Buenos Aires / AFP
Liliana Samauel
Moneda que se derrumba, tasa al 60%, inversiones esquivas, ¿por qué Argentina perdió bruscamente la confianza de los mercados y el futuro prometedor se tornó en incertidumbre?.
Argentina esperaba consolidar en 2018 la recuperación económica iniciada el año anterior con las políticas aperturistas del presidente Mauricio Macri tras más de una década de proteccionismo.
En 2017, el Producto Interno Bruto (PIB) se incrementó en 2,8% y la subida continuó en el primer trimestre de este año, con 3,6%. Hubo récord en ventas de autos nuevos y viajes al exterior. Pero poco después el viento giró y se hizo añicos la previsión presupuestaria de 3,5% de crecimiento en el año.
– Especulación financiera –
Argentina, con una tradición de déficit fiscal, seguía gastando más de lo que le ingresaba y hasta entonces se había defendido con inversiones de capitales golondrina que adquirieron sus apetecibles letras del Banco Central, con importantes rendimientos en pesos que inmediatamente se cambiaban a dólares.
Pero a partir de abril el alza de tasas en Estados Unidos y un nuevo impuesto a las letras argentinas empujaron la desbandada de esos capitales.
Al asumir Macri en 2015, prometió que llegarían al país «una lluvia de inversiones». Pero a la postre, éstas no fueron al sector productivo sino que se quedaron en la mera especulación financiera.
Abril fue el primer momento de caída (-0,9%) de la actividad tras 13 meses de alzas; le siguió una baja del PIB de 5,8% en mayo y de 6,7% en junio en la comparación interanual. En el primer semestre de 2018 acumula ya -0,6% y se proyecta una contracción de 1% para el cierre del año. La tasa de interés fue elevada este jueves de 45% a 60% en un intento desesperado por frenar la fuga de capitales.
Pese a las astronómicas tasas, la inflación crece y de enero a julio fue de 19,6%. La meta anual de 15% para 2018 fue abandonada y gobierno y analistas coinciden en que la inflación cerrará el año en 30%.
– Costumbres argentinas –
Los argentinos, que han padecido varias megadevaluaciones y se acostumbraron a refugiarse en el dólar como medio de ahorro, siguen con angustia el colapso de su moneda que en lo que va del año ha perdido 50% contra el billete verde.
La reaparición del Fondo Monetario Internacional (FMI), con su auxilio financiero de 50.000 millones de dólares condicionados a reformas económicas y austeridad para reducir el déficit fiscal, azuzan el fantasmas del pasado; como la crisis terminal de 2001 cuando Argentina declaró la mayor moratoria de la deuda externa de la historia.
«La situación en materia cambiaria y de confianza es crítica, pero esto está lejos de ser 2001. El sistema financiero no está dolarizado y los vencimientos en dólares son muy bajos como para pensar en un default», afirmó Martín Vauthier, director del Estudio EcoGo.
– Plan creíble –
Para calmar los mercados, Macri anunció el miércoles la disposición del FMI de anticipar los desembolsos prometidos para 2019 y 2020. El efecto fue el contrario.
Antes que hacer discursos, «el gobierno debería más bien anunciar un plan fiscal creíble que cumpla con las metas del FMI», dijo en un análisis la consultora Capital Economics.
El gobierno debe asegurar en el presupuesto de 2019 una reducción del déficit fiscal a 1,3% del PIB, pero depende de la oposición, mayoritaria en el parlamento, para aprobarlo.
El analista argentino Sergio Berensztein apuntó que la crisis lleva ya cuatro meses. «Las medidas no solo tienen que ser técnicas, sino que tienen que ser políticas. El mercado le pide a la Argentina certidumbre a mediano plazo», indicó.
– Mal alumno –
Los analistas destacan que Argentina ha sufrido de manera cíclica las crisis económicas. Se caracteriza por haber tenido inflación alta, hiperinflación y un persistente déficit fiscal.
No destaca en los mercados como el alumno aplicado.
«Somos el país que más veces ha vulnerado sus contratos internacionales en el mundo, que más veces ha mentido y engañado al resto y que demuestra una y otra vez, hasta ahora, que no está dispuesto a buscar el equilibrio fiscal para depender de sus propios recursos», admitió el jefe de gabinete Marcos Peña al lamentar una historia repetida desde hace 70 años.