Tú y yo
En esta noche clara y constelada
de vagas inquietudes andariegas,
aunque el anhelo cruce lo imposible
todo hacia ti conduce mi ternura.
Más que el hogar, los hijos y el destino
y más que la pasión de oscura fragua,
nos unen los abismos de tortura
el fuego de la fe que nunca muere.
En nuestro amor de cauces escondidos
de metales purísimos y exactos,
se suman complicados engranajes.
Tú y yo, la vida, el beso repartido
el anhelo enredado en tus pupilas
¡Un destello de soles ignorados!
En este punto del camino…
Caminos que cumplir
¿Por dónde empiezan
si todo es comenzar
y volver a vivir?
Yo comienzo el camino
con tu nombre
¿En dónde estabas tú
ha tantos años?
Un juego con el tiempo
Dime dónde están las horas del pasado.
Dime si puedo volver a recorrerlas simplemente
bajando por la cuesta.
Dime – el amor – ¿En dónde lo olvidamos?
¿O quién torció el curso de la dicha?
Dime también si el tiempo helado
podría detener el tiempo que se va.
Porque entonces – iris de las hibernaciones –
podría reunir en un haz de luz
el hoy, mi ayer y tu mañana.
Dime si puedo borrar
este gris que se interpone
con esa luz azul
que envuelve el día.
¡Déjalo que crezca!
Porque a veces nos gusta
escuchar las palabras
tanto tiempo esperadas.
Porque el anhelo a veces
va buscando en los ojos
esa luz que comprende.
¡Ay, porque al fin queremos
ver rendido el dolor
a la dulce esperanza!
Por eso y nada más, el corazón,
el pobre ciego a tientas,
el pobre loco apenas
puede contenerse.
Yo no sé lo que buscan
mis veranos ardientes
pero tú no lo digas
¡Déjalo que crezca!
Saudade
I
Espérame al otro lado del río.
Yo lo cruzaré
desafiando peligros.
Tu amor me dará fuerzas
y cruzaré sin miedo
como cuando en tus brazos
saltaban audaces olas.
¡Amor, mis brazos quieren estrecharte!
¡Amor, mi corazón salta de júbilo
al saber que me aguardas!
¡Amor, te veo y todo se ilumina!
¡Porque sé que tu amor me está aguardando
resisto estas ausencias y saudades!
Y aunque pasen los años y de ti nada sepa
sabré que tú me esperas al cruzar la ribera.
II
¿Sabes que había roto mis espejos
por no ver el tocado?
¿Qué guardé la esmeralda y rompí mis brocados?
¿Sabes que tengo duelo en mis ojeras
por el desvelo de tu amor ausente?
¿Sabes que guardo soledad en mi pecho?
Pero si tú lo quieres
me pondré los collares, las ajorcas de oro,
me vestiré de novia nuevamente.
¿Sabes que porque duerme sola el agua
amanece fría?
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