Llegó, pilule vio y se quedó en Cojutepeque. Es el maestro Numa Pompilio López Rivas, there hermano en el camino del apostolado del magisterio.
Numa Pompilio es amigo, poeta y maestro. Originario de Ilobasco (1939) y vino a nuestro pueblo en 1964 como profesor del Instituto Nacional Walter Tilo Deininger. Y ya no cambió, le gustaron los chorizos y otros embutidos de Cojutepeque.
Se ha identificado con las actividades culturales de la ciudad. Se le ha visto en los proscenios de las carrozas expresando las salutaciones a las reinas. Es un declamador sobresaliente, con timbre de voz y modulaciones de acuerdo con el ritmo de los versos, hace resonar los espacios en clausuras o en eventos culturales. Tiene memoria fiel, rara vez ha dudado pero ha sabido sortear esas dificultades.
–Uno no es infalible – me dijo hace poco – cualquier detalle puede distraerlo. Alguna persona del público que hace un gesto o alguien que hable a otro.
–Pareciera que te concentras en la gente y se te olvida algo – opiné.
–No. No es por olvido sino por mera distracción, puede perderse el hilo en poemas largos.
Me atreví sugerirle que al actuar frente a muchas personas habrá que verlas a todas y a ninguna en especial porque esta lo puede sacar de la línea expresiva, tampoco habrá que ver hacia el techo o las puertas.
–A esa conclusión he llegado – respondió –. Uno nunca deja de aprender.
Hubo un tiempo en que Numa Pompilio era el maestro de ceremonia obligado de la mayoría de eventos de la ciudad. Si él no estaba presente algo iba a fallar.
Entre sus producciones literarias tiene los poemarios «Intentos literarios», «Radiografía de un pueblo otrora feliz», «Rictus pasional» y cuentos en «La Homilía». En 2008 la Asamblea Legislativa lo nominó «Distinguido Educador Salvadoreño». Su última obra se titula «Efemérides de Acontecimientos Relevantes de Cojutepeque» 2013.
En retrospectiva sonovisual ubiqué a Numa Pompilio en 1970 en la Televisión Educativa, cuando fui Jefe de Producción y Encargado del entrenamiento de Telemaestros, Realizadores y otros miembros del equipo técnico docente. En el 2013 volvimos a conversar sobre aquella experiencia.
–No me trataste como paisano de Cojutepeque – me dijo – sino con el trato que dabas a todos los que nos convertíamos en tus alumnos. Éramos corderitos atendiendo todo lo que nos indicabas en las áreas técnicas, televisivas y pedagógicas. Fuiste el Máster de la TV. Educativa.
–¿Y aprendiste algo?
–Claro que sí, era un curso intensivo, dinámico y con sorpresas cada hora. Nuestra creatividad era la salsa que exigías para lo cual teníamos que explotar al máximo nuestra imaginación.
–¿Y qué pasó al final del curso?
–Clasifiqué por mi desempeño y se me incorporó como especialista en el equipo de Idioma Nacional. Cuando faltaba el telemaestro Roberto Eugenio Argüello me mandabas a sustituirlo en las teleclases.
–Recuerdo que eras un excelente comodín, todo lo podías desempeñar.
–Fue una extraordinaria experiencia que marcó mi vida. Agradezco tus orientaciones y rigor técnico pedagógico de aquella época.
A Numa Pompilio le ha gustado asistir a las tertulias donde se abordan temas culturales y sociales, tratando de hallar soluciones a los problemas del entorno citadino. Ha sido amigable y como poeta integrado le entusiasma todo lo relacionado con la cultura y la cotidianidad de nuestra legendaria ciudad de Cojutepeque.
Hace pocos meses nos encontramos en Cojutepeque y nostalgiamos sobre su paso por la Televisión Educativa y reímos de las encrucijadas que vivimos con la imagen, el sonido y el movimiento como arte. Vivencias inolvidables.
Y aprovechamos beber un café carcajeante.
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