Redacción Nacionales
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En el contexto del Día de la Paz y frente a la crisis climática y la guerra a nivel mundial, el movimiento político Reverdes exigió este martes al presidente de la República, Nayib Bukele, abandonar la agenda desarrollista y militarista “que causa destrucción y muerte”; en cambio, pidió que se avance en una agenda de paz y de justicia climática orientada “a detener todos los megaproyectos que siguen enriqueciendo a la oligarquía y destruyendo la vida”.
Según el movimiento la humanidad transita por un planeta que día a día se vuelve más inhóspito; según dijo, “el reloj del juicio final” solo este año adelantó sus agujas 10 segundos. ubicándose a solo 90 de la medianoche, de acuerdo a los científicos, esto se debe a la creciente amenaza de las armas nucleares, el agravamiento de la crisis climática y las enfermedades infecciosas como el COVID-19.
Dicho reloj es un instrumento creado por científicos estadounidenses y marca en forma simbólica el tiempo de la vida que le queda a la humanidad en la tierra. La amenaza nuclear tiene como base la expansión de “la nueva guerra fría” entre el mundo occidental liderado por Estados Unidos y China, que dio inicio con la guerra entre Rusia y Ucrania, pero que tiene aparejados más conflictos bélicos a nivel mundial.
La guerra “tiene claros ganadores”, según Reverdes, ya que solo entre 2013 y 2021, el gasto militar de los países más ricos fue de $9.45 trillones, “evidenciando un claro compromiso del norte global con la industria armamentista, mientras sistemáticamente han venido ignorando su compromiso para eliminar las emisiones y detener el cambio climático”.
La valoración del movimiento es que el tiempo se acaba; “la crisis climática traspasa umbrales inimaginables, nueva evidencia científica demuestra que ´la tierra empieza a estar fuera del espacio operativo seguro para la humanidad´, seis de los nueve ´limites planetarios´ están rotos por el sistema capitalista actual, estos son integridad de la biosfera, sustancias novedosas (contaminantes orgánicos, micro plásticos y residuos nucleares), flujos bioquímicos (nitrógeno y fósforo), agua dulce y suelo”, destacó.
El Salvador no es parte de la carrera armamentística ni nuclear, y aporta mínimamente emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, día con día, “las grandes empresas del país, en complicidad con el Estado”, socavan las condiciones de vida y la paz de los territorios mediante el despojo y el robo del agua y demás bienes naturales, los cuales son destinados para la edificación de grandes proyectos urbanísticos, comerciales e industriales.
En ese contexto, dijo Reverdes, se han generado una serie de conflictos socioambientales en el que las comunidades empobrecidas luchan por la paz, la dignidad, la vida y la sustentabilidad de los territorios, frente a la fuerza del Estado en la defensa de los intereses oligárquicos, tales como en el caso de la finca Argentina, en San Juan Opico, la instalación del aeropuerto y tren del pacífico, en la zona oriental del país, la reinstalación de la minería metálica en Cabañas, en el que el Estado ha usado el aparato judicial para la persecución, criminalización y procesamiento de cinco líderes ambientalistas.
Los jóvenes organizados exigieron un alto a la guerra contra la población empobrecida en el país. Parte de esta guerra se expresa en el régimen de excepción implementado por el Gobierno desde marzo del año pasado, que si bien es cierto ha mantenido a raya el índice de homicidios en el país, es una medida revictimizante, pues, comunidades que históricamente han sido azotadas por la violencia pandilleril, ahora son perseguidas por el Estado por solo el hecho de habitar comunidades empobrecidas y por su estigma.
Al presidente Bukele le exigieron que tome una postura global por la paz, que implicaría mantener el estatus neutral que hasta ahora ha tenido frente a la guerra en Europa del Este, no debe tomar partida ni con Estados Unidos y la OTAN tampoco con Rusia, debe ser enfático en hacer un llamado a la paz, pues no se pueden resolver las problemáticas globales con guerra.
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