El presidente de la República, Nayib Bukele mantiene una denuncia pública desde hace un par de meses, augurando que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) está “preparando un fraude” que afectaría al partido Nuevas Ideas (NI). A partir de las denuncias del presidente Bukele, otros funcionarios de gobierno se han montado en el discurso, así como los representantes de los dos partidos celestes, es decir, NI y GANA.
Y las denuncias se han incrementado, luego del primer simulacro que hizo el Tribunal Supremo Electoral hace más de quince días, en el que se probó la logística y el equipo tecnológico para la transmisión de los resultados, es decir, de las actas emanadas de las Juntas Receptoras de Votos.
Como era de esperar, en el simulacro se presentaron algunos errores, que el mismo TSE se encargó de explicar, con el ánimo de que estos se conocieran pero, sobre todo, para superarlos. Una semana después se hizo un nuevo simulacro, más restringido, pero con el objetivo de superar los errores más grandes del primer simulacro. En este también hubo fallas, sobre todo en lo logístico, pues, quien iba a entregar el equipo “se extravió”. Esto fue motivo para que el presidente Bukele nuevamente arremetiera contra el TSE y recrudeció su denuncia de un supuesto fraude el día de las elecciones. Este discurso ha permeado en el imaginario de un buen porcentaje de la población, y así lo demuestra una reciente encuesta de la UCA, sobre todo de gente que solo se informa de las redes sociales del presidente y cerca del 40 % cree que habrá fraude.
Es lamentable que sea el presidente de la República quien esté preparando un escenario de incertidumbre electoral con el fantasma del fraude, porque eso hará que los representantes de sus partidos en la JRV, es decir los de NI y GANA, vayan predispuestos, y cualquier acción de los partidos contrarios lo consideran parte del fraude y esto puede generar un escenario de violencia. Al presidente Bukele no le ha sido suficiente el tensionamiento que han provocado las dos muertes de militantes del FMLN provocadas por personal de seguridad del Ministerio de Salud, el 31 de enero, y quiere ensombrecer más el periodo electoral con el cuento del fraude. Todas las encuestas hasta hoy dan por favoritos a los candidatos de Nuevas Ideas y eso debería ser suficiente motivo para que el presidente Bukele, en tanto presidente de todos y todas las salvadoreñas, debería propiciar un escenario de certeza y tranquilidad electoral. Pero el mandatario hace todo lo contrario, se ha puesto al frente de la campaña de Nuevas Ideas, y mantiene su discurso de campaña montado en el fraude, propiciando escenarios sombríos que pueden redundar en violencia electoral.
Los votantes, que a estas alturas ya saben por quien o quienes votarán, no deben dejarse sorprender por las declaraciones irresponsables del presidente Bukele, sino confiar en el sistema, en el TSE y demás autoridades que estarán vigilantes de la limpieza del proceso electoral como la Fiscalía General de la República (FGR) y la Procuraduría de los Derechos Humanos, entre otras.
El fiscal general, Raúl Melara, anunció recientemente que, incorporarán al proceso electoral del 28 de febrero a mil fiscales más para garantizar la transparencia del proceso electoral. Esto significa que en cada centro de votación habrá un representante de la Fiscalía, el que o la que garantizará que el proceso electoral sea transparente y legal.
Es decir, los votantes salvadoreños no deben temer que su voto será irrespetado, sino todo lo contrario, porque hay suficiente experiencia en los procesos electorales desde la firma del Acuerdo de Paz, hasta hoy, y nadie puede hablar de fraude. Los inconvenientes que se puedan presentar el día de la elección, como en todas las elecciones, seguramente serán eso, pero eso no significa que es parte de un plan fraudulento como lo está vendiendo el presidente Bukele. Entonces, ¿por qué hablar de fraude electoral?