Nacida en Cali, en 1957. Poeta con doble nacionalidad, colombo-alemana, graduada en Economía con Diplomado en Gerencia.
Ganadora Gran Premio Ediciones Embalaje, Encuentro de Poetas Colombianas, Colombia, 2011. Finalista IV Concurso Red de Bibliotecas Públicas Cali Colombia, 2009. Finalista Premio Carmen Conde de Poesía, Ediciones Torremozas, Madrid, España, 2012. Mención de Honor Concurso de Poesía De Los Objetos, Casa de Poesía Silva, Bogotá 2012. Finalista Concurso Literario Internacional Ángel Ganivet, 2017.
Sus libros publicados son: Búsquedas y encuentros (Caza de libros,2011), Los oficios en clave de Atenea (Ediciones Embalaje, 2011 y Apidama Ediciones, 2013), El amor es mi último veneno (Edición virtual, Dadá Ediciones, 2012), Huecos en la luz, (Ediciones Torremozas, España, 2014).
Ha sido invitada a diferentes encuentros nacionales e internacionales. entre otros, a los Festivales internacionales de poesía de la Habana, Cali, Bogotá y las Líneas de su Mano 10, Bogotá.
Igualmente, su obra ha sido publicada en revistas y antologías en español y traducida al inglés, al francés, al portugués y al italiano.
Una montaña dentro de un árbol
Estoy dentro de otra que desconfía de mí
una que tiene cuernos y domestica su comején
la que celebra funerales en los espejos
la beata que rezó por siglos
hasta santificar tanto su bien como su mal.
Hay otra que sabe quién soy y me desprecia.
Su risa arcillosa me aguarda
detrás de una altura carbonizada.
A medida que subo
me obliga a recordar mis caídas.
Pero sigo sin más opción que dar fruto.
Sobrepaso la bondad y su parálisis.
No me queda más que esta señal de nacimiento
los potros emancipados y una estrategia.
(Revista Con-Fabulación, 2014)
Declaración de identidad
Tengo el pie roto y soy mujer.
Guardo baratijas en el bolsillo y soy mujer.
Mujer soy -eso dicen.
Me levanto a las seis.
No preparo el desayuno.
Una tarde me olvidé de mi hija pequeña en el colegio.
Soy mujer,
odio los bolsos -su peso sobre mi hombro-
tener que cepillar mi pelo a diario.
Las faldas me estresan.
No me gusta disfrazarme de mujer.
No quiero mucho a los hombres
-apenas a unos pocos.
Soy mujer.
No sé qué haría si fuera presidente de un país.
No sé si me importarían los niños, las mujeres.
No sé si pensaría diferente a un político común.
Soy mujer
y no sé qué hay por inventar
si hay guerras justas
no sé si vive una mujer en mí,
no sé si tenga género esto que soy
o soy un desecho de algo
un invento
un ser viviente condenado.
Soy mujer.
Debo actuar en consecuencia.
Tengo mala suerte con las plantas
mi armario es un desastre
lo arreglo a veces para que no me ataque.
Alguien aseguró algún día que soy mujer
Lo que me gusta es escribir
leer poemas.
Me gusta besar y el sexo mañanero.
El amor a estas alturas aburre.
Soy mujer.
Adoro cocinar
y pensar en esta vida tonta
en los seres tan ridículos que somos.
Hace una semana me atracaron.
Estuve en peligro de muerte
y ni siquiera entonces recordé que soy mujer.
A lo mejor me hubiera servido para algo.
(Revista La Raíz Invertida, 2017)
Un minuto para las seis
En esta cama hay melodías
bajo la sábana
trota en silencio un caballo.
En esta cama ensaya la muerte.
Aquí dentro hay una casa
besos
una historia.
Sobre la almohada algo se devuelve
algo pregunta a gritos
pero siempre resbala.
En esta cama soy junto a mí- desconocida.
Tengo nombres que jamás recuerdo.
No hay punto de retorno en esta cama
todo es viajar y viajar hacia mí misma.
Aquí dan las seis y comienza el mundo.
Un mundo de aguas estancadas
sin locura
donde nadie cuenta su verdad
su pesadilla.
(Revista de poesía Luna Nueva, 2016)
Del bien y del mal
Soy tan buena y tan mala como una araña de dos cabezas. Y a veces, tampoco sé lo que soy.
Soy del territorio de los condenados y me crucifico cada mañana como debe ser.
Al mismo tiempo, tribus lejanas ni siquiera saben que existo.
Tajan los cadáveres con delicada devoción, comen de su carne alrededor de un altar, le arrojan encima una señal bendita. Comulgan con la misma sangre que a mí dice salvarme.
En palacios desconocidos, los poderosos rigen en los templos. Marcan con ejércitos y música el territorio donde se posarán las rodillas. Con fiestas diarias celebran la poderosa alianza del bien y del mal, pues, su verdad del bien es el bien y su verdad del mal es el mal.
Otros se escapan de la vida con elixires, a través de estados catalépticos o con poesía. Estos tampoco saben que existo. Sus numeraciones se reducen a una letanía de la cual no regresan y todo es bueno en su huida, pues, nada toca el cielo ni la tierra y, al mismo tiempo, todo es malo y horroroso en su vuelo refractado.
Todos van estrujando el bien y el mal en sus propias direcciones.
Nadie sabe que existo con mis estigmas, con el librito de oraciones de mi Primera Comunión, con el incienso, con la señal de la cruz.
Por eso soy tan buena y tan mala al mismo tiempo.
Prostituida por el blanco y el negro, por el pecado y la bienaventuranza.
Violada por dos rivales que se incrustan entre sí y se pulverizan.
(Revista de poesía Clave, 2015)
Apocalipsis
Milenio 1
Por la playa veo caminar una mujer que acaba de perder el viento, la orilla, a sí misma. De todo lo que tenía, le han quedado los pies para regresar del hambre.
Milenio 2
Ya no queda nada en esa playa. A las seis de la tarde me he dado cuenta de que la noche jamás llegará.
Milenio 3
Voy escalando una montaña. Detrás mío escucho la marcha de un ejército que está luchando en dos guerras al mismo tiempo. Un soldado me mira con un ojo alquilado, en sus rodillas no hay señal del barro por el cual se arrastra.
Milenio 4
Ya todo ha desaparecido. Ahora es la montaña misma la que marcha, pero no sabe a dónde se dirige.
Milenio 5
El niño detrás de la ventana ha comprendido el veneno mortal que acaba de teñir el vidrio. En sus dedos se acumula música, en sus hombros una levedad borra las preguntas y mira a través de sí mismo como a través de una culpa universal.
Milenio 6
Por mucho que excaven en los hallazgos arqueológicos, jamás podrán descubrir que el niño se marchó un siglo antes de desaparecer.
Milenio 7
Epitafios:
A los que aceptaron honores
sin corregir las verdades.
A los que impusieron silencio en los sacrificios
y lo esparcieron como tinta sin religión.
A los que no cuidaron el cristal, el otoño,
la vida o cualquier otra cosa que se quebrara.
A los que únicamente lucharon
y tenían música.
A los que pensaron que pensaban
pero detrás de sí mismos.
A los que nunca se horrorizaron
ante el latido de su corazón.
A los que no enloquecieron.
(Revista La Raíz Invertida, 2017)
Fermento
Fertiliza mi respiración
esa alimaña salvaje entre tus cejas.
Madrigueras maceradas
levaduras
madreperlas
de esas que brotan a las seis de la tarde
cuando las sábanas reptan por tu huella dactilar.
A lomo de nuestros potros el vaivén de un galápago.
Entre ciruelos y aceite de mil en mil los racimos.
A la hora precisa de un segundo flotante
lo concéntrico se convierte en centrífugo
tú te haces fauno del humus y el fetiche
y yo me consagro en otra
que te condena a recordar a otras
que sin saberlo en ti me nombraron.
(Inédito)
Una mañana sin día
Amanecí convencida de que he vivido mucho
quién sabe si fueron segundos o milenios
el caso es que ha sido demasiado.
Este silencio que nunca cambia ha sido el tiempo
los ejércitos y las manos ambulantes fueron el tiempo
tiempo fue la especie y su monstruosidad congénita.
Amanecí y la tierra se me hizo tan larga como lo vivido
y también yo me volví extensa hasta el dolor.
En verdad
este planeta es más insalubre que el Universo
y yo tan pequeña y antigua junto a la ceniza.
He vivido demasiado y sin un sólo descanso.
Sin olvidar
sin hacer
sin dejarme matar.
Hecha sólo de carne.
Se vive en zanjas y de todas partes cae algo débil
hay leche para los cachorros, pero luego es olvidada
algunos se convierten en presas
otros imponen alguna doctrina.
No sé por qué he vivido tanto
no me alcanza el dormir para estar despierta.
La vida no transcurre
se acumula en sí misma.
Un paso sobre otro es caminar en caminar.
Me siento infinitamente esparcida sobre el mundo
tan alargada que ya no importan mis fronteras.
(Revista Otro Páramo, 2017)
Álbum
María era cerrada como una casa triste.
Isabel combatía de día y de noche
y en las paredes pintaba caminos truncos
para poder descansar.
Beatriz, aunque falleció hace tiempo
no quiso irse ni me deja en paz
por eso escribo aquí que ella cuando vivía
tampoco tenía dónde descansar
y que se fue dudando del evangelio.
Berta estaba partida por la mitad
tenía una marca envenenada en un muslo
tres arañazos y una canción sagrada.
Angélica amaba las tablas de multiplicar
porque los números son altos impostores.
Alejandra.
No digo más.
Alejandra y basta.
Leticia coleccionaba palabras de colores
inventó un alfabeto de letras metálicas
en él había cuchillos, pulseras y aviones.
Abracadabra Enriqueta
mariposario en tus cabellos
saliva verde en la garganta
y dos lagos amarillos en los ojos.
Cleotilde, inversa.
Luz, inversamente proporcional.
Fidelina, con-versa.
Tresa por cuatra.
Cuatra por cinca.
Mil millonesas.
En fila india
bailando rondas.
Callando.
Gritando.
Luchando.
(Inédito)
Madre
¿Si te escribo me leerás desde el universo?
¿Sabrás allá donde ahora estás
-entre la insinuación del sueño y el infinito-
que ahora estoy vieja como tú
que ahora ya puedo comprender
las razones de tus esquinas resbaladizas
tus cultivos de frailejones congelados
y la expresión poligonal de tu rostro?
Madre
tal vez te viera llorar si ahora me vieras
tú, que amabas mi belleza
mientras yo esperaba la voz que aún espero.
Ahora todo viaja
hacia un punto amargo de reconciliación
hacia el fracaso
hacia la paz unilateral de la tierra.
Mira
ya puedes llevarte las puntas de los alfileres
los verbos de mis sílabas pulverizadas.
Aprendí lo que tú querías aprender
madre léelo desde el infinito.
Escribí lo que tú querías escribir
madre
llévate los deseos sin herbario.
Me decidí a ser feliz
espanta la víbora debajo de la cama.
También grité
luché
y no quise regalar ni una sonrisa.
Madre
la gente me miró entonces con desconfianza.
¡Grita victoria mujer!
¡Descansa en paz!
En mi jardín hoy tengo las flores exactas
faltarás siempre tú
pero ahora ya estoy vieja
ya puedo comprender tu furiosa despedida
el injerto en tu alma
la forma curva de las distancias.
Ya puedo comprender
el significado de las palabras que nunca dijiste.
(Inédito)
En círculos
¡Cuánto te conozco buitre!
Te he visto poblar la tierra
a veces con disfraz
a veces con tu desnudez de sangre
con una voz testaruda
de trueno maniatado.
Tu intriga duele.
Buitres
sobre victimas cansadas
sobre maizales de odios
y salamandras asesinas.
Buitres de pestilencias erráticas.
Lo impronunciable de la tierra
los rezos
las iglesias
las coronas de los reyes.
Buitres y bombardeos
buitres y codicia.
Cinco mil años de tragedia.
Buitres imperiales
sus perdones deshonrosos.
Su religión exacta es la paciencia
confiar en los sueños fallidos del pastor
en la caída de los ciegos
en los eternos ciclones.
Los buitres nos enseñan
que la tristeza es así
así es el reino animal.
Nunca retiran su sonrisa.
La ingenua carroña
es su eternidad.
(Inédito)