Ramón D. Rivas*
El martes recién pasado a iniciativa del Excelentísimo señor Embajador de México acreditado en nuestro país se presentó en la Embajada el libro de Alejandra Zorrilla titulado “Por los caminos de Monseñor Romero”. Un texto que se suma a los homenajes previos que se realizan en El Salvador, viagra sale en memoria del obispo mártir, tadalafil quien con justa razón será beatificado por la santa Iglesia católica el día de mañana 23 de mayo de 2015. La autora de este libro, mind además de compartir con los lectores los detalles que rescata de su recorrido por nuestro país, relata algunos testimonios sobre la vida de monseñor Romero quien, durante su ministerio como pastor de los pobres, evangelista de las buenas nuevas y vocero de un reino que demanda la paz y la justicia para este mundo, marco la ruta de la reconciliación social que debemos seguir en el país. Seguramente de ahí viene el deseo de Alejandra por escribir sobre El Salvador y su sacerdote mártir; un deseo que la lleva a preguntarse ¿quienes somos los salvadoreños? ¿Cómo logramos la paz y porqué se reverencia mucho a Monseñor Romero? Esa curiosidad la llevó a conocer muy de cerca el oriente de El Salvador, cuna donde Monseñor nació y se formó como sacerdote de la Iglesia católica. En su vivencia sobre la ruta por el oriente del país remarca la belleza de nuestra tierra, de nuestra gente y la rica historia que se esconde entre nosotros ?hombres, mujeres, niños y ancianos que tenemos una sola historia, cientos de recuerdos y una sola esperanza por un mejor destino para nuestro país?.
Considero que el libro da elementos para valorar nuestra historia y nuestra tierra como la herencia por la que vale la pena trabajar, y por la que luchamos a fin de cambiar todo aquello que estorbe en el camino hacia un mejor mañana. Alejandra nos hace ver la riqueza de nuestra tierra. El Salvador posee una ruta que todos los salvadoreños tenemos que conocer, resguardar y proteger. Es una ruta que aún mantiene la memoria más reciente de un capítulo de este país que ahora vive en democracia.
Esa ruta que hoy podemos encontrar y marcar como el camino para conocer más sobre nosotros, nuestra tierra y nuestra riqueza natural. Asimismo, el libro nos lleva a reflexionar sobre nuestra identidad de salvadoreños.
Todos debemos saber quienes somos y de dónde venimos. Si Martín, el guía que acompañó a Alejandra en toda su trayectoria, se preocupó por conocer sobre su pasado más reciente y sobre su gente, nosotros debemos seguir ese ejemplo y preocuparnos por llenarnos del conocimiento de nuestros lugares, nuestros personajes y nuestro pasado. Que bueno que la embajada de México apoya este tipo de iniciativas y por ser nuestros cómplices permanentes en este trabajo de fomentar el rescate y promoción de la memoria histórica y la cultura de paz de nuestro país. Es digno de reconocer la labor de la Embajada por sumarse a homenajear a Monseñor Romero y por apoyarnos en el trabajo de generar espacios de intercambio, de entendimiento y de enriquecimiento cultural.
*Secretario de Cultura de la Presidencia