Por: Rolando Alvarenga
He visto fútbol local e internacional desde 1966 a la fecha. Incluso, le di cobertura periodística entre 1978-1984, viviendo en primera línea las históricas clasificaciones a los Juegos Olímpicos México 68; al Mundial de Fútbol México 70 y España 82.
Además, soy testigo sobreviviente de la gloriosa coronación NORCECA del Alianza FC en 1966 y su espectacular racha de triunfos internacionales. También viví las titulaciones NORCECAS del CD Águila en 1976 y del mejor FAS de todos los tiempos, claro el de 1979 y, por si fuera poco, vi el principio y fin del “Mágico” González.
En pocas palabras, tengo la suficiente experiencia para decir que, con extranjeros y nacionales para todos los gustos, las selecciones mayores y equipos de primera, entre 1966 y 1984, fueron mejores que las selecciones y equipos de 1985 en adelante.
Eso sin subestimar que, entre los años 1985 y 2010, también hubo selecciones y equipos de buen nivel competitivo internacional, pero no lo suficiente para clasificar a Olímpicos, Mundiales o ganar NORCECAS.
Y eran mejores porque los jugadores de los años dorados del fútbol salvadoreño era más guerreros, mejor preparados físicamente, más astutos para ejecutar los desplazamientos ofensivos y defensivos; además, jugaban por amor a los colores sin sobreponer los intereses económicos.
Y es que jugar en la selección era un privilegio patrio, trabajaban muy duro y eran muy disciplinados. Además, no se dejaban crecer el pelo, se lo cortaban como varoncitos y no se lo pintaban. No usaban aretes, ni tatuajes y se preocupaban por su cuido personal, pero, sobre todo, había varios cañoneros desde fuera del área.
Con los años se fue perdiendo la calidad y prestigio internacional, hasta caer en la mediocridad y hoy, tras el 0-1 ante Dominicana, este fut ¡es un cadáver!