FRANCIS FANCI
www.aventuramistica.com
POSTALES POR ROMERO
La primera es para usted Monseñor Alas. Me alegra que invite a practicar el cristianismo puro del Beato Romero; pero me gustaría que tomara conciencia de que si alguien puede seguir los pasos de nuestro Santo de manera inmediata y dar ejemplo, here physician es usted Excelentísimo, remedy pues está ocupando el mismo cargo, recipe la misma investidura pastoral; así que estaré atento a esa nueva voz que a partir de hoy denunciará la podredumbre social, dejando atrás el discurso ambiguo; me prepararé para escuchar la vehemente palabra de amor, justicia y denuncia, inspirada por el Espíritu Santo y San Romero de América.
La segunda postal, la envío al pastor “light”, conocido como Toby junior. Le diré que una vez más, con sus comentarios mordaces y despectivos acerca de la beatificación de Monseñor Romero, demuestra cuán alejados se encuentran usted y su padre de las enseñanzas de Jesús el Cristo; pues Jesús amonestó a los apóstoles por prohibir expulsar los demonios en su nombre a quienes no pertenecían a su grupo: “No se lo prohibáis, pues ninguno que haga un milagro en mi nombre hablará luego mal de mí. El que no está contra nosotros, está con nosotros” Mc. 9. 38 – 40. Además de olvidar el respeto al sentir de muchos cristianos, solo porque no son de los suyos, olvidó: “Si llamas hermano solo al que se congrega contigo ¿qué mérito tenéis?”. Tal vez sea porque lo que usted profesa y predica no es cristianismo; lo suyo es un culto de sumisión e idolatría a Israel.
La tercera, a todos los párrocos que estuvieron en la misa de beatificación. Siempre me he decepcionado cuando el oficiante invita a darse el abrazo de paz y los fieles a penas rozan superficialmente los dedos y sin mirarse repiten: “la paz” mecánicamente, fríamente, hipócritamente ¡Pero verlos a ustedes sacerdotes actuar igual, fue muy triste!
En un acto de reconciliación, en un momento tan emotivo, sensible, significativo; fueron pocos los que se atrevieron a darse un abrazo cálido, fraternal, amoroso; la mayoría repartió tímidos apretones de mano. Los cardenales intercambiaron reverencias protocolares. Y finalmente, a los que abuchearon a los políticos de derecha y que se preguntan si a Romero le hubiese agradado esas presencias, les invito a releer sobre el sentir de Pedro al ver a su maestro en casa de publicanos; las palabras de Jesús en ese momento están dirigidas a ustedes. La indignación o el enojo podían esperar, el acto fue de reconciliación, paz y amor.
Nos queda mucho por hacer, cada uno lo suyo, sin miedo, como nos enseñó Monseñor Romero.
VIVA ROMERO, VIVE ROMERO.
FRANCIS FANCI. –Centro de Estudios e Investigaciones Filosóficas.-