Cómplices
El eco de las risas se imanta con el viento,
las miradas cómplices cuentan lo innegable,
filósofas del vértice, de la sed de vida.
Nombramos sin asco las grietas del amor,
sentimos la espera en compañía.
De sed estamos hechas,
líquidos son nuestros días
diluyéndose en el tiempo.
Barrilete
Un barrilete sin fin
y los escrúpulos verdes de la agonía
desplegándose hacia el cielo
por donde nadie los ve.
Monstruo color ocre
que mira desde el cielo
la esencia global.
Lluvia torrencial
Es un gato o es un hombre
que usa la noche como antesala de la muerte.
Patrocinador del silencio
aparece entre gritos chispeantes de la lluvia torrencial.
La batucada de los techos de chapa
es un horrible canto para el sin sueño.
Las poesías de Oliverio
entretienen a ese solitario,
titilante hasta los pies.
No se despega de las sábanas que lo ultrajan.
¿Se atreverá a hacerle frente
al demonio forastero
que navega los charcos del patio?
No abraces la sombra
No abraces la sombra.
No convides banquetes a extraños.
No peques de mañana.
La raza de convictos esperanzados
golpea las puertas.
Sonrisas blancas queribles,
ojos tapando la sombra
y el pacto de silencio
dejándolos tiesos.
No acuses al distinto.
No bebas de ese cáliz.
No busques la piedad.
Inmolas al rojo
de blanco te cubres
camuflando el negro.
Desconocidos tus rostros,
sin verdad.
No abraces la sombra
que la sombra te abrace
hasta matarte.
La mulata en el petróleo
Se zambulle la mulata en el petróleo
y unos ojos coronan el acto con misterio.
Es la presencia esplendorosa
de su cuerpo en escena
lo que deja mudo a los cielos,
es el acto inimaginable
el que desorbita los ojos,
ella hundiendo sus piernas
en el oro negro
el acto en el acto de sumergirse,
el cielo un testigo enmudecido
cubriendo el margen
entre lo perverso del que mira
y lo humilde del que es digno de perdón.
Playa
La playa se desliza tibia
se expande y contrae,
es arena que vuela
y piedras azuladas,
sol que baja, quema, roza,
mar en movimiento
mojando la tarde, que se va
en un lazo de mar y orilla,
en calma, entregada,
recibe las caricias,
el salto enloquecido de la olas,
por sentir la arena cerca
junto a ella, en ella, con ella,
tomarla y abrazarla,
hacerla playa.
Los miedos
Un túnel oscuro absorbe los miedos
hace eco en los tímpanos del mundo
donde la luz se apaga.
Los miedos se revelan sordos,
los miedos vuelan sin alas,
sin luz caminan, cantan.
Son los miedos redentores
de los preámbulos, del acto,
de la defensa, del cambio.
Diluida en la pérdida
Diluida en la pérdida
perdida en las calles ocres
cenizas de labios fuego
quemazón de las entrañas
apagadas a la vida
y las marcas deseos
cómplices del desgarro
marchitan los ojos color nube
lloviendo piedras sucias
presentimientos de alba boreal
enquistados en las venas
ella
diluida en la pérdida
perdida en el verano de las muertes
apagada la vida
encendida la sombra
en cada esquina austera
llora delirio
márgenes de desolación
llora coronas de espinas
venenos fugaces
siente templo
siente los males posmodernos
encapsulados en la metáfora de vida
busca los cielos pacíficos,
sufre
en el territorio perdido.
Romina R Silva en el libro ¨Redención¨, editorial ¨En el aura del sauce¨ (2010)