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Poesía, el germen del poema

Mauricio Vallejo Márquez

coordinador

Suplemento Tres mil

La poesía es. Existe aunque no sea plasmada. A pesar de que su significado o su ejecución en el poema sea una posibilidad e incluso una incertidumbre cuando llegue a convertirse en comunicación, help puesto que su mensaje llega a trasladarse desde el emisor (el poeta) al receptor (lectores u oyentes).

Sin embargo, cure aunque no se de este proceso, la esencia de la poesía pervive y se irá mutando hasta transformase en poema en cualquier momento, sin importar lo que tarde.

La poesía es comunicación entre un alma y otra alma, porque se dicen cosas, se comprenden y se comparten, hasta llegar a vivirse.

La poesía es acción porque vibra y se deja sentir desde el momento en que es evocada y deja el silencio para transformarse en una voz perpetua que es convocada en la lectura, en la voz o en el pensamiento de todo aquel que llega a conocerla.

La poesía es vida, para ser y vivir por sí misma. No necesita la palabra para llegar a comunicar, todo depende de la razón y la voluntad que se tenga para transmitir o no por medio de su forma estética.

¿Por qué la razón? La poesía no es filosofía, pero de esta se puede dar la filosofía e incluso de la filosofía puede surgir la poesía. La poesía está llena de razón para procurar explicarla. Los sentimientos sólo son emociones sin un sentido mayor que la experiencia, pero al procurar explicarlo, al poner en juego la razón se llega a discernir esa voluntad artística en la ejecución cuando se utilizan los recursos empleados para embellecer la palabra, para brindarle ritmo, imágenes y toda la gama de requisitos preceptivos que requieren el poema. Y aunque el poeta tiene suficiente sensibilidad para descubrir la poesía aún en la oscuridad, no quiere decir que llegará a ejecutar el poema. Para poder llegar a este momento hay un largo camino en e que la maestría de conocer y aplicar la preceptiva literaria sólo es el principio, en donde encontrar la musicalidad de la palabra se vuelve uno de los primeros embrollos en los que pocos pueden llegar a superar, así como el conseguir la voz auténtica, la armonía correcta que te hace ser un instrumento de esa enorme orquesta universal de la poesía y que te hace a la vez alguien diferente, pero también parte de esa maravillosa cosmogonía de la poesía.

La poesía existe, pero el poeta es quien calcula, siente y confiesa esa vida. El poeta es el canalizador y traductor de esta esencia sobrenatural que nos envuelve y de la que somos parte.

Al saber esto, al llegar a comprenderlo y hacerlo parte de nuestra vida nos compromete como degustadores y cultores de este maravilloso arte que es capaz de ahogar el pecho o de cifrar la palabra, de procurarla espuma o de transformarla en bruma al leerla o escribirla.

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