Carmen Ganzález Huguet
Para RR
Alguien que entre violines me esperaba,
joven la voz, el párpado estragado
al beso de la luz, volvió cansado
a la heredad que el viento desolaba,
abuelo el pensamiento, no aguardaba
más que cumplir el tránsito acordado,
instante entre sonidos congelado,
aliento que al olvido menoscaba.
Nada pudo vencerte, fuego o hielo,
ni someter tu sílaba insumisa,
ni encadenarte a este cautivo suelo.
¿Cómo asir tu aletear, ave remisa,
que no ataste tu canto ni tu vuelo
a la seguridad de una cornisa?
del libro Bitácora
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