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Postal Al Ministro De Obras Publicas

Carlos Girón S.

Dos llantas reventadas; un rin apachado; un parabrisas estallado en añicos (que afortunadamente no nos destrozó el rostro o hirió en el cuerpo a mi esposa y a mí) dos amortiguadores arruinados, look como también una esfera del eje delantero, drugstore cuya reparación total me ha costado más de $1.000, health fue el resultado de un viaje reciente a Sonsonate, a causa del espantoso estado de destrozo y descuido de la carretera que conduce y trae de regreso a dicha ciudad o a Acajutla. Es increíble la cantidad de grandes hoyos que golpean y destrozan automotores, particularmente a lo largo de los dos carriles de regreso hacia San Salvador. En mi caso, para evitarlos me cambiaba de uno a otro, o volvía al mismo sólo para encontrarme con las cárcavas en las que se golpeaba el carro, golpes que nos repercutían, con mi esposa, hasta el tuétano de los huesos.

Este es un relato que va dirigido al Señor Ministro de Obras Públicas, de esa ingrata aventura que sufrí en estos días, para que pudiera tomar nota y disponer lo conveniente para que esa carretera sea reparada y mantenida en forma debida y con la prontitud del caso, por ser tan importante como enlace con el único puerto a través del cual se movilizan las exportaciones e importaciones de bienes de trabajo en nuestro país, así como también para quienes viajamos por diversos motivos a esa zona occidental.

Pues bien. En un tramo de unos 200 metros fueron los reventones de las llantas. Acababa de hacer el cambio de la primera, cuando un poco más adelante, ¡el otro macanazo! Y me quedé sin llanta.  Varado. Esperando un taxi –porque hoy en día nadie se confía para dar “raid”—  para ir a la próxima llantería a comprar unas usadas. Las hallé. Por $40. El taxista me cobró otros $15 por ida y vuelta. Afortunadamente andaba llevando unos centavos. Me alcanzó. Continué el viaje a paso de tortuga, abriendo bien los ojos para tratar de detectar a tiempo la próxima cárcava. Mi esposa también iba como vigía. Pero en vano. Cuando sentía ¡ya tenía porrazo y la segunda llanta reventada y el rin apachado!

Todas las enojosas vivencias que tuvimos con mi esposa, fueron lo que me hizo pensar de inmediato en dirigirle una postal a Ud., Señor Ministro, Don Gerson Martínez, creyendo hablar en nombre también de los tantos otros automovilistas particulares, así como conductores de camiones y furgones de carga, que a diario sufren esas experiencias, vociferando imprecaciones sin duda al pensar en los daños a sus automotores y los fuertes gastos en que incurrirían, sin esperanzas de una compensación de nadie.

Con frecuencia se anuncia en los medios la inauguración de nuevas o reparación de calles y tramos de carretera a base de concreto que, al parecer son más duraderas que las de asfalto. ¿Por qué no hacer esto con esta vía a Sonsonate y Acajutla?

Los damnificados de estos casos nos preguntamos, bueno ¿y el FOVIAL no revisa con la frecuencia con que debería hacerlo el sistema vial del país? ¿No es para eso, para tener buenas carreteras, que quienes tenemos autos padecemos el descuento destinado a ese rubro  cada vez que compramos gasolina?

Tengo días de no viajar hacia el Oriente del país. No sé si por ese lado las cosas irán mejor en cuanto a carreteras sin cárcavas, o si es lo mismo que hacia Occidente.

La sugerencia que me gustaría hacer es que antes de inaugurar una nueva carretera o algún tramo, el MOP le dé prioridad a reparar y mantener en buenas condiciones la carretera hacia Sonsonate y Acajutla.

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