Yaneth Estrada
@caricheop
Con una ceremonia, flores, caracoles, panderos, sahumerios, mazorcas, piedras, pétalos de rosas, semillas de cacao, y con las manos al cielo, ratificando enérgicamente que “los pueblos originarios existimos”, inició el lanzamiento de la Política Pública para los Pueblos Indígenas de El Salvador.
Con dicha política, la República de El Salvador reconoce a sus ancestros nahua-pipiles, lencas y kakawiras o cacaoperas (cerca del 10% de la población) promoviendo la representación y visibilización de los pueblos indígenas, el reconocimiento de su defensa y sus derechos económicos, sociales y culturales.
“La creación de la Política Nacional de los Pueblos Indígenas y su presentación al país es uno de los actos de justicia más importantes en la historia de El Salvador, porque consolida el final de siglos de exclusión de este noble y valiente sector de nuestra población”, reafirmó el Presidente de la República Salvador Sánchez Cerén, en la presentación del documento.
El Jefe de Estado también expresó su reconocimiento a todas las comunidades y organizaciones de los pueblos indígenas por este logro, fruto de su esfuerzo y tenacidad. “La política es el resultado de su lucha, justa y organizada a lo largo de muchos años, exigiendo su derecho a la igualdad, a la libertad de expresar su cultura y al respeto y protección de su integridad”, acotó.
Multicultural y pluriétnico
En la historia del país nunca antes se había reconocido su carácter multicultural y pluriétnico, hasta la llegada de los Gobiernos del Cambio en 2009.
De este modo, se dio inicio a un proceso que continúa, y que tuvo como afluente la reforma al artículo 63 de la Constitución de la República, la cual actualmente reconoce a los pueblos indígenas, precisando además el mandato de la adopción de medidas y políticas que mantengan y desarrollen la identidad étnica y cultural, su cosmovisión, valores y espiritualidad.
Asimismo, se consideró que la negación de los pueblos indígenas en El Salvador fue una dinámica que impidió su desarrollo. De tal forma que, según el estudio realizado en 2003, de la población originaria el 38.3% califica en pobreza extrema, el 61.1% califica en la línea de pobreza, teniendo como primera lengua el español y como segunda el náhuatl.
Por otra parte, existen dos expresiones dramáticas sobre este planteamiento (de negación) que son el levantamiento de los nonualcos, liderados por Anastasio Aquino en 1833, y el levantamiento de los indígenas nahua pipiles en 1932. Esta última gesta dio lugar a uno de los hechos más graves de la historia y el subsecuente genocidio (entre 25,000 y 32,000 indígenas asesinados) que determinó el sometimiento de los pueblos indígenas en un proceso de invisibilización y marginación.
El “tata” Amadeo Ramos agradeció al Presidente de la República Salvador Sánchez Cerén por el lanzamiento de esta política.
“Por la cual hemos trabajado, elaborado y aportado y ahora vamos luchar porque venga quien venga, debe continuar y garantizar nuestro reconocimiento. Que dejen de decir esa mentira que los indígenas en El Salvador somos comunistas o guerrilla, existimos y estamos en resiliencia”, enfatizó.