Huertos caseros
José Flores
Al Centro Escolar (CE) “General Francisco Morazán” llegaron las palas, piochas, carretas, semillas, entre otros insumos, que servirán para que los estudiantes del CE República de Honduras, Paraguay, Ecuador, Costa Rica y Complejo Educativo Concha Viuda de Escalón, fueran parte del proyecto: “Construyendo resiliencia climática en las comunidades urbanas a través de la Adaptación basada en Ecosistemas” (AbE).
Los alumnos corrían de un lado a otro, yendo por los materiales que les entregarían por parte del ABE que está conformado por las Naciones Unidas Medio Ambiente (ONUMA), en coordinación con el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y la Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima (FUNDASAL).
El cambio climático es un fenómeno inminente que aún puede ser tratado dijo el Director Departamental de Educación de San Salvador, José Fernández, quien dijo que “en pocos años el clima a cambiado fuertemente, las estaciones que poseíamos (invierno y verano) ya no tienen un ciclo regular. Ahora seca en la época que llovía y llueve en la que secaba”. El medio ambiente cada vez se encuentra más deteriorado, agregó Leyla Zelaya, coordinadora nacional del proyecto AbE., mientras los asistentes se limpiaban el sudor de sus rostros.
Según Zelaya, la capa de ozono se ha deteriorado mucho más los últimos años, todo por los problemas medioambientales que atacan mundialmente.
La polución, los pesticidas, la tala de árboles, todo juega un rol importante para la degradación de la atmósfera, afirmaba la coordinadora. Fue hasta que al tomar en cuenta todos esto se propuso la iniciativa de los huertos escolares, como parte del proyecto AbE, on fondos utilizados de la Global Environment Facility (GEF) en conjunto con el ministerio de educación, ONU y MARN, quienes buscan crear jóvenes con conciencia en cuanto al cuido, importancia y sostenibilidad del medio ambiente.
Gabriela Blanco Alemán, representante de tercer ciclo del Centro Escolar Concha Viuda de Escalón, quien habló en nombre de todos los centros educativos tomados en cuenta para el proyecto, señaló que “tenemos el interés y el deseo de aprender y ampliar el conocimiento. Vemos este proyecto como una forma de preservar la naturaleza y a su vez, suplir necesidades alimenticias de alumnos y profesores”.
En la actividad se llamó a los representantes de cada una de las instituciones invitadas, para recibir sus herramientas de trabajo y poder realizar las huertas dentro de sus centros educativos.
Y es que esto proyecta ciertos beneficios para la población en general, pues, esta práctica creará grupos estudiantiles activos en el desarrollo medioambiental del país, quienes obtendrán cultivos propios, influirán en el clima de la zona con sus plantaciones; potenciarán los mantos acuíferos, la erosión del suelo, entre otros beneficios, según Zelaya. Este es un paso en pro a la preservación del medio ambiente, según Alma Rivera, representante de FUNDASAL.
“Cuando nosotros estábamos de su edad (13-16 años) veíamos esta problemática como algo lejano; sin embargo, ahora es algo real e inminente”, afirmaba Rivera.
Y por ello es un tema y un trabajo que debe comenzar a desarrollarse, mencionaba. Claro, aunque este trabajo no lo debe hacer solo el gobierno, la población también debe poner de su parte, comentaba Fernández, haciendo un llamado a la población para que se involucrara y se apropiaran del objetivo de este proyecto. Para buscar trascender de las escuelas y, de esta forma, llevarlo también a los hogares y comunidades de la nación.