Por Diego Urdanta/Anna Cuenca
Madrid/AFP
El conservador Partido Popular, del jefe del gobierno español saliente Mariano Rajoy, salió reforzado de las legislativas del domingo, según resultados definitivos, pese a no obtener mayoría absoluta para gobernar en solitario, como ya ocurrió en diciembre.
Convocados a las urnas por segunda vez en seis meses, los españoles estaban llamados a romper el bloqueo político que mantiene a la cuarta economía de la Eurozona con un gobierno interino desde hace medio año.
Sin embargo, el resultado volvió a pintar un paisaje político fragmentado, en el que la coalición de izquierda radical Unidos Podemos no logró finalmente superar, como esperaba, a los socialistas.
El PP se erigió como el único beneficiado: pese a haber renunciado a formar gobierno tras las últimas elecciones por falta de apoyos, Rajoy logró que su partido pasase de 123 a 137 escaños en una cámara de 350 diputados.
En las primeras elecciones en Europa tras la victoria del Brexit, había cerrado su campaña presentándose como garante de «estabilidad» ante los desafíos que planteará la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
«Reclamamos el derecho a gobernar precisamente porque hemos ganado las elecciones», lanzó Rajoy desde la sede de su partido en Madrid, donde una multitud ondeaba las banderas azules de su formación al grito de «¡Campeones, campeones!».
Pese a los innumerables casos de corrupción que pesan sobre su partido, Rajoy, de 61 años, ganó defendiendo su balance económico.
Después de seis años de crisis, la economía creció 1,4% en 2014 y 3,2% en 2015 y el desempleo bajó seis puntos aunque sigue siendo extremadamente alto (21%).
«Voto por Rajoy porque prefiero lo malo conocido a lo malo por conocer», había dicho a la AFP Luis Fernández, un mediador social de 37 años que votaba en el popular barrio madrileño de Lavapiés.
El PP se queda no obstante lejos de la mayoría absoluta y necesitará buscar aliados para formar gobierno.
Decepción en Podemos
Buscará sin duda el apoyo del PSOE, que quedó segundo con 85 escaños, frente a 90 en diciembre, su peor resultado desde el retorno de la democracia a España en 1978.
Su líder Pedro Sánchez, de 44 años, aseguró una y otra vez que no votará por un gobierno conservador, pero la situación política podría llevarlo a permitir con su abstención un ejecutivo del PP en minoría.
«A pesar de los augurios que insistentemente anunciaban (…) la pérdida de nuestra relevancia para la vida colectiva de nuestro país, el partido socialista ha vuelto a reafirmar su condición de partido hegemónico», afirmó.
Pese a la pérdida de escaños, Sánchez logró evitar la gran amenaza que pendía sobre su cabeza: que la coalición radical Unidos Podemos le arrebatase el liderazgo de la izquierda.
Encabezada por Pablo Iglesias, de 37 años, dicha coalición -formada por el partido antiausteridad Podemos, los ecocomunistas de Izquierda Unida y varias pequeñas formaciones regionales- sumó 71 diputados como en diciembre.
Tras años de drásticos recortes en políticas sociales que dispararon la desigualdad, muchos españoles confiaban en que ganasen poder para poner en cuestión, aliado a otras izquierdas europeas, la austeridad imperante en la UE.
Sin embargo, sus aspiraciones se vieron frustadas: juntos perdieron más de un millón de votos respecto a diciembre y «el cambio» que prometían tendrá de esperar.
«No estamos satisfechos con los resultados, teníamos otras expectativas», reconoció Iglesias, en rueda de prensa en un teatro madrileño, donde la coalición izquierdista habían organizado una noche electoral prevista para festejar y que en lugar de gritos de júbilo vio caras largas.
«Es el momento de reflexionar», admitió.
‘Negociar y pactar’
El principal perdedor fue el liberal Ciudadanos, de Albert Rivera, 36 años, la otra formación emergente que junto a Podemos irrumpió en el Parlamento en diciembre. Pasó de 40 a 32 escaños.
Este resultado vaticina, por lo tanto, una nueva negociación a partir del lunes.
«Espero que lo hagan mejor y que sean capaces de dejarse de egoísmo y formar un gobierno», decía Justina Zamora, jubilada de 65 años, tras votar en L’Hospitalet de Llobregat, cerca de Barcelona.
Espero que «estén obligados a negociar y pactar», deseaba también Cristina Jiménez, profesora de 38 años, pese a que el fragmentado parlamento elegido en diciembre no logró investir a un gobierno, provocando estas nuevas elecciones.