Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
De los años 50´s a 70´s, un tal Edwar Teller, judío estadounidense que trabajó en el proyecto Manhattan, propuso de cara a la violencia que comenzaron a desatar los tifones tropicales “Domesticar a la naturaleza”.
Sugirió que debemos someterla usando armas nucleares.
Su tesis era que cuando se formará un ciclón categoría 3, debía bombardearse su ojo con un arma nuclear, lo que la descompondría teóricamente en 3 o 4 tormentas menores, cuyos efectos podría ser manejables para la economía.
Desde entonces el señor Teller es el epítome del científico loco.
Su propuesta ocultó intencionalmente los efectos de la contaminación radioactiva para el entorno y para los humanos, los cuales en su mayoría serían por la locación de origen de tormentas y tifones en el Atlántico central, latinos.
Felizmente la administración Eisenhower, y después la Kennedy, no solo no lo tomaron en serio, también redujeron su influencia en materia técnico militar luego de ello.
Este ejemplo hace patente la visión sesgada que en general el liberalismo tiene de la naturaleza, que categoriza como fuente inagotable para el expolio y pillaje económico, y no como lo que es, fuente y origen de la vida, con límites muy definidos por un delicado equilibrio, que solo opera luego de millones de años de mantenerse, y que puede ser quebrado con suma facilidad cuando son superados sus límites.
Un ejemplo es el COVID.
A la fecha la OMS ha estimado que produjo al menos 30 millones de muertes, que ahora mismo sigue sumando.
Se sabe ahora que su origen es zoonótico, por lo que los investigadores han estimado que fuera el mal manejo de especies que lo padecen naturalmente lo que derivará en la pandemia.
Ambos ejemplos revelan los riesgos que supone la intromisión irrespetuosa de nuestra especie en la naturaleza, sin consideración de los efectos, por lo que sobrevivir en el planeta habiendo superado la barrera propuesta por Malthus hace 100 años pasa por estudiar y entender a la naturaleza.
Comprender sus ciclos es entonces capital para poder explotar sosteniblemente sus recursos, pues alternativamente la visión economicista e interesada neoliberal, supone desafíos insalvables para la supervivencia, dado que privilegia la ganancia por sobre la convivencia.
Para el caso, la crisis que genera los precios de la canasta básica, no deriva de la imposibilidad de no proveernos con autosuficiencia, por el contrario, es porque no es alimentar a la gente la prioridad para el modelo, promoviendo artificialmente el desabasto para aumentar también artificialmente los precios, que finalmente deriva en beneficios solo para los que controlan el mercado.
Mercantilismo bajero de corte neoliberal.
La solución, reintroducir la cultura agrícola desde la escuela y la familia, con una visión que respete los ciclos vitales naturales, asegurando la sostenibilidad y la conservación.
Simple como eso.
La alternativa es lo que ya percibimos: degradación y contaminación de los entornos naturales territoriales, con una creciente dependencia alimentaria que eventualmente degenerará en violencia.
Mejor convivir con la naturaleza.