Tokio/Prensa Latina
Vertiginosa, como esta capital, fue la primera semana de competencias de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pródiga en hitos e historias postergadas durante un larguísimo año por la pandemia de Covid-19.
Han sido días de desenlaces sorpresivos, decisiones inesperadas, récords destrozados y leyendas que nacen bajo la mística de los cinco aros, que acogen a deportistas de todo el mundo, para quienes una marca personal o un podio son, acaso, un extra para la gran medalla de medirse en este escenario.
De lo polémico, lo interesante, lo curioso, lo épico… va este resumen de Prensa Latina, mientras en la Tierra del Sol Naciente sigue la actividad.
EL TRISTE CASO BILES
Justo o no, estos serán recordados como los Juegos Olímpicos en que la gran Simone Biles se bloqueó y renunció a competir: decisión controversial, pero en todo caso muy suya, la salida de la gimnasta estadounidense dividió a la opinión pública.
Por un lado, están los que aplauden su valentía para decir “basta”, y por otro quienes piensan que la excusa de la salud mental se vuelve un comodín propicio, un argumento cada vez más recurrente e inapelable en tiempos de corrección política a ultranza.
Según Biles, su mente y su cuerpo no estaban en sintonía, lo cual puede ser muy peligroso, sobre todo por la complejidad y exigencia de sus propuestas, esas que pasmaron al mundo hace un lustro, cuando arrasó en Río de Janeiro, como preámbulo de su ejemplar papel en el movimiento #MeToo.
Los gimnastas conocen a esos bloqueos como “twisties”, y Biles no es la primera ni la última en sentir este pavoroso desconcierto: “Es aterrador. Tratas de hacer algo, pero tu cuerpo y tu mente no están en sintonía”, declaró la norteamericana, sometida al peso adicional de su fama y su activismo.
¿QUÉ PASÓ, NOLE?
Otro que sucumbió a la presión fue el tenista serbio Novak Djokovic, quien se quedó fuera del podio y se perdió además la oportunidad de conseguir el codiciado “Golden Slam” (ganar los cuatro grandes abiertos, y el oro olímpico).
Derrumbado emocionalmente, “Nole” explicó que llegó a Tokio “exhausto”, y ese agotamiento le pasó factura ante el alemán Alexander Zverev en semifinales, y ante el español Pablo Carreño en el match por el bronce. Tan mal se sintió, que se retiró del cuadro de dobles mixtos.
“No vine fresco a los Juegos, y lo que me pasó estos días me dejó exhausto. Vine extremadamente agotado emocionalmente, pero motivado”, dijo Djokovic, cuyas ganas de representar a Serbia pesaron más que el consejo de su padre, que le recomendó no venir y descansar de cara al US Open.
SORPRESAS EN LA PISTA
De todo trajo el atletismo, desde el oro compartido por el qatarí Mutaz Essa Barshim con el italiano Gianmarco Tamberi en salto de altura, hasta el empuje con que República Dominicana le burló la plata a Estados Unidos en el relevo mixto 4×400 metros.
Sin embargo, la proeza la protagonizó la venezolana Yulimar Rojas, que se coronó con récord mundial y olímpico de 15,67 metros en el triple salto, superando por 17 centímetros la marca que impuso la ucraniana Inessa Kravets un año antes de que naciera la “Guerrera” caraqueña.
“No hay palabras que lo puedan describir ahora mismo. Yo estoy en una nube. No me lo creo. Hemos cumplido, ha sido un largo recorrido que hoy se materializa aquí en Tokio como la nueva era de Yulimar Rojas”, resumió la estrella, presente y futuro de su especialidad.
En otro hito del llamado “Deporte Rey”, Italia rompió la hegemonía que mantenían Estados Unidos y Jamaica en el hectómetro olímpico desde 1992, cuando se coronó el inolvidable Linford Christie: Lamont Marcell Jacobs es el nuevo campeón de la prueba cumbre de la velocidad.
Valga aclarar que Christie nació en Jamaica y Jacobs en Estados Unidos, pero bueno, corrieron por Gran Bretaña e Italia, respectivamente, y eso es lo que importa… Nacido en Texas y criado en Lombardía, el flamante monarca olímpico paró el cronómetro en 9.80 segundos, nueva cota europea.
¿DREAM TEAM? NO, SIR…
La derrota de Estados Unidos ante Francia en el comienzo del certamen masculino de baloncesto echó la paletada final de tierra al concepto de “Dream Team” que solía identificar a los norteamericanos, con todo y sus estrellas de la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA).
Los tiempos cambian para bien, se democratiza la calidad del basket, y sería injusto -e inexacto- afirmar que los equipos estadounidenses empeoraron: son, sencillamente, víctimas del fenómeno creado por ellos mismos a partir del “Dream Team” primigenio, irrepetible…
El nivel del certamen masculino es muy parejo, al punto que todos los equipos que llegaron a cuartos de final tienen al menos uno, cuando no varios, representantes en la NBA, amén de las poderosas y subestimadas ligas europeas. Cualquiera puede encarársele a Estados Unidos, y ganarle.
Por lo pronto, Kevin Durant superó a Carmelo Anthony en la lista de máximos anotadores de Estados Unidos en Juegos Olímpicos, pero sus 300 y tantos puntos aún están lejos de alcanzar los mil 93 del brasileño Oscar “Mano Santa” Schmidt y los 789 del australiano Andrew Gaze.
EL LADO OSCURO
No todo es color de rosa: el velocista keniano Mark Odhiambo fue suspendido en las eliminatorias de los 100 metros planos al dar positivo por un esteroide anabólico, horas después de que la nigeriana Blessing Okagbare fuera suspendida por el presunto uso de hormona de crecimiento.
A su vez, la policía tuvo que intervenir en una fiesta al aire libre con alcohol en la Villa Olímpica, pese a la rigurosa prohibición vigente, y de la que fueron advertidos los 11 mil deportistas albergados en dicha instalación. Los responsables pueden ser expulsados de la edificación y perder su credencial.
Otro incidente polémico fue el hallazgo de los uniformes del equipo mexicano de softbol en bolsas de basura, lo cual desató un escándalo de tintes nacionalistas, porque 14 de las 15 integrantes de dicha selección nacieron en Estados Unidos, donde fueron reclutadas por sus raíces.
En un comunicado, las jugadoras lamentaron haber decepcionado a sus seguidores y a los aficionados olímpicos de México, y negaron que su intención fuera faltarle al respeto al país o su bandera. Pero el jefe de la delegación mexicana en Tokio 2020, Mario García, alertó sobre posibles sanciones.
LEYENDAS VIVAS
Abundan también los ejemplos de veteranos que volvieron a los Olímpicos: en el baloncesto, por ejemplo, el español Pau Gasol, el argentino Luis Alberto Scola y las estadounidenses Sue Bird y Diane Taurasi disputan sus quintos Juegos, ejerciendo en liderazgo indiscutible en sus planteles.
Igual acaparó titulares la gimnasta uzbeka Oksana Chusovitina, quien a sus 46 años disputó la ronda clasificatoria de caballo de salto.
Campeona olímpica en Barcelona 1992 con un equipo unificado de la extinta Unión Soviética (URSS), Chusovitina fue ovacionada pese a su duodécimo puesto.
A su vez, la tiradora georgiana Nino Salukvadze participa aquí en sus novenos Juegos Olímpicos: hizo su debut con la URSS en Seúl 1988, cuando ganó el oro en 25 metros de pistola y plata en 10 metros de pistola de aire, especialidad en la que 20 años después ganó bronce en Beijing 2008.
Con 53 años de edad, Salukvadze mantiene la técnica y la mentalidad, pero reconoce que la vista ya no es la misma, por eso no se hace demasiadas ilusiones con llegar a París 2024 para igualar el récord del jinete canadiense Ian Millar de 10 participaciones olímpicas.
Otras espectaculares longevas en Tokio 2020 son las futbolistas brasileñas Marta Vieria da Silva y Miraildes Maciel “Formiga” Mota, inmersas en sus quintos y sus séptimos torneos olímpicos.
Marta se convirtió aquí en la única futbolista con goles en cinco Juegos Olímpicos diferentes.
HISTORIAS DE SUPERACIÓN
La pandemia de Covid-19 marcó a todos los participantes, pero a algunos más que a otros, ya sea porque vencieron a la enfermedad o se impusieron a un entorno complicado.
Por ejemplo, la judoca cubana Idalys Ortiz ganó la medalla de plata en la división de 78 kilogramos tras una convalecencia que afectó su preparación física. Igual le pasó al nadador británico Thomas Dean, quien se enfermó dos veces, y ganó los 200 metros estilo libre individual y por equipo.
El nadador galés Matthew Richards, por otro lado, se quedó sin lugar para entrenarse por el cierre de las piscinas, y montó una alberca en su patio trasero, adaptada con cuerdas elásticas para nadar y nadar durante horas. Así logró la forma necesaria para coronarse en los 200 metros libres por equipo.