El inconstitucional presidente electo, Nayib Bukele, hizo todo lo posible por seguir controlando la Asamblea Legislativa, pues esta es clave para controlar todas las instituciones de Gobierno, como la Fiscalía General de la República, la Corte Suprema de Justicia, la Procuraduría de los Derechos Humanos, la Procuraduría General de la República, el Tribunal Supremo Electoral, la Corte de Cuentas de la República, y, otro factor tan importante como los anteriores, obtener cuanto préstamo necesita. En segunda instancia está el mantener el Régimen de Excepción, no para combatir la delincuencia, sino para mantener amedrentado a los salvadoreños.
Por supuesto, lo anterior no fuese posible, si no tuviera la popularidad con la cuenta desde que se convirtió en funcionario de elección popular, y así quedó demostrado con los 2.7 millones que obtuvo en las elecciones del 4 de febrero, aunque existe la sospecha que algunos miles de votos fueron de forma fraudulenta, como fue su candidatura. En su afán de seguir controlando la Asamblea Legislativa, modificó muchas leyes electorales, como por ejemplo que los salvadoreños y salvadoreñas, tanto nacional como internacionalmente, votaran con documentos vencidos, es decir con el DUI o pasaportes vencidos.
Otra maniobra tramposa fue que los votos de los 700 mil votantes en el extranjero que votaron de forma remota fueran para el departamento de San Salvador, y no para los distintos departamentos según el origen de cada salvadoreño. Y, para obtener todos los votos posibles y “pulverizar” a la oposición, inventó que con tan solo un diputado de la oposición, léase Vamos, Nuestro Tiempo, Arena y FMLN, no podría mantener el Régimen de Excepción y los pandilleros quedarían libres.
Esta fue la peor falsedad dicha por un candidato que cuando le conviene se escuda en la religión, pero es capaz de decir las mentiras más escandalosas con tal de obtener el objetivo. La oposición (ARENA y VAMOS) obtuvo tres diputados, y con estos tres, por supuesto, no habrá impedimento ni para que los pandilleros sigan presos, ni para evitar la continuidad del “Régimen”, es decir, el terror contra los salvadoreños. Es necesario reiterar también que ninguno de los partidos de oposición, ninguno de los excandidatos de la oposición está a favor de la liberación de los pandilleros, porque estos, obviamente, han cometido delitos y deben enfrentar la justicia.
Lo que la oposición pedía es que no se capture a salvadoreños inocentes, y quienes están presos siendo inocentes, deben quedar en libertad inmediatamente.
Decíamos, arriba, que otro de los propósitos del presidente electo inconstitucionalmente, es tener control absoluto de la Asamblea Legislativa, para seguir endeudando el país de forma express, tal como lo hizo a mediados de la semana pasada, cuando en sesión planaria los diputados del oficialismo aprobaron que el país se endeude en mil millones de dólares. Con estos mil millones de dólares, de lograrse al venta o colocación de los bonos, Bukele habrá endeudado al país en más de diez mil millones de dólares en cuatro años y medio de su gobierno.
Es curioso, además, que el gobierno mantiene en su narrativa propagandística que “el dinero alcanza cuando nadie roba”, pero si se sigue endeudando de forma desmedida, podríamos preguntar: ¿por qué no le alcanza el dinero si, en teoría, nadie roba?
Por otra parte, el gobierno se vanagloria de la recuperación de impuestos, del combate a la elusión y evasión de impuestos, entonces, si hay mayor recuperación en concepto de impuestos, entonces, ¿por qué no le alcanza el dinero para cubrir el presupuesto general de la nación?
Las dudas aquí planteadas debería responderlas con transparencia el inconstitucional presidente electo. De igual forma, debería ser un asunto de interés de esos 2.7 millones de salvadoreños y salvadoreñas que votaron por Bukele el 4 de febrero pasado.