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Por otra sociedad realmente nueva y nuestra

Por Carlos Abrego

El tiempo no se detiene, en su pasar lo que a su adentro sucede, va creando historia, pasado. Hace algunos días tuvo lugar la Convención cuarenta y cuatro del FMLN, de alguna manera ese hecho va ya entrando en la historia, en el pasado. Ahora lo que podemos afirmar es que a nosotros, los que vivimos en este presente del que también de todos modos hace parte esa Convención, nos parece que se esperaba otra cosa, que por fin surgiera una autocrítica que explique este desmoronamiento vertiginoso que se ha soldado por un partido sin representación institucional, sin diputados, ni alcaldías. Al contrario, el secretario general, Manuel Flores, llegó a vanagloriarse de ser la segunda fuerza política del país. Es lo que proclamó en su improvisado discurso final de la Convención.

Exhortó a los miembros de su partido a entrar en campaña “no electoral”, “permanente”, pero con el objetivo de reconquistar los puestos electivos perdidos. Ese fue el punto fundamental de su discurso. También fijó la tarea de “acompañar al pueblo en sus luchas y de ayudar a los necesitados”.

En una declaración del 15 de julio pasado a Prensa Latina, Flores sostuvo que “una de las primeras cosas que voy a hacer en mi primer discurso como secretario general es pedir perdón al pueblo por los errores cometidos por anteriores direcciones partidistas”. Este gesto de Pilato, lo deja aún más claro al seguir en su declaración “reconoceremos los errores y luego enrumbar y corregir lo mal hecho. Sobre esa base vamos a caminar pero no voy a vivir dándome golpes en el pecho, porque esos errores no son míos todos, pero si voy a asumir el reto colectivo como Secretario General”.

He leído esto no sin justificada perplejidad. Mi asombro es la ausencia de solidaridad con sus camaradas dirigentes anteriores y algunos que lo van a acompañar, pues a la Comisión Política entraron en su mayoría los que estaban ejerciendo la dirección hasta la apertura de la Convención. No sé si pidió o no perdón al pueblo, pero lo que queda claro con cristalina nitidez es que los errores ya son historia y que no los va asumir de ninguna manera. Al parecer los errores no son del partido, sino que de algunas personas, o sea que fue candidato presidencial, pero no tiene nada que ver ni con los errores cometidos, ni con las direcciones pasadas. En esto veo clara indigencia ética.

Cuando digo que Flores considera que los errores ya son historia, me refiero a que esta manera de ver las cosas es como si el paso del tiempo los ha borrado. Esos errores ya no pertenecen al presente del FMLN. Entonces ¿por qué pretende corregirlos? No critico aquí la falta de lógica, sino que cierta pobreza ideológica, pues la encrucijada en la que se encuentra el país, un partido con el pasado del FMLN debe con valentía y honor asumir sus responsabilidades de fuerza política de oposición y como fuerza política que alguna vez tuvo objetivos mayores de transformar al país.

Es eso lo que nos obliga a ocuparnos de su política actual. Lo que vemos ahora es que su pensamiento no tiene nada que ver con el partido que llevó adelante una guerra, que fue ejemplo y modelo en América Latina y que movilizó millares de personas con propósitos claros y por lo que muchos ofrendaron sus vidas. Este pasado lo siguen mencionando, les sigue sirviendo de tarjeta de visita, pero cae en el olvido cuando se trata de asumir las responsabilidades históricas del momento.

En todo su discurso no mencionó al dictador usurpante y ni a su gobierno, no criticó la política que perpetran, ni sugirió en ningún momento que los ataques a las libertades públicas destruyen vidas individuales y familias, tampoco denunció la falta de una política económica coherente y útil para la población. Supongo que sería fuera de lugar o algo muy delirante pedirle que denuncie al capitalismo y la producción de todas las alienaciones que hacen sufrir a la gente.

El gobierno con método minucioso destruye todo el tejido social salvadoreño, el sistema histórico de la red municipal fue volcado a la nada, distanciando a millones de personas de los centros en donde se debe decidir aspectos de sus vidas cotidianas. El usurpador le robó el dinero a los poderes locales (el FODES) y cada día que pasa pisotea su autonomía, etc. Manuel Flores no dijo nada de todo esto.

No obstante frente a la política agresiva del dictador, que destruye al país como un invasor extranjero, no se puede seguir con las interjecciones que han usurpado la función del razonamiento. Son muchos los que emiten ayes cebollentos y dios míos chillones y destemplados que confiscan la atención, pero que no logran convencer a nadie.

Para convencer es menester usar el argumento que exige examen previo de la situación para proponer posibles soluciones. No se puede seguir con los ojos cerrados o tapándose los oídos ante las críticas que se emiten contra el FMLN, estas críticas no son traicioneras, ni puñaladas traperas. Esto por un lado, el otro lado es también la actitud que debe tomarse ante la dictadura, ¿se espera que el tiempo haga su labor y cumpla con aquello de que no hay mal que dure cien años?

Para muchos aún es necesario hacerles el llamado a abrir sus conciencias y preguntarles si un partido que ya no prepara estrategias, ni puede ejecutar tácticas y que improvisa discursos incluso en su instancia reflexiva más alta como es la convención nacional, ¿puede servirle al pueblo, a la nación entera para liberarse de todas las opresiones, para derrocar la dictadura?

La situación actual es grave, bajo la aparente quietud forzada por los consecutivos decretos de renovación del Estado de Emergencia, hay una violencia instituida en las cárceles, en las calles con la presencia de militares y policías que no respetan nada, que pueden capturar, destruir puertas, muebles y privar de libertad al que se les antoja. Los jueces no tienen libertad de ejercer su oficio, hay muchos que decretan libertad de los reos apresados ilegalmente y los carceleros devuelven cadáveres.

El hambre en muchas familias es real y diaria. Las escuelas siguen en pésimo estado, los niveles de formación son bajos, muchas Casas de la Cultura fueron cerradas, más de trescientos empleados del Ministerio de Cultura fueron despedidos de un día para otro, como ha sucedido con muchos otros empleados públicos. Recuerden que desde el inicio el dictador sacó a muchos empleados por el simple hecho de llevar el mismo apellido de algunos dirigentes de su antiguo partido, el FMLN.

Ya no tenemos Constitución y preparan una que no será para la nación y su ética nacional, sino que es para complacer los caprichos del usurpador. Esta empresa de destrucción descivilizadora de la nación y del país nos hunde aun más en la barbarie, antes eran los delincuentes los que cometían actos salvajes, ahora son los uniformados del Estado los que se encargan de aterrorizar a la población. Y hay que tener presente que esta violencia apenas empieza, se va a agravar cuando la gente rechace cada vez más la amargura de la política de la clica de los Bukele y sus asesores venezolanos.

Tenemos que pensar desde ahora como construir una política que limite esta empresa de destrucción y como crear aspiraciones no para volver al pasado, sino para construir un futuro mejor para todos. Debemos recrear esa aspiración por otra sociedad realmente nueva y nuestra.

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