Mario Pleitez (poeta salvadoreño). Estudió Ingeniería Química, profesor y licenciado en letras, Maestría en Artes y en Tecnología Educativa, Doctor Honoris Causa en música. Escribe poesía, cuento, novela, teatro y ensayo. Tiene editado tres libros y su obra está en periódicos y revistas especializadas en España, Francia, Puerto Rico, USA, Argentina.
AMOR VIRTUAL
Mientras me atrapa el insomnio
Converso con las sombras de la madrugada
Hago un inventario sobre tu cuerpo
Fusiono pasiones que me sobran
Para acortar la inmensa distancia
Que nos separa de la fibra óptica
Que no se caiga el sistema mientras te atrapo
Y te echo en mi corazón con triple cerrojo
Antes que te esfumes de nuevo
Como aquella tarde oscura de abril
Que con tus alas cortas,
Alzaste vuelo a tierras inhóspitas
Que maltrataron tu vientre
Que tejieron otros sueños
Que deshicieron tu pompa de jabón
Y para mi dicha, al menos,
Quedé a la inferior derecha
De tu corazón de estrella.
Navegando en el ciberespacio
Fusionamos el tiempo de improviso
Libertamos batallas de adolescentes
Remembramos querellas cuerpo a cuerpo
Rendimos homenaje consecuente
A nuestros amores primerizos.
Soy catador del vino añejo
El más codiciado manjar entre los dioses
Conservo tu aroma de niña traviesa
Ahora, eres mi fórmula secreta
Tengo el password en exclusiva
Para ganar tu corazón de mimbre.
INVENTARIO PRELIMINAR CONTRA LA AMNESIA
Inventarte y reinventarte cada día
Hacerte un espacio en mi zurdo corazón
Cobijar tus sueños con musicoterapia
Enhebrar tu ensortijado cabello una y otra vez
Las cuatro estaciones que se me escaparon:
El pájaro que se le olvidó volar,
La rosa del jardín de la noche
Los amigos que inundan mis insomnios
El Cupido que volvió a errar el tiro
El verso es mi moneda de trueque
Para impedir tu abandono
Esta canción ya fue borrada
Castrada, vapuleada, torturada
Y sin embargo, sigo aferrado a tu destino.
VARIACIONES IN VITRIO
(fragmento)
He querido deshojar el diccionario, arrancando una a una las palabras para alfombrar tu camino. Aunque ignoro el rumbo de tus pasos, tu mirada busca horizontes que no adivino, ni vislumbro. El viento me arrulla, me adormece, me despierta y monótona la lluvia, golpea los cristales, avisándome que los tiempos cambian… ¡Qué vana esperanza! El viento me obliga a soñar, la lluvia me entristece y el tiempo, ¡ay! el tiempo. El tiempo se anuda en las venas de mis manos.
Para qué quejarme, ¿qué pretensiones tengo? ¿Acaso no basta saber que aun lejanos tus pasos se acercan a la encrucijada donde los remolinos también te aguardan? Ahí estaré recatado. Ahí mis brazos abiertos querrán cruzarse estrechándote. Allí, el tiempo azul se vestirá de presente. Será entonces que tu cintura olvidará al viento y borrará el recuerdo de la lluvia. Mis manos entonces, mis manos, señalarán el camino a seguir y olvidarán estelas de amores incompletos, virtuales, minúsculos.
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