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Poesía del maestro Gavidia

Álvaro Darío Lara

Escritor y poeta

 

Provisto de un talento excepcional, de un afán erudito infatigable y de una robusta ética personal, Francisco Gavidia (1863- 1955), sigue siendo la piedra fundacional de nuestra literatura patria, aquella que comienza a espigarse con aliento seguro entre las últimas décadas del siglo XIX y los inicios del siglo XX.
Citado y editado abundantemente, sobre todo, durante la pasada centuria, Gavidia, es sin embargo, como muchos de nuestros clásicos, un gran desconocido.
Lo es aún más en el ámbito poético, donde el Maestro hizo un aporte fundamental a la literatura hispanoamericana, al compartir al genial Darío, sus experimentos métricos, mismos que lo llevaron a la renovación del tetradecasílabo español, al lograr incorporarle lo mejor del potencial rítmico del alejandrino francés. La historia de la traducción de «Stella» de Víctor Hugo, es conocidísima, y todavía guardo en la memoria, las actividades que algunas organizaciones cívico-culturales, como la Liga Panamericana de El Salvador, hizo en 1982, con ocasión del centenario de tal suceso.
El pasado me lleva hasta nuestro Teatro Nacional de San Salvador, donde se premió a un compañero de colegio, en un concurso que dicha Liga promovió. Rememoro, entre los que presidieron la mesa de honor, a don Luis Gallegos Valdés (1917-1990), nuestro querido don Luisito, caballero de la palabra, que producía aquellas crónicas y artículos, tan sabrosos, tan amenos, tan bien escritos. Nuestro gran crítico nacional, el hombre de gran sapiencia, y de trato tan gentil. Como bien decía en una ocasión el poeta David Escobar Galindo: «¡Cuánta falta nos hace…!
Pero, la evocación de don Luis, en esta oportunidad, nos remite a su labor como antólogo, al recoger una hermosa selección de la poesía de don Francisco Gavidia. Me refiero a «Antología» (Colección Poesía, volumen 13, Departamento Editorial del Ministerio de Educación, El Salvador, 1961), libro que reúne 29 poemas de Gavidia, procedentes de distintos textos de su amplia producción de versos. Un tomo muy bien estructurado, y que permite tanto al estudioso como al lego, hacerse de un panorama bastante justo de esa obra lírica y épica, que en Gavidia osciló entre su maravilloso clasicismo y sus sendas románticas y modernistas.
En el Gavidia poeta, ocurre algo similar que en el Gavidia narrador o dramaturgo, sus temas preferidos buscan vertebrar literariamente nuestra identidad: lo prehispánico, la conquista, la pesadilla republicana, las guerras, los ideales unionistas y los oros y miserias de la América del Libertador. Empero participa también esa visión que une las mitologías clásicas, europeas y orientales, con la grandiosidad maya, y con las travesuras del incorregible y misterioso Niño-Amor: «Sois el abismo mismo/Que puebla un caos y que engendra un mundo, /Y por negro y profundo, / Siento las atracciones de ese abismo» (Enigma Femenino).
Si hay una forma eficaz de hacer Patria, es enseñar a nuestros clásicos. La reedición de esta antología gavidiana sería un aporte atinadísimo ante las apremiantes necesidades de nutrir el alma nacional de esperanza, sobre todo, en estos difíciles momentos.

 

Ver también

Nacimiento. Fotografía de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural Tres Mil, sábado 21 de diciembre de 2024