Hay años en los que la llamada «temporada de premios» es previsible y en otros la expectativa se mantiene hasta último momento. La carrera por el Oscar a mejor película que estamos viviendo en estos días es una mezcla entre las dos. Hay categorías que ya están cantadas y otras en las que todo puede pasar.
Mejor película
Para entender el resultado de esta categoría hay que entender cómo se vota. El proceso es diferente a todos los otros rubros.
En lugar de tan solo elegir la preferida de las nueve nominadas, hay que armar un ranking, ordenándola según el grado de preferencia. La idea es que gane la que «más gustó», que haya un consenso. La única premiación que usa el mismo método es el sindicato de los productores, que se inclinó por 1917, una película situada en la Primera Guerra Mundial, sobre la misión de dos soldados para salvar a un batallón que está a punto de caer en una trampa. Ese sistema es bastante certero a la hora de las apuestas. El año pasado fue una de las pocas señales que anticipó que Green book iba a ganarle a Roma.
Por otro lado, Parasite, la representante de Corea del Sur, ganó como mejor elenco en el gremio de los actores, que conforma la mayor parte de los 7 mil miembros que eligen los Oscar. El reparto recibió además una ovación de pie que hizo dudar a muchos. El mayor riesgo es su idioma; nunca antes una película que no sea en inglés triunfó al final de la ceremonia. Sería una señal de inclusión y el broche de una noche histórica.
Las actuaciones
Joaquin Phoenix, quien ya estuvo nominado por Gladiador, la biografía de Johnny Cash y El maestro, finalmente tendría su gran noche con Joker, al llevarse el premio a mejor actor protagónico. En una reversión adulta sobre el origen del villano más famoso en la historia de los cómics, logró componer un personaje oscuro, siniestro, pero con una exploración de los problemas mentales que atormentan a este asesino serial. Los únicos podrían sorprender en una vuelta de turca serían Adam Driver por Historia de un matrimonio o Antonio Banderas por Dolor y gloria, de Almodóvar.
Renée Zellweger estuvo alejada de la pantalla grande durante casi una década. Esta semana se estrenó en la cartelera porteña Judy, que retrata los últimos días de un ícono, Judy Garland. Allí da una desgarradora interpretación, contando la serie de eventos trágicos que terminaron con la vida de la madre de Liza Minelli. La actriz no solo atravesó todos los días un extenso proceso de maquillaje, sino que extendió las clases de canto que tomó para Chicago para darle voz a clásicos como «Somewhere over the rainbow». La protagonista de El diario de Bridget Jones estuvo nominada tres veces antes, y ganó como mejor actriz secundaria por Regreso a Cold Mountain. Esta vez lo haría por un protagónico.
Otro gran regreso fue el de Brad Pitt. Dedicado más a la producción y muy selectivo a la hora de actuar, el eterno galán decidió volver a trabajar con Quentin Tarantino en Había una vez… en Hollywood. Encarnó al doble de riesgo del personaje de Leonardo DiCaprio, un personaje sospechado de un crimen, mal visto en la industria, que tiene su momento de redención. Él ya ganó por llevar a los cines 12 años de esclavitud y estuvo nominado como actor por Doce monos, El curioso caso de Benjamin Button y El juego de la fortuna. En pocas horas ganaría como mejor actor secundario.
Y como actriz secundaria todos apuntan a Laura Dern, por hacer de la abogada que asesora a Scarlett Johansson en su divorcio, en Historia de un matrimonio. El momento más importante de su actuación es cuando da un monólogo que analiza las diferentes varas que tiene la sociedad para evaluar a un padre y a una madre. Dern, frecuente colaboradora de David Lynch y que hace poco brilló en la serie Big little lies, fue candidata otras dos veces. Pertenece a una de las grandes dinastías de Hollywood, hija de Diane Ladd y Bruce Dern.
Un argentino con grandes chances
Pablo Helman, nacido en Buenos Aires, podría ampliar la lista de argentinos que ganaron un Oscar. Está nominado por tercera vez en el rubro mejores efectos visuales. Esta vez, por El irlandés, donde logró que actores como Robert De Niro y Al Pacino lucieran casi 40 años más jóvenes.
Tiene una gran competencia, en una de las categorías más inciertas. Si bien la película es una de las favoritas, pelea codo a codo con 1917, Avengers: Endgame y El rey león.
La ceremonia
Hay mucho hermetismo sobre la entrega. Se sabe que por segundo año consecutivo, no habrá anfitrión. El año pasado el rating subió levemente y los productores decidieron seguir con ese estilo.
Se sabe que todas las nominadas a mejor canción original van a ser interpretadas en vivo. Idina Menzel, la protagonista de Frozen 2, compartirá escenario con las actrices que dieron su voz al rol de Elsa en otros idiomas. Juntas entonarán «Into the unknown». Además, Elton John, el favorito a ganar, cantará «I´m gonna love me again» junto al protagonista de su biografía, Taron Egerton.
Habrá dos momentos musicales más. Billie Eilish, que viene de arrasar en los Grammy, hará una interpretación especial de la que poco se sabe. Y Janelle Monae estaría encargada de cantar durante el In Memoriam.
Entre las estrellas que van a presentar los premios estarán James Corden, Penélope Cruz, Will Ferrel, Jane Fonda, Tom Hanks, Salma Hayek, Rami Malek, Steve Martin, Natalie Portman, Keanu Reeves y Chris Rock, entre otros.