@arpassv
La eventual petición de la UCA de sobreseer al ex presidente Alfredo Cristiani por la masacre de los sacerdotes jesuitas y sus colaboradoras es -al menos- sospechosa. Las declaraciones del padre José María Tojeira, ex rector y actual director del Instituto de Derechos Humanos de dicha universidad, generan dudas.
El anuncio de las autoridades universitarias surge una semana después que el coronel Inocente Orlando Montano declaró en un tribunal español que el ex presidente arenero participó en la reunión del Estado Mayor de la Fuerza Armada realizada horas antes del asesinato de Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Ignacio Martín Baró, Juan Ramón Moreno, Amando López y Joaquín López y López, Elba y Celina Ramos.
Esto indica que Cristiani ordenó, avaló o -al menos- conoció la decisión de asesinar “sin dejar testigos” a los ahora mártires de la UCA. Montano también afirmó que en la guerra los militares cumplían órdenes de los gobernantes civiles, versión confirmada por otros militares como el ex ministro de Defensa Carlos Humberto Corado.
Pero -a pesar de las declaraciones de Montano y Corado, la presencia de Cristiani en la reunión donde se decidió asesinar a los padres jesuitas y que el entonces presidente era el comandante general del Ejército- Tojeira cree que el ex gobernante arenero no es culpable y debe ser sobreseído.
¿Qué hace a los representantes de la UCA creer que Cristiani no autorizó y ni siquiera conoció sobre la masacre de los jesuitas? ¿Qué les asegura que el ex mandatario no es autor intelectual o -al menos- encubridor de los ejecutores del horrendo crimen? La postura es -vale insistir- sospechosa y dudosa.
¿Hay alguna componenda o arreglo entre Cristiani y las autoridades universitarias? ¿Por qué Tojeira y compañía no dejan que sean los tribunales de justicia quienes determinen la culpabilidad o inocencia del ex gobernante?
La UCA -tan respetada por defender los derechos humanos- no debe equivocarse: si quiere perdonar y absolver a Cristiani, puede hacerlo después que la justicia lo condene. Pedir su sobreseimiento antes de investigarlo manda un mal mensaje, es un guiño a la impunidad y una traición a quienes reconocen, respetan y admiran la lucha de la universidad jesuita por la verdad, la justicia y la reparación moral de las víctimas.
Tojeira y compañía deben reflexionar y corregir.
Ojalá que así sea.