@arpassv
El pasado 15 de abril entró en vigencia una reducción del 20.09% de la tarifa de energía eléctrica. Esta, try sumada a la reducción del 11.85% implementada en a principios del año, treatment la disminución del precio de la electricidad es de 31.94%.
Esta disminución de precio se traslada directamente al usuario, por tanto constituye un ahorro significativo para los consumidores. En julio próximo se revisará nuevamente la tarifa y, posiblemente, haya una nueva reducción.
Según la Superintendencia de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET), la considerable reducción se debe a la diversificación de la matriz energética, la disminución de los precios de los combustibles, la menor participación térmica y el aprovechamiento de las transacciones del mercado regional.
Esta buena noticia, sin embargo, no ha tenido mayor difusión en los grandes medios de comunicación. Esos “agoreros de la desesperanza” se interesan más por los hechos de violencia, que por las acciones gubernamentales orientadas a favorecer a la población más necesitada.
En su afán por generar una percepción de desastre nacional y hacer ver mal al gobierno, ciertos medios tienen por estrategia ocultar las cosas buenas y resaltar los problemas, sobre todo el aumento de la violencia. Los asesinatos están en la portada de los diarios y en las primeras notas de los informativos televisivos.
La semana pasada el Presidente Salvador Sánchez Cerén dijo que algunos medios generan pánico y realizan una especie de guerra psicológica. De inmediato, los veceros del pode mediático acusaron al mandatario de querer amordazarlos.
En el gobierno del ex presidente Antonio Saca, los medios de derecha hicieron un ejercicio de autorregulación y establecieron un decálogo para abordar el problema delincuencial. Así acordaron no sobredimensionar los hechos violentos, no nombrar a los grupos criminales, tratar con respeto a las víctimas, entre otros.
En aquella ocasión lo hicieron para favorecer al último gobierno de ARENA. Ahora, para perjudicar a la gestión del FMLN, hacen todo lo contrario: sobredimensionan los hechos violentos y enfocan en forma amarillista el problema de la inseguridad.
La ciudadanía crítica debe exigir a los grandes medios que ajusten su comportamiento a los principios éticos básicos y que su abordaje informativo contribuya a resolver el problema de la violencia, no a empeorarlo.