AUTORRETRATO
A LOS OCHENTA
De niño, me decantó el silabario,
por él llegué al amor y la poesía
y fue un poema aquella infancia mía
en mi suelo natal, Villa El Rosario.
Hoy, mi mochila es un abecedario.
Peregrino del canto, hasta ese día
en que la Sombra Gris, lenta o tardía,
coloque en mi solapa el relicario.
Los años van delimitando el paso,
leves rayos me anuncian el ocaso.
Hago un recuento, fácil inventario.
El debe está bien y el haber anuente
a cubrir lo necesario. Estoy solvente.
Y libre gozo mi canto octogenario.
S.S, 2016.
VEJEZ
Este cuerpo mío de lento caminar
pausado va sin prisas encorvado
y como débil ángel desahuciado
sufre los días acortándose al pasar.
Aterido se abstiene de avanzar
como si el ir despacio y relajado
es igual a un camino desandado
o tímida inflexión del verbo amar.
Es tarde. No hay regreso ni manera
alguna de parar esta carrera
del tiempo que no cede en su andar
implacable, imparable, justiciero.
Y sigue la vida. Entretanto espero
la hora en que la noria cese de girar.
ENFUNDA LA GUADAÑA
Dímelo Sombra Gris ¿a qué has venido
desde el frío rincón en que me acechas?
Las manos del adiós están desechas
y el vino de mi jarra consumido.
Cierto también que solo y distendido
está el arco. El carcaj pobre y sin flechas.
No tengo versos nuevos. Las endechas
mustias están por el dolor dolido.
Pero dímelo ¡oh, confidente Sombra!
¿acaso hasta mi nombre al tuyo nombra
y pide tu presencia sin demora?
No es tiempo aún. Enfunda la guadaña.
Cuando parta el amor a tierra extraña
entonces, Sombra Gris, será mi hora.
MEMORIAS
DE HOSPITAL
Camina despacio. Larga fila
rostros de pena, mustios, ateridos
ojos de insomnio atroz, soles perdidos,
¿cómo hablar de fe y de vejez tranquila?
Camina despacio. Su paso enfila
tras la huella de fantasmas más sufridos
seres de rostro frío, desvalidos
¿cómo hablar de fe y de vejez tranquila?
Por el paso del tiempo inevitable
tiempo feroz de la huella irreparable
hoy la búsqueda es un final hermoso.
Mientras va tras la fila que camina
una sola promesa lo reanima:
paso a la fe, la calma y el reposo.
TIEMPO
SIN TIEMPO
El tiempo que rescato del olvido
es a mi vida como tiempo nuevo.
Es tiempo que me sabe conmovido
por la sabia presencia que renuevo.
Es decir adiós al corazón herido
cometa al aire que en amor elevo
ave que retorna a colmar su nido
dicha que urgido a cavilar me atrevo.
Es como el alba pura que amanece
cantando. Como espiga que florece.
Mi alma que una vez estuvo herida.
Es el tiempo sin tiempo que venero
porque redime el alma que yo quiero.
¡Es la muerte ofreciéndome la vida!