Chicago / AFP
La reforma del sistema de salud estadounidense introducida por el expresidente Barack Obama ha ayudado a mejorar la detección temprana del cáncer de ovario y a eliminar los desequilibrios raciales en el tratamiento de varios otros tipos de cáncer, según dos estudios.
Estas conclusiones, presentadas en la conferencia anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO) que reunió el fin de semana en Chicago a expertos internacionales en cáncer, llegan en momentos en que el presidente Donald Trump se ha comprometido a eliminar este sistema si es reelegido en 2020.
Promulgada en marzo de 2010, la ley «Ley de Asistencia Asequible» (ACA), mejor conocida como «Obamacare», permitió a millones de estadounidenses obtener un seguro de salud que combina las coberturas pública y privada.
La reglamentación redujo el porcentaje de estadounidenses sin seguro médico del 16% en 2010 a menos del 12% en 2016.
«Tener un seguro de salud juega un papel importante en que una mujer tenga o no acceso a profesionales de la salud que pueden monitorear los síntomas y actuar sobre esos síntomas si es necesario», dijo Anna Jo Smith, del departamento de Ginecología y Obstetricia del hospital Johns Hopkins en Baltimore y quien encabezó el estudio sobre el cáncer de ovarios.
Mientras la tasa de supervivencia a cinco años de las mujeres diagnosticadas con cáncer de ovario en etapa temprana es del 75%, cae a un 30% para aquellas diagnosticadas en una etapa posterior.
Al comparar los datos recopilados antes de la ACA (2004-2009) con un período inmediatamente posterior (2011-2014), el estudio concluye que los diagnósticos tempranos aumentaron en un 1,7%.
Si bien esta diferencia «no parece ser muy importante, eso significa que de las 22.000 mujeres diagnosticadas con cáncer de ovario cada año en Estados Unidos, casi 400 más fueron diagnosticadas en una etapa temprana y curable».
Los desequilibrios entre blancos y negros en términos de diagnóstico también han «virtualmente desaparecido» después de la instauración del Obamacare, que ha permitido extender el sistema «Medicaid» que cubre a los estadounidenses más pobres, según otro estudio, dirigido por Amy J. Davidoff, de la Universidad de Yale.
De acuerdo con los investigadores, antes de esta reforma los pacientes afroestadounidenses tenían menos probabilidades «que los pacientes blancos» (con una diferencia de 4,8 puntos porcentuales) de recibir tratamiento lo antes posible después del diagnóstico.
Desde su adopción, un 6,1% más de pacientes negros han sido tratados a tiempo, en comparación con el 2,1% de los pacientes blancos, eliminando prácticamente la diferencia estadística.