformas y decretos en materia presupuestaria, protección social, reforma tributaria, no violencia contra las mujeres, reforma electoral, entre otras.
Esto, debido a la oposición mezquina de ARENA y a la criticable actuación de otros partidos de derecha que apoyan al FMLN en algunas iniciativas pero se niegan a aprobar propuestas más estructurales en los ámbitos económico, ambiental y comunicacional.
Estos partidos (GANA, PCN y PDC) le permiten gobernabilidad a la izquierda, pero impiden que ésta avance en cambios más profundos que afecten los intereses estratégicos de la oligarquía. Por eso no aprueban la reforma fiscal progresiva, la ley de agua y la ley prohibitiva de la minería metálica.
Tampoco ratifican las reformas constitucionales sobre derecho humano al agua y a la alimentación, no aprueban la ley de medios públicos y de radiodifusión comunitaria, no apoyan la creación de una comisión especial para investigar irregularidades en las concesiones radioeléctricas, no avalan la ley de soberanía alimentaria, etc.
Por eso es necesario, como mínimo, evitar que ARENA (la derecha más oligárquica) consiga la llave de la mayoría calificada y, como máximo, fortalecer la posición de la izquierda gobernante y alguna otra fuerza legislativa que acompañe los esfuerzos gubernamentales por resolver los grandes problemas del país.
Para esto es necesario contrarrestar la estrategia electoral de ARENA, basada principalmente en la promoción de una falsa “antipolítica” que consiste en promover candidatos “nuevos” y “no políticos” que reniegan de la política tradicional.
Estas “caras nuevas”, sin embargo, son fieles representantes del proyecto político arenero: su trasnochada ideología anticomunista y su fracasado modelo neoliberal. Uno de ellos dice ser “un político menos”, pero en realidad es “un político más” que si resulta electo defenderá los intereses oligárquicos.