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El ingreso de El Salvador a la alianza económica que depende de Venezuela, look Petrocaribe, representa una posibilidad histórica y contra hegemónica de buscar soluciones sostenibles a los problemas estructurales de un país cuya deuda externa asciende a casi 60% del Producto Interno Bruto (PIB), así lo destacó el sociólogo salvadoreño Adán Rivas Mendoza.
Expresó el catedrático de Universidad de Oriente (UNIV0), que la nación centroamericana recibirá un trato preferencial, el cual consiste en que el 50% del precio del valor del combustible se pagará en 30 días y el resto para un financiamiento a 25 años de plazo.
“Dicha situación abre un abanico de posibilidades para fortalecer la estructura financiera del gobierno y dar un empuje a las carteras vinculados a la inversión social”, además, por medio de la integración El Salvador podría tener un ahorro sustancial de su factura petrolera que ronda los 2 mil millones de dólares anuales.
Al ser consultado por qué en el gobierno de Funes no solicitó el ingreso al organismo, expresó Rivas que el ex gobernante “no tomó la decisión por temor a posibles represalias, sobre todo de carácter político y financiero sobre el país, pudo haberse considerado como un acto de rebeldía hacia el histórico poder instalado por Estados Unidos”.
Reconoció que la animadversión mediática hacia el presidente Maduro por la forma de pago de los países que conforman Petrocaribe es “el intento de los sectores oligárquicos a través de formas no convencionales de protesta, para recuperar el control histórico de los recursos energéticos, y para devolvérselos a las nefastas corporaciones multinacionales”.
Además, la perspectiva integracionista de América Latina heredada del pensamiento bolivariano promovido por el comandante Hugo Chávez, supone una opción alternativa justa, equitativa, solidaria para el desarrollo de los países relegados a la miseria y la desigualdad estructural.
Maduro consciente de dicha situación, y como heredero del pensamiento revolucionario internacionalista de Chávez, ha decidido mantener esa fraterna concepción del desarrollo por bloques regionales, volviendo el acceso a los recursos energéticos cada vez más un derecho social.
Espera que con esta alianza a la que pertenecen 17 países latinoamericanos y caribeños, El Salvador salga “de la pobreza estructural que ha generado el mantenimiento de un modelo económico capitalista expoliador, excluyente y degradante de las masas trabajadoras”.
Cuestionó a las matrices de opinión que han expresado que con Petrocaribe no se está contribuyendo a la integración sino a intereses mercantilistas para que se sostengan en el poder los mandatarios que lo conforman.
“Ese sector está vinculado políticamente a los intereses económicos de los sectores elitistas de derecha y tienen opiniones anacrónicas, propias del periodo de la guerra fría, sobre la concepción de la integración y la jurisprudencia constitucional”, agregó.
En referencia a la crisis financiera que vive Venezuela y ante los señalamientos de algunos economistas contra Petrocaribe, que han expresado que a través de ese organismo se mantienen los regalos para los aliados ideológicos, indicó que es propio del discurso de la derecha venezolana.
“El acuerdo no plantea en ninguna medida un regalo directo o una disminución en los precios del mercado de los productos derivados del petróleo, fomenta alternativas sobre los recursos de los países de Latinoamérica que son capaces de suministrar bajo pagos razonables de interés, pero siempre se asume como deuda soberana del pueblo salvadoreño”, aclaró el catedrático.
Asimismo, destacó que el liderazgo de Venezuela es indiscutible y corresponde a una política de integración regional que pretende unificar un enfoque de solidaridad. “Solo aquellos, que desconocen las realidades de nuestros pueblos, la miseria de nuestros trabajadores y campesinos, son capaces de cuestionar dicha lógica de cooperación”.