Dr. Ricardo Navarro
CESTA-MOVIAC
El próximo 3 de febrero los salvadoreños y salvadoreñas vamos a elegir presidente, no vamos a elegir al mejor artista o deportista, sino que elegiremos a la persona que va a dirigir los destinos de nuestro país por 5 años y dejar su marca por el resto de nuestras vidas. En redes sociales muchas personas dicen: …les duela o no les duela mi candidato será presidente… Esto es fanatismo y es válido en el deporte, pero no en la política, la motivación para votar debe ser distinta.
Si vamos a iniciar un viaje en un avión y nos toca escoger al piloto, ¿A quién escogeríamos? ¿Aceptaríamos a un estudiante o recién graduado de aviador o a un piloto que lleva 2 mil horas de vuelo?, seguro que pondríamos al más experimentado. Con todo y lo dramático que pueda ser un accidente de aviación donde mueran 200 o 300 personas por culpa de un mal piloto, el impacto de un mal presidente es muchísimo mayor, pensando en los daños ocasionados por la inexperiencia, la corrupción o la falta de capacidad.
Una realidad muy lamentable y que es innegable es que nuestra civilización, incluyendo a nuestro país, va en camino de su propia destrucción, no solo por aspectos como el cambio climático, erosión de la biodiversidad y contaminación, sino también por el incremento cada vez mayor del poder económico y político en pocas manos, poblaciones cada vez más numerosas sumidas en la miseria y el incremento alarmante de armas de destrucción masiva. Podemos discutir mucho sobre las causas inmediatas de este lamentable destino de nuestro mundo, pero no podemos negar que hay una causa fundamental evidente y es la prevalencia del sistema político económico capitalista que tiene por objetivo la generación de riqueza y no el bienestar de las gentes, también es un sistema que depende de un crecimiento cada vez mayor de consumo de recursos materiales en un planeta donde esos recursos materiales no crecen.
Entonces, lo más adecuado para nuestras vidas debería ser votar por aquella persona que a mi juicio contribuya a debilitar ese sistema capitalista o al menos que no lo fortalezca. Bien hizo Juan Pablo II al llamarlo capitalismo salvaje y bien hizo antes el maestro Jesús cuando dijo que era más fácil que un camello pasara por el ojo de una aguja que un rico entrara en el reino de los cielos.
Yo pregunto: ¿qué candidato o candidatos son parte o están más cerca de corporaciones nacionales o transnacionales, que son las principales fuerzas económicas del sistema capitalista? ¿Quiénes comprenden mejor esta realidad social, política y económica y tienen los conocimientos, capacidad e interés necesarios para tratar de cambiarla? ¿Qué candidatos nos han mostrado sus planes de gobierno para que los podamos estudiar y poder tomar una decisión? Y cuando han participado en los debates, ¿quiénes nos han mostrado que tienen más capacidad de ordenar sus ideas y mostrar superioridad ante sus adversarios políticos?
Hemos escuchado mucho la campaña de “devuelvan lo robado”, lo cual está muy bien, pero yo me pregunto, ¿qué partido o partidos se beneficiaron de lo robado? Recordemos que no todo lo robado se quedó en manos de los expresidentes ni de su partido, sino que se repartió al menos a otro partido. Y al hablar de lo robado, ¿será que todos los candidatos han pagado correctamente sus impuestos?, eso no pagado también es parte de lo robado y debe devolverse. ¿Habrá candidatos que con sus empresas se habrán beneficiado de manejos obscuros de fondos públicos?
Al hablar de capacidad, ¿será que todos los candidatos han comprendido quiénes fueron los asesinos del Santo Romero o algunos pensarán que son meras especulaciones? ¿Comprenderán todos las causas del problema Palestino Israelí o algunos pensarán que ese problema se va a resolver si los palestinos dejan de cometer actos terroristas? ¿Y ante la crisis de Venezuela cómo han reaccionado los candidatos? Hay manifestaciones de rechazo a los gobernantes en Venezuela, Francia, España, Argentina y quizás en todos los países. ¿Si alguien de la oposición en Francia se proclamara presidente lo vamos a reconocer? Donald Trump o Angela Merkel son los jefes de Estado de EE.UU. o Alemania, nos guste o no nos guste y no podemos pedirles que tengan nuevas elecciones solo porque no coincidimos ideológicamente con ellos. ¿Qué han dicho nuestros candidatos al respecto? ¿Habrán respondido en forma honesta respetando la soberanía de Venezuela o habrán querido quedar bien con las ideas del imperio?
Al hablar de ética, ¿será que verdaderamente los candidatos quieren resolver los problemas del país o será que quieren ser presidentes a cualquier costo, no importa con qué partido? ¿Habrá candidatos que son mentirosos que dicen una cosa y hacen otra? Un candidato dijo una vez que ser presidente de un país tercermundista no es relevante para una persona, sino que ser un artista famoso, eso sí era relevante. ¿Queremos de presidente a una persona que valore tan poco a nuestro país?
El poder de un presidente, o sea, su capacidad para hacer cosas no solo depende de su persona, sino también del partido que lo propone. ¿Cuál partido será el mejor? O dicho en otra forma, ¿cuál será el menos malo? No digamos que todos son iguales, porque en la vida nunca hay 2 cosas iguales, siempre hay diferencias, mejor pensemos con calma sobre las diferencias de los partidos y luego tomamos la decisión.
Es evidente que los políticos, en su mayoría, nos han decepcionado, unos por lo que han hecho y otros por lo que no hicieron. Pero la realidad del caso es que el próximo 3 de febrero vamos a tener la oportunidad de elegir bien o elegir mal y lo más importante es que a la hora de votar lo hagamos utilizando el cerebro y no el hígado, votemos por el mejor, tratemos de votar con sabiduría y no está de más pedirle a Dios que nos ilumine y si nos equivocamos, que Dios se apiade de nosotros y nosotras.