ELVIN MUNGUÍA, hondureño, poeta, narrador, antólogo, extensionista cultural, editor (Goblin Editores), Consultor.
Entre sus títulos publicados están: 7 cuentos sin hadas (2007), La calle sin nombre (cuentos 2008-2010 Goblin Editores), En el Sueño de la Sombra (cuentos, Goblin Editores 2009), Poemas cotidianos para Breya (Goblin Editores 2011); Brevedades y Rosarios (Poemas, Goblin Editores 2010), La Absolución del Círculo de los Cuatro Jinetes, (novela, Goblin Editores 2010/2013/2015); Tres Libros Reunidos (Poesía Goblin Editores 2013); Cuando la Muerte Deje de Soñarme (Poesía, Goblin Editores 2016) “El Escritor Como Científico en las Sociedades del Simulacro” entre otros títulos.
También ha publicado las antologías:
Antología de poesía: Tratado Mesoamericano de Libre Poética Ecos Náhuatl, Honduras-México, (Goblin editores 2010); Relatos impresionantes de autores impresionantes (Goblin editores 2010); Antología del cuento hondureño siglo 21 (Verbo Editores 2012), en colaboración con los escritores: Melissa Merlo e Israel Serrano.
También sus poemas y cuentos se han publicado en antologías de México, Colombia, El Salvador, Guatemala, Italia y Argentina.
Coordinador del proyecto “Caminando hacia la lectura”
Ha sido traducido parcialmente al italiano, portugués, bengalí e inglés.
Coordinador y fundador del “I y II Encuentro de Escritoras y Escritores “Poeta Antonio José Rivas” Comayagua 2012 y 2013”.
Otras publicaciones: investigaciones (históricas, económicas, agrícolas, políticas y sociales), ensayos diversos, prólogos, comentarios, artículos en revistas, periódicos, blogs, y textos pedagógicos.
SOMBRA DE IXSHARA
(Poema menor para ser leído con la
“Suite para Violonchelo # 1 en G mayor de Bach”,
Interpretada por Yo-Yo Ma)
Si yo fuera unos años más joven,
muchacha “potencialmente loca”
que me traes envuelto en tus zarabandas,
me quedaría a dormir
lujurioso y sutil en la ternura de tu escote
o en el centro de tus piernas.
Pero la vejez
como la mortalidad
es algo que me ha llegado temprano.
Son pequeños carontes
que me llaman, severos y quejumbrosos,
hacia el plano de los idos, de los marchados,
de quienes sólo tienen para lanzar hacia el poniente
el último exhalo.
Chelos,
violines y pianos
será el recuerdo de mis manos por tu dorso.
Serán en tu imaginación, muchacha,
los pétalos de las flores, con los cuales alguna vez
te acaricié los pómulos.
Serán labios del viento,
labios de besos indocumentados
y de besos legados a la lluvia del recuerdo.
Muchacha,
muchacha piel de música,
muchacha galopa,
muchacha silencio,
muchacha blanca,
redonda,
corchea, nota Do,
muchacha clave de sol,
sonatina de Mozart,
preludio,
“Claro de luna”,
muchacha de todos los mares;
me quedaré en tus oídos
como el marino arpegio se instala
en las entrañas de los caracoles.
Muchacha,
sombra de Ixshara,
que en el pecho me has instalado timbales
para que a todo Rosauro percutan.
Muchacha guitarra,
muchacha mezzosoprano,
muchacha concierto,
muchacha jardín,
muchacha lobo que me aúllas desde la luna,
desde la flauta y desde el oboe,
muchacha que me llamas
y que me enllamas;
si fuera 100 generaciones menor,
pactaría con Mefisto
un intercambio de alma por tres minutos
para auscultar como un fauno voyerista
el misterio de tus sueños.
Muchacha acertadamente loca,
si tuviera la sabiduría de los muertos
y la ignorancia de los vivos,
andaría entre el cielo y el hades.
Muchacha, sombra,
sombra de mi onirismo
de mi espíritu volátil y agrario.
Si fuera unos años más joven
me dejaría amar
por lo que dure el concierto # 2 de Rajmáninov
sin preguntarle a las aves
sobre las tierras y los gozos
que hay más allá de las nostalgias.
Muchacha poesía,
muchacha música,
ojos de leona.
¿Quién no quisiera volver las noches atrás
y buscarte entre los sépalos de las rosas?
XV
Un poema es un milagro, Pedro. Úsalo no como un arma, sino como un abrazo para quien fulgura el rencor en su pupila. Toma la luz que te he dado y anda entre los tétricos paisajes de este mundo. Ilumina la conciencia de los ciegos y crepita como una llama hacia la luna. Anda sobre el mar, anda sobre los llanos, anda sobre el asfalto, anda sobre el sediento valle, anda en el oscurantismo atroz de las ciudades. Silba un poema, Pedro, y guía en su migración a las aves. Ve con su luminaria a mostrar el camino a los perdidos. Anda, reparte la poesía que te he dado y alumbra, roca, sol, a los mortales.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
FRENTE AL MAR LEYENDO
“Mundo de cubos”
de Nelson Merren
Está solitario el mundo.
El muelle es un esqueleto
que se vuelve líquido
en el reflujo de los astros
que explosionan lejanos.
Cadáver que se evanesce tempestuoso
en la marea de este tiempo
en el aterido desfallecimiento de las gotas
que marinas se escapan desde el horizonte
desde el piélago que pernocta en la ola
en la conspiración de la espuma
en la huella que la noche oculta
en menudos granos de arena
acumulados
para sublimar el ocaso
para sembrar estaciones de meses
y de trenes que se someten al rito del silencio
a la pasión del beso que la brisa se roba
en cada respiro.
Al culto de la sensualidad
con la cual la gaviota sella su ruta
y en la arena genera terremotos
que destruyen microscópicas dunas
minúsculos mundos
que palpitan en sus escombros:
nuevos
florecidos
renovados
calculados
sometidos a la crepitación estelar
de una inmensidad extenuada
de un infinito multiplicado
en agujeros negros,
en agujeros blancos
en agujeros que derivan la vigilia del universo;
de este universo
ajustado a la matemática cubica del destino,
ajustado a la forma tangencial
del abismo que es la vida.
Amorfa vida que evoluciona
punto donde todas las casualidades se cruzan.
Destino de programas
de azares ajustados a planos preestablecidos,
Materia cósmica
Cómputos inexactos
Astral materia.
De subrepticios microcosmos
de partículas y hondas
de fuerzas que nos curvan
de sinapsis y neuronas
de la nada que es la vida
de la muerte que es el todo.
No tiene nada ya la vida
no hay significado para la muerte
estar en esa espera
en la recurrencia de esta horizontal presencia.
Y es la misma silla con su “luz toxica”
con esta luz que aviva las sombras
y que nos llaman
desde el muelle anquilosado
desde su ánimo exhausto
desde el diafragma constelado
desde el Orión lejano que aletea
como Pegasos desbocados
en prados infinitos
en oscuros prados
sembrados de constelaciones
de novas que fertilizan el universo
que preñan la creación
con su big bang
con la resonancia de su fuerza anónima que azota vórtices
desde sus perpendiculares planos que reflejan sus destellos
como espejos de serpentinas superficies
como ondulantes retratos atrapados en múltiples formas,
en múltiples triángulos,
esferas y cubos que se ubican en una voz que late,
y desde su llamado
pulso que rastrea atemporal
la génesis del demiurgo
que convoca a los dioses frente a un mar
frente a un Jaguarizado mar
que se agita para ascenderles
para abducirles desde la disolución de la momia
que es el muelle
hasta el Yaxché
que los transmigra
que los alberga
que los deja morir
que los resucita.
*De “Brevedades y Rosarios” (G.E. 2010)
ESTABA PENSANDO
EN HACERME UN CAMINO
Una vereda por el monte
por tu monte Venus.
Vereda que me lleve a la selección y al misterio.
Vereda de vidas milenarias
de fortunas encubiertas
de historias del origen humano.
Quisiera hacerme una vereda por tu monte Venus
para descubrir el secreto de las evas
y de las diosas.
El evolutivo secreto
de quienes nos hicieron a su imagen
a semejanza suya
de aquellas que nos forjaron con sus elementos
con sus moléculas
que nos moldearon con su ADN.
Diosas constituyentes de la vida
diosas creadoras del multiverso.
Traedoras de gracia
diosas que parieron
como una bendición insatisfecha
la especie humana.
Un camino quiero
una vereda para que me lleve
al descubrimiento de la iniciación del tiempo
y del viento.
De la gravedad y del peso
de la materia sin masa tras el velo.
Descubrimiento del tacto
y del silencio.
Descubrimiento de los secretos y las fruiciones
que aún no se dan por descubiertos.
Antropología e historia.
Simetría
Carbono 14
Paleontología y prehistoria
matriz del amor.
¿Cuántos secretos habrá en ti Venus?
Qué ancestrales y ariscas hadas
se dejaran develar a los ojos
de exploradores milenarios
como un enjambre de mariposas monarcas.
¿Qué habrá bajo tu monte?
¿Arroyos?
¿Intemperancias?
¿Manantiales?
¿Frescura y fuego?
¿Qué habrá?
¿Habrá el origen de los sueños?
¿Crujirá tu cuerpo al posarse un dedo
en las fallas
en las vetas de tu mina?
¿Gemirás como gime la tierra?
¿Trepidarás como cuando en temblores
se retuerce el planeta?
¿Qué sentirán las manos al contacto con tu arcilla?
¿Qué escalofríos y desesperos
te provocará por todos lados
al entrar en la caverna
el duende de las contentos
como una espiración tropical
como cuando se espera el correo
que trae una carta desde alguna frontera
desde algún exilio.
Como cuando pasos van
largamente andando por un rompeolas
y los ojos se ensimisman
en el sensual beso
del oleaje con la playa
.
Hacerme un camino
una vereda por tu monte quiero Venus
y recorrerlo.
Recorrerte desde tus pies que tocan la piel
de una tierra menos hermosa
que la tuya.
Hasta tu pelo que te riega
como brunos riachuelos
los hombros.
Como cuando una mano recorre una espalda.
Como cuando un masaje se deja llevar hacia un cuerpo.
Desde allí
desde tus pies andaré buscándote
por todas partes buscándote
como se buscan resedas
en un terreno extenso
extenso y arbolado.
“Te besaré en las caderas”
En los muslos como si fuera
la alegría de un náufrago
que llega a tierra.
Tierra de las promesas
consagrada tierra
tierra, tierra
a tu tierra Venus.
Fértil tierra
donde propagarán caricias
como besos mis manos.
Buscaré en tu tierra el secreto
el secreto de dos pirámides.
Pirámides perfectamente apuntando
hacia todos los puntos cardinales.
Lácteas pirámides que aguardan el maná
la ambrosía
el alimento no sólo de los dioses
o de los inmortales
alimento de la humanidad y de los sueños.
Alimentarme de ti
sin comerte querré entonces.
Comeré y beberé
y miraré tus pirámides moverse
levantarse
levantarse y quejarse también como el planeta
levantarse hacia los solsticios
hacia el universo.
Quizá no pueda en una noche
en una madrugada
en un día recorrerte
descubrirte toda.
Pero al menos y por lo menos
habrá terremotos y tsunamis en tu pecho
y en tus venas.
Y habrá un núcleo
núcleo de tu tierra vibrante encandecido.
Y serás un río
ya no un arroyo sino un río
río de lava al desborde.
¿Cuánta esencia saldrá de tus montes Venus?
(Venus
razón
latifundio ancestral
justicia
inflamación y victoria del amor.)
¿Cuánta celebración habrá en tu cuerpo
y en mis manos?
No seremos visiones ni avideces.
Seremos la primera utopía consumada.
Será una mano puesta en tus caderas
en tu espalda
en tu delirio
y en tu fuego.
Venus… susurrará el viento largamente
y se estirará tu tierra con placentera pereza
y yo Venus
me abrazaré a tu espalda
para besarte un poco más
para que sin fugaz
ni entredichos o cansancios.
Ondeando la luna
sobre la dermis del caribe
un astro segundo en orden al sol
bien nos encuentre
bien
nos amanezca.
*De “Tres Libros Reunidos” (G.E. 2013)
VII
Siéntate a mi siniestra, Pedro, te convido a tomar un trozo de poema, tómalo en todas las lenguas y habla de la gratitud de quienes sueñan, de la mariposa que se extiende en un abrazo, del soliloquio de la aves. Toma un trozo de poema, Pedro, y repártelo al desamparado, al que se abandona a sí, al que espera el amor y jamás le llegará un abrazo. Esparce las migas, para que se alimenten también los olvidados.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
DESDE ESE PENTAGONAL BOSQUE
El encanto del nahual se difunde
en una lluvia de plumas.
Liberadas,
se acomodan en las huellas
y en el delgado aullido del coyote;
para domesticar el frío,
para acunar la luna.
Los ríos se llenan de luces,
de melodías que bajan en la serenada somnolencia
de infrecuentes,
de locos duendes;
voces de la noche,
florecientes otoños ancestrales
en el vuelo sepia de las hojas.
Nada más viene,
nada más canta,
sólo el tocorón
y el duende
que hace resonar,
en las aristas del universo,
las cuánticas cuerdas
de galaxias diminutas,
lejanas e intemporales.
Es esa pequeñísima gota,
esa llovizna que nos grita desde el pómulo
y es el estremecido aleteo del levante que nos enceguece.
Se desdibuja
tras las nubes que se estiran
y se vuelven el sendero de las aves.
La estera de los ángeles,
la sombra clara de la roca se abre
como puerta para guarecer el secreto,
el anónimo nombre de la inmensidad
que nos desvida, que nos desueña,
que igual nos insta
cotidianamente a fantasear
con el espíritu animal que nos recrea,
la feral melodía de esta tierra
y el voluntario
y atroz exilio que nos tienta
a toda hora.
Desde ese pentagonal bosque
el encanto del nahual
nos llama,
nos vigila.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
PRECIPICIO
No podrán los coyotes
levantar con sus aullidos
tu espíritu
desde la demencia del olvido
ni los buitres,
desde el vientre de la muerte,
paladear la pulcritud de tu carroña.
No podrá la luna, aún con el enigma de su rostro
ni la mortecina silueta de su siniestro colmillo,
invocar el secreto de tus huesos
ni los huéspedes de este círculo
quebrantar las leyes que te llevan,
Acechanza,
a ser dinámica extensión del misterio.
No enviarán lluvia,
como lamentos, los Señores del Cielo,
sino legiones de gotas como besos
para apacentar los ruidos
que apartan al sabio del sendero.
Salpicará la sangré,
girará la rueda,
terminará el ciclo
y el búho, junto a los cuervos de vasta memoria,
se levantará desde el fondo astral del sepulcro,
canto de una estirpe nacida de un libro sacro,
libertad del ego,
declaración de guerra,
insurgencia
hacia un dios avaro.
No podrán los aullidos
ni las jaurías del Xibalbá
roer las tinieblas de tu carne
ni hartarse de tu luz
ni alimentarse con la savia de tus raíces.
Serás un aparecido,
un tocorón que canta
la vitalidad de lo clandestino;
errante anémona,
desterrado chamán,
guía insurrecto,
deidad fractal de los sueños,
expectantes brazos
al vuelo astral de los muertos.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
NOSOTROS HEMOS VENIDO A ESTA TIERRA
a saciar la sed de los corderos.
Hemos venido
desde el otro lado de la inmundicia
a poblar este valle,
a arrancar
herrumbrosas cruces,
viejos símbolos del infierno.
Hemos salvado la demagogia
y el canto de malditos señores,
el espanto de los pueblos en desidia
y aquellos que invaden los caminos
como hierbas malas,
como mala bruma,
como fronteras rodeadas de morteros.
Hemos encendido los carbones
que humean libertad en el plexo,
las piedras del poniente.
Ilumina,
ilumina eclipse de luna,
la concavidad de esta noche,
su apagado pulso,
su ojo ciego,
su macilenta aura.
Hemos venido entre el alboroto del polvo,
desde la senectud de los árboles que confluyen
en el bosque del misterio,
a renacer la memoria de este suelo.
Hemos venido nosotros,
los errantes
los anacoretas
los clandestinos
los sin arraigo
los que se resisten a fallecer
en las siniestras manos del sistema,
a sembrar poesía,
a repoblar la memoria,
a vitalizar las flores,
para que fluya el espíritu de la vida.
Hemos venido
desde el otro lado de las llamas estelares
a levantar desde el olvido
la conciencia de los muertos,
el gozo de los tristes,
el sueño de los insomnes,
la música de los ríos,
las raíces de la tierra.
Hemos venido a calmar en este árido valle
la lobuna hambre,
la insaciable,
la antiquísima sed
de los corderos.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
NÓMADA
es uno de mis nombres.
Traigo en mis ropas el polvo de mil naciones.
Mi camino
es el universo
y mi hábitat
la dimensión que rondo.
No sé del tiempo
ni del significado que trae la palabra fronteras.
Soy nómada,
sin más posesión que los poemas
que soplan hacia el horizonte
o aletean como gaviotas
hacia el cenit de la nostalgia,
hacia el “sinretorno” de los marchantes.
No tengo estrella por guía,
desconozco hacia dónde se ubica el norte.
No sé de las brújulas ni de isolíneas
ni sé de las estaciones que frecuentan
los sedientos de descanso.
Soy la expansión
y la extensión de un caminante,
de un andariego sin más mañana
que la aurora reptando al ritmo
del arroz y del maíz.
Sombra soy estirándose a su antojo,
hacia la indiferencia del sol,
hacia el viaje constante del ocaso,
hacia el sortilegio del indescifrable devenir.
Sombra soy de la aurora.
Sombra del día soy.
Silueta de la noche,
viajante soy.
Acechanza condenada a errar,
condenadamente bendecido a vagar
en el interminable gozo del paisaje;
Anacoreta sometido
al imperecedero vendaval del destino
y al lacónico juego del azar.
Bien y mal,
vagamundos soy
y mi nombre es:
Desarraigo
Caín
Exilio
Prometeo
Diáspora
Judas
Éxodo
Hades
Luzbel
Destierro.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
TU NOMBRE
es un pájaro que sale de mi boca
con sus alas extendidas.
(Libre
libre como es tu mirada
como libre es tu alma que no se somete al amor
ni a otra clase de jaulas.)
Tu nombre
es un pájaro que sale de mi boca
agitando las alas.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
PAPALOTL
Una nueva oruga
extiende las alas.
Revoletea.
Se confunde entre las flores.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
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MEZTLI
Todas las aguas reflejan su rostro
y florece.
Florece también esta noche
como mil pasifloras
en la nostalgia del iris.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
QUIYAHUITL
Recorrió la piel de Lempira
como un poema de Nezahualcóyotl
en distintos tiempos
y en diferentes lugares
de la gran rueda.
Antes de la gran batalla,
quiyahuitl sobre el Congolón
heló la dermis de las flores
y el canto del Coyote que ayuna
volvió a recorrer los guerreros brazos
del “Señor de la sierra”.
*De Cuando la Muerte Deje de Soñarme (G.E 2016)
Ella es la vida
y el susurro de la muerte.
yo,
el estertor del pajarillo
entre sus manos.
(Brevedades y Rosarios Goblin Editores 2010)
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Nerón
Nunca pensó
que su nombre
sería tan popular entre los perros.
(Brevedades y Rosarios Goblin Editores 2010)
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Yuki
(Nieve)
I
Tu nombre
cayó con el primer copo
y la belleza se refugió
en el blanco frío de la tarde.
II
Desde el Fuji
un viento te trajo
y eras un grumo pequeño
eras una estrella diminuta.
Entonces
en lo helado de nuestro rincón
te acomodaste
nos calentaste
y te llamamos Nieve.
(Brevedades y Rosarios Goblin Editores 2010)
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Las playas
Deberían estar llenas de poetas
pintando con palabras
inéditos colores
en el horizonte.
Y como si fuera una cometa
halando
suave
al sol
hasta el ocaso.
(Brevedades y Rosarios Goblin Editores 2010)
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Miedo II
Pájaro
alas vigorosas
no se atreven a volar.
(Brevedades y Rosarios Goblin Editores 2010)
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AL ATARDECER
nuestras espadas,
entre el suave retozo de Fujin,
se hablaron.
Cantaron su historia, cantaron su vida.
Al atardecer
las hojas de nuestras espadas
besaron de una y la otra
el tsuba.
Fujin,
del sonido de la muerte
se hastió,
sopló hacia la sabana sagrada.
Nuestras manos se soltaron del tsuka.
Tsukuyomi
se pigmentó con el espeso carmesí de los hombres.
Antes de terminar el alegre ritmo del verano,
nuestras espadas callaron.
Fujin lejano silbó,
entre las flores del cerezo
y el bermejo recuerdo de una tristeza
que al final del crepúsculo besaba el tsuba
de dos celestes espadas.
Nota: Tsuka significa en japonés mango o astil. Tsuba es la guarda o rodela que separa el mango de la hoja del sable japonés (katana). Fūjin es un antiuo dios sintoísta del viento. Tsukoyomi es el dios sintoísta de la luna, segundo hermano de Amaterasu Okami, (diosa del sol) y de Susanoo ( Susanowoo) dios del rayo, el mar y la tierra.
(Brevedades y Rosarios Goblin Editores 2010)
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