A ROQUE DALTON
Grito perenne, palabra viva
Merecido lugar en el parnaso
Dragón multicéfalo de mil metáforas
Vos ROQUE, tan pueblo
Tan americano
Tan guanaco
Tan cabrón;
Eternidad a tus letras
Palabra hombre,
Palabra revolución, ternura
Ojo de venado
Metralla de sueños
Hambre
materia
Pan
Poema.
HACE YA MUCHO DE LOS IDUS DE MARZO
Esta mañana se cuela el humo entre tejados
Huele a viernes,
a incienso a olivos
a aserrín teñido
huele a costumbre
a dudosos creyentes
a colonia de obispo
a sudor de pobre
huele a tradición
pan y circo, vía crucis de opresión
a testaruda fe
resignación
huele a viernes a tristeza
y por qué no
a olvido.
LOS DOMINGOS A LAS TRES
tu sonrisa
se estrella contra los cardos
como un viento kamikaze.
DESCONOCIDOS BARBADOS ME CONDUCEN
De levita negra
sus ropajes
En lúgubre entrada
un cuervo grazna un réquiem.
La bienvenida
es con guadaña.
Ella me espera
No discrimina
No le sorprenden suntuosos trajes
Ni reverencia linajes.
Me recibe.
Llueve
Pero ya no importa
En el ocaso de mi cuerpo
Una última pausa
Un desmayo
Carcajadas
Absurdo protocolo
Al final, todos,
Todos lloran.
CUANDO MUERE UN POETA
Son más fríos los octubres
y más grises los tristes.
Inefable es su partida en el crepúsculo del verso
Vela en el parnaso.
Huele a nostalgia.
Silente se torna el mar de las metáforas.
No hay epitafio que le haga justicia.
Dolientes,
Nocturnas aves alzan vuelo.
Desprecia un ángel sus alas
De hastió muere un demonio.
El paraíso no le espera
En el averno, nadie lo reclama,
La tristeza es una vieja jorobada, mendiga un abrazo.
Absurda cae la arena
Cuando ya no ajusta el reloj
Inconsolable la pluma vive de nostalgia
naufraga
En un océano de poemas.
AQUELARRE
Gótico templo se estremece
Antiguo reloj marca las tres
un ánima
advertida por los canes,
En la azotea
una constelación.
Centellante
grazna un cuervo.
Frío el viento lanza una tonada.
Confundidas con humos industriales
se mesen las cortinas celestes
El vaho que respiran
proviene de las fauces
de la bestia que es la muerte
Aparece azul la luna
su reflejo se desliza
sobre espaldas de nocturnos seres.
Faunos y quimeras
Se oyen gritos,
aullidos
Sonrisas bacanales
Un réquiem es la tonada de
violines infernales,
hay conjuros
Mandrágoras, viejas lápidas
Sobra el vino,
el estruendo de sus risas
mezcla seductora de sus cuerpos.
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