Por Oleksandr Savochenko
Kiev/AFP
Petro Poroshenko prometió este sábado en su discurso de investidura como presidente de Ucrania mantener la unidad de su país, amenazado por la insurrección separatista en el este, un día después de una reunión con Vladimir Putin que ha despertado esperanzas de paz.
Elegido el 25 de mayo con el 54,7% de los votos, el multimillonario prooccidental de 48 años prestó juramento ante el parlamento y sobre la Constitución y el Evangelio.
Poroshenko sucede al presidente Viktor Yanukovich, destituido a finales de febrero tras un baño de sangre en el Maidan de Kiev, después de tres meses de protestas proeuropeas.
El nuevo presidente tiene ahora la difícil tarea de concretar sus aspiraciones europeas, sacar a Ucrania de una recesión agravada con la crisis actual y, sobre todo, unir a un país al borde de la guerra civil.
Poroshenko se dirigió a los habitantes del este del país, escenario de una insurrección separatista prorrusa, prometiendo descentralizar el poder y garantizar el uso libre del ruso como lengua.
Por el contrario rechazó todo «compromiso» con Rusia acerca de la orientación europea de su país y la pertenencia de Crimea a Ucrania.
«Crimea ha sido y seguirá siendo ucraniana», declaró, desatando aplausos en el parlamento, en presencia de numerosos jefes de Estado extranjeros. «Se lo dije claramente al dirigente ruso» Vladimir Putin, con el que se reunió el viernes en Francia coincidiendo con la conmemoración del Desembarco de Normandía.
El secretario de Estado norteamericano John Kerry dijo el sábado que confiaba en que la crisis en Ucrania se iba a apaciguar y que no habría que imponer nuevas sanciones a Rusia.
Un ‘socio serio’ para Moscú
Putin, que no ha reconocido oficialmente la victoria de Poroshenko, dijo que en general la postura del dirigente ucraniano era «justa». «Ucrania debe demostrar buena voluntad y detener la operación de represión», añadió.
El presidente ruso dio la orden a sus guardias fronterizos de tomar todas las medidas necesarias para evitar cruces ilegales después de que el gobierno de Ucrania admitiera el jueves que tres de sus puestos fronterizos en la región de Lugansk están en manos de los separatistas, según las agencias rusas.
El embajador de Rusia en Ucrania Mijail Zurabov dijo el sábado, de vuelta a Kiev por primera vez desde finales de febrero, que el diálogo propuesto por Poroshenko era «esperanzador» y los primeros contactos se podrían dar en los próximos días.
«Para nosotros es indispensable detener la operación militar», dijo Zurabov citado por Interfax Ucrania, después de dos meses de enfrentamientos entre las tropas ucranianas y los rebeldes. Rusia, que consideraba ilegítimo el gobierno de transición que se instauró después de la caída de Yanukovich, ha tildado al nuevo presidente de «socio serio».
«Espero que vuelvan a Ucrania la paz y el orden», dijo Mykola Kopanytsia, un empresario de 52 años que fue a ver la ceremonia militar celebrada en el centro de Kiev tras la investidura del presidente.
«Ha llegado un hombre que sabe lo que hay que hacer tanto en el este como para la integración europea», señaló.
En la ceremonia de investidura participaron el vicepresidente estadounidense Joe Biden, el presidente del Consejo Europeo Herman Van Rompuy y numerosos jefes de Estado y de gobierno de Europa del este como el presidente polaco Bronislaw Komorowski y la presidenta lituana Dalia Grybauskaite.
Reacciones moderadas en Donetsk
En Donetsk, donde los insurgentes prácticamente no dejaron votar, las reacciones son moderadas.
«Poroshenko está bien, tal vez consiga arreglar la situación», declaró Vladimir, de 61 años, que alquila bicicletas para niños en la plaza Lenin. Una señora mayor le interrumpe: «¡Poroshenko no manda, quien da las órdenes es Estados Unidos!».
Tatiana, de 56 años, que está paseando con su nieto, está de acuerdo: «Poroshenko no es nuestro presidente. Nosotros tenemos nuestro propio Estado, la república de Donetsk, aunque todavía no nos reconocen. Quiero que mi nieto viva en una república independiente en la que pueda hablar ruso».
El autoproclamado «alcalde» de Slaviank, bastión prorruso escenario de intensos combates, rechazó cualquier tipo de diálogo con Poroshenko al que considera «un mentiroso».
«Es nuestra tierra y nos las vamos a arreglar solos», dijo citado por la agencia pública rusa Ria-Novosti.
El líder de Crimea, Serguei Axionov dijo tajantemente: «Crimea nunca volverá a ser ucraniana».
La OTAN y la UE han saludado la investidura de Poroshenko y han recordado que Ucrania tiene el apoyo de ambas instituciones para mantener su integridad territorial y su estabilidad.