Por Gabriel Rubio – Girón/Madrid/AFP
La formación de gobierno en España parece algo más lejos, ampoule tras la decisión del partido de izquierda radical Podemos de suspender sus contactos con los socialistas, ailment después de que estos llegaran a un acuerdo de investidura con los centristas de Ciudadanos.
El secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, firmaron por la mañana en el Congreso de los Diputados este acuerdo, destinado a dar el apoyo de los liberales a la investidura del líder socialista como jefe del gobierno.
El acuerdo es «el primer paso para que se produzca el cambio político», declaró Sánchez, encargado por el Rey de formar gobierno.
Pero esta tarea se presenta cada vez más ardua ante la airada reacción de Podemos, para los que el acuerdo «aboca a una investidura fallida», según señaló su número dos, Íñigo Errejón.
El texto firmado por la mañana entre PSOE y Ciudadanos «frustra la posibilidad de un gobierno de cambio», aseguró Errejón, al anunciar que suspendían sus contactos con el PSOE en el marco de las negociaciones a cuatro junto con otras dos pequeñas formaciones de izquierda.
El texto pactado por socialistas y Ciudadanos incluye «200 reformas», que contemplan medidas para garantizar derechos sociales, limitar las subidas de impuestos o luchar contra la corrupción.
El acuerdo prevé asimismo un «plan de urgencia social» para los más desfavorecidos, en un país con tasa de desempleo que sigue superando el 20% y en el ámbito territorial asume la unidad de España frente a los independentistas de Cataluña, que constituía una de las reivindicaciones principales de Ciudadanos.
Cruce de acusaciones
El acuerdo implica, según el jefe del equipo negociador socialista, Antonio Hernando, que los liberales darán sus 40 votos a Pedro Sánchez, en el debate parlamentario donde buscará la investidura como jefe del gobierno, en el que contaría por ahora con unos 130 votos de 350.
El debate está previsto a partir del primero de marzo, pero Sánchez tiene una tarea hercúlea ante él para lograr esa investidura.
Para ello, sigue necesitando el apoyo o la abstención de otras formaciones, especialmente de Podemos, que dispone de 65 diputado, y que ya ha dejado claro que no lo hará.
«De momento el PSOE ha elegido y esa elección es incompatible con nosotros», dijo Errejón, que considera que esa formación ha adoptado la ideología liberal de Ciudadanos, en particular en materia laboral, con un programa que no garantiza una mayor defensa de los trabajadores.
«Podemos miente», lanzó, no obstante, Antonio Hernando, agregando que esa formación «no tenía voluntad real de hacer un gobierno del cambio».
Hernando insistió en que, en contra de lo dicho por Errejón, el acuerdo contempla subir las indemnizaciones por despido, un ingreso mínimo vital y un plan de lucha contra la pobreza.
No del PP
«Es un acuerdo abierto, progresista, reformista que no excluye a nadie», defendió también Pedro Sánchez, que lo calificó de «acuerdo histórico».
Para Errejón es un documento «hecho para esperar al Partido Popular», del jefe del gobierno conservador saliente, Mariano Rajoy.
Una espera que puede ser larga, ya que el vicesecretario de organización del PP, Fernando Martínez-Maíllo, reiteró este miércoles tras la firma del pacto que «los 120 diputados (del PP) nunca van a servir de costaleros del PSOE».
El responsable conservador volvió a decir que «nuestra propuesta es que gobierne la lista más votada, en este caso Mariano Rajoy».
Rajoy, que ganó las legislativas con un 28,7%, tuvo que renunciar a formar gobierno al no encontrar socios para su partido, al que reprochan sus escándalos de corrupción y la aplicación de medidas de austeridad económica.
El jefe del gobierno saliente ya confesó que apuesta por el fracaso de Sánchez y, aunque ha mostrado su disposición a intentar formar gobierno, si el socialista no lo logra, no esconde que lo más probable, en ese caso, es que el país tenga que volver a las urnas el 26 de junio.
Una posibilidad que en los círculos financieros y empresariales españoles verían como «una fracaso incomprensible de nuestra política».