Alma Vilches
@AlmaCoLatino
En la misa dominical celebrada en la Cripta de Catedral Metropolitana, el sacerdote Carlos Campos afirmó que Monseñor Romero supo dar la vida por amor a Cristo, al evangelio y a todo su pueblo.
“Pidamos a Dios nos de esa valentía de Monseñor Romero, de amarlo, servir a los hermanos y donar nuestra vida si fuera necesario, en ciertos momentos o por alguna situación externa dejamos de poner nuestro amor, corazón y mente en Dios y lo sustituimos en otra cosa o persona”, aseguró.
El religioso recordó que el primer mandamiento dice amarás a Dios, sobre todo, después de amarlo de forma equilibrada, armónica y sana, se puede amar a otra persona o al prójimo, siempre y cuando Dios ocupe el centro de la vida.
Asimismo, consideró necesario aprender a amar equilibradamente, porque si no se ama más a Dios, el amor a los demás de algún modo será desordenado y fácil hacerle daño a alguien o alejarse del Señor.
“El evangelio dice que quien dé por lo menos un vaso de agua fría Dios lo recompensará, no podemos ser buenos solo por amor a una recompensa, porque de lo contrario sería un amor bastante desordenado, Dios nos creó buenos pero la tarea de cada uno es ser buenos en el actuar, es decir, si hay o no recompensa no es lo más importante, de eso se encarga Dios, pero sí tenemos que ser buenos con todos”, recalcó.
Campos indicó que el mensaje de este domingo se resume en dos ideas, primero, la radicalidad para quienes dicen ser seguidores de Cristo1, no puede amarse más lo creado por encima del creador, el segundo, son actos concretos de misericordia, ser alguien que ayuda a todo el necesitado sin importar la religión.
“Monseñor Romero hizo propias las palabras que dicen, a todos el que salve su vida la perderá y el que la pierde por mí la salvará”, manifestó el sacerdote.
A la vez, los miembros de la Comunidad de la Cripta de Monseñor Romero, recordaron el mensaje que el Papa IV envió a El Salvador por medio del obispo mártir, donde exhortó al pueblo a luchar por sus reivindicaciones, buscar un ambiente más justo, por lo cual, a ese pueblo debe amarse y ayudarle.
“Tenga paciencia fortaleza y ayúdeles, dígale que el Papa los ama, los quiere y sigue sus vicisitudes, pero que jamás busques solución en la violencia irracional, que jamás se dejen llevar por las corrientes del odio, que trabajen en construir la unidad, paz, justicia sobre las bases de Dios y del amor”, decía el pontífice en el mensaje.
Al momento de la procesión de ofrendas se presentó una cruz, simbolizando que muchos no la toman, pese a decirse cristianos, porque prefieren la maldad, el egoísmo y abuso de poder.