Oscar López
@Oscar_DCL
Cada 6 de enero la Iglesia Católica celebra la Epifanía, que hace referencia a la llega de los Magos de Oriente, para adorar al niño Jesucristo, a quien le ofrecien tres regalos: oro, incienso y mirra, que simbolizan: la majestad, la sacralidad y la perpetuación ante la muerte.
En el contexto de esta celebración de la Iglesia Católica, Douglas Crespín, vicario de Catedral Metropolitana, instó a los feligreses congregados en la cripta de dicho templo católico a tratar de mantener una vida apegada a las enseñanzas de Jesucristo, con el objetivo de evitar caer en concupiscencia.
“Debemos orar para no caer en la concupiscencia de la carne, el sentido originario de la manifestación de Dios hecho carne es por nuestra salvación, para borrarnos el pecado original, para borrarnos el pecado personal, es el sentido auténtico del porqué Cristo siendo Dios ha querido compartir nuestra naturaleza humana”, manifestó el sacerdote.
Crespín agregó que los cristianos deben de tener una actitud de alegría, ya que Jesucristo se hizo hombre para la salvación de la humanidad. “Como iglesia creemos que en Cristo está la solución a todos nuestros problemas”, dijo.
Asimismo, recordó que la vida cristiana implica sacrificio y entrega, ya que seguir el ejemplo de Jesucristo no es solo una práctica que se realiza en misa o eventos religiosos, sino en el día a día, en el convivir con familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y otras personas del entorno.
“El pueblo de Israel esperó la manifestación de Dios durante ocho siglos y nosotros en dos o tres días nos desesperamos, queremos ya las cosas, no practicamos la paciencia y la perseverancia. Preguntémonos ¿Dónde buscamos al Señor?, ya que la búsqueda implica salir de nuestro yo para que el Señor se manifieste”, dijo el Padre Crespín al dirigirse a los feligreses.
La Fiesta de la Epifanía ante los Magos de Oriente es una de las más antiguas de los cristianos, muy probablemente la segunda después de la Santa Pascua. Se inició en oriente y luego pasó a occidente por el siglo cuarto.
Se dice que en un principio los cristianos conmemoraban las tres epifanías en una misma fecha. En algunas iglesias orientales incluso le dieron a esta fiesta un carácter celebrativo del nacimiento de Cristo, pero este sentido se fue aminorando cuando se insertó la festividad romana de la Navidad por el siglo cuarto.
En la Edad Media la Epifanía poco a poco pasó a conocerse más como la fiesta de los Reyes Magos. Actualmente, la Iglesia Católica celebra las tres epifanías en diferentes tiempos del calendario litúrgico.