AMOR OTOÑAL
Él le regaló una rosa negra en la ventana de la tarde
y su corazón entibió el frío que lo habitaba.
No quería creerlo,
más con el tiempo
albergó la luz en su mirada.
Era el preludio de un nuevo sol
ese que recién descubría
y supo entonces
que era suyo el verano,
nuevo el jardín.
Un arcoíris de violetas florecía
en su corazón marchito,
casi extinto.
Él había arado con su beso en su desierto
y se hacía eco de un fulgor inquietante,
como un rayo de sol en el horizonte,
como el amor que llegó de puntillas,
como este verso al despuntar el día.
IMPOSIBLE
¿Cómo pedirle al mar que acalle su bramante furia?
¿Cómo devolver a la vida lo nunca sido?
¿Cómo devolver la inocencia perdida?
¿Cómo detener los latidos sin partir?
Abandonarte sería detener este río vivo
De mi sangre atada al cardumen de besos
Que me circunda
Navegar contra la corriente en el fuego de ninfas
Que cobijan este nínive corpiño que dio frutos ayer.
EXTRAÑO
Extraño nuestro edén perdido
el paraje de tu sonrojo
la colonia de tus besos
tu cuerpo,
mi oasis
mi esperanto
nuestro altar
Extraño el trazo de tu sombra
El lienzo de tu boca
La madriguera de tus besos.
las noches largas
y el febril encanto
de nuestro sexo
bajo la luna llena.
SERÁ
¿Volveré mañana a contemplar mi ocaso?
¿Verán mis ojos el fruto de mi esfuerzo?
No lo sé.
¿Veré mi piel recogerse con los años?
¿O mis huesos inclinarse sobre mis pasos?
No lo sé.
¿Volveré al ocaso en la hora infeliz del adiós?
¿O perderé el aliento en un súbito sueño?
No lo sé.
Mas sé que un día volveré donde todo inicia
y seré la pájara que canté al son de tu aurora,
la flor que se iza al sol en un frío panteón,
el agua fresca en las pupilas de un recuerdo,
el arcoíris ensombrecido de memorias recurrentes
una caricia dormida en tu sábana nocturna
la suave brisa que llame a tu puerta.
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