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Presentando a los contratistas de la NED que trabajan contra Cuba (II)

Brenda Murillo
Tomado de Cubano y Punto

Hace ya unos días, les presenté a los lectores tres contratistas de la National Endowment for Democracy que trabajan promoviendo la contrarrevolución cubana desde EE.UU., Uruguay y México. Hoy seguiré con otras que, desde países también lejanos, cumplen la misma función.

En este artículo, centraremos la atención en el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, la Asociación Civil Cronos, el Instituto de Prensa y Sociedad, y la Fundación Espacio Público, radicadas en Argentina, Costa Rica, Perú y Chile, respectivamente.

Estas evidencias demuestran el complicado entramado que han ido creando las instituciones subversivas norteamericanas para conseguir su objetivo: promover a la contrarrevolución cubana. Empecemos con el primero:

El Instituto Interamericano de Derechos Humanos está radicado en Costa Rica y recibió $95,000 de la NED en el año anterior para desarrollar su programa anticubano, dirigido a la capacitación en materia electoral y de derechos humanos de supuestos activistas de la sociedad civil cubana. Su objetivo era que estos activistas participaran en procesos electorales realizados en América Latina para que aprendieran en ellos cómo se respetan los valores democráticos. Todo esto bajo el supuesto de hacerles entender los códigos de una democracia representativa y multipartidista, que bien sabemos quiénes vivimos en este continente, que deja mucho que desear y tiene bastante poco que ofrecer en términos de transparencia y ética ciudadana. ¿Se sabe si participaron en alguno?, ¿en cuál?

Este instituto cuenta con oficinas en Colombia y Uruguay y, según su sitio web, también recibe apoyo financiero de la USAID. Es una organización dedicada, supuestamente, a promover y fortalecer el respeto a los derechos humanos, trabajando en proyectos educativos que se dirigen a ese interés. Pero, ¿qué hacen para promover la protección de esos derechos humanos en Colombia?, me pregunto.

En su palmarés anticubano sobresalen la realización de talleres de capacitación a miembros de organizaciones contrarrevolucionarias cubanas como Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) y Damas de Blanco, por solo mencionar las más significativas. Además de tener estrechos vínculos con la organización terrorista Cuba Independiente y Democrática (CID), del ya fallecido Huber Matos.

En este punto cabría preguntarse qué tipo de derechos intentan fomentar si estrechan lazos con organizaciones tan cuestionables, de marcado corte terrorista como la CID o conformada en su mayoría por personas de muy baja catadura moral y cierto historial de criminalidad común, como las Damas de Blanco.

La Asociación Civil Cronos también recibió dineros de la NED en el 2020, por un monto de $80,000 dólares, para mejorar la capacidad de acción del periodismo independiente cubano, incrementando sus relaciones con periodistas latinoamericanos. Mediante este programa se entrenaron periodistas de la isla vinculados a los supuestos medios independientes.

Esta organización radicada en Buenos Aires, Argentina, está encabezada por Cristian Alarcón como director ejecutivo y cuenta con dos medios principales, la “Revista Anfibia” y “Cosecha Roja”.

En relación con Cuba, en su sitio Web aparecen varios proyectos de formación de periodistas. El denominado “Periodismo Situado”, se realiza “a distancia y gratuito” para sus participantes, aunque el curso lo paga la NED. Otro es la “Beca Cosecha Roja” destinado a formar redactores y editores y los “Talleres Anfibia”, dirigidos a entrenar periodistas. ¿Cuántos periodistas independientes cubanos se habrán formado en esos cursos?

Otro financista importante de esta organización es el Open Society Institute, que como sabemos sobradamente, también está vinculado a programas subversivos contra Cuba y otros países como Nicaragua, Venezuela y El Salvador.

Por otra parte, el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) radica en Lima, Perú, y recibió en el 2020 un total de $70,523 para desarrollar programas dirigidos a entrenar a “periodistas independientes cubanos” y promover sus vínculos con periodistas de la región.

En su sitio web se presentan como una ONG dirigida a promover el periodismo de investigación, la libertad de expresión y el acceso a la información pública en América Latina. Pero esta promoción de “libertades” contrasta grandemente con la situación de muchos periodistas en la Patria Grande, que son asesinados con total impunidad en México o reprimidos en Guatemala, Chile y el mismo Perú. Pero, al parecer, este tipo de justicia no entra en su ámbito de atención.

Al mismo tiempo, plantea que “actúa con autonomía, sin someterse a un centro de poder externo ni acepta condicionamientos que afecten sus principios y fines”, aunque todos sabemos que todo fondo procedente del gobierno norteamericano tiene condicionamientos. Además de que, también recibe fondos, coincidentemente, de la Open Society.

En relación con Cuba tiene un largo historial de entrenamiento, capacitación, abastecimiento y promoción de “periodistas independientes”. Es la organización vinculada al premio CUBACRON, dirigido a premiar crónicas sobre “la realidad cubana”, en su gran mayoría procedentes de “medios independientes” como El Estornudo o El Toque, aunque también hayan premiado a periodistas que trabajan en medios estatales.

Para finalizar por hoy, hablaremos de la organización Fundación Espacio Público, radicada en Chile, y receptora de $108,000 en el 2020 para desarrollar un programa dirigido a fortalecer la capacidad de los periodistas cubanos para promover una mayor rendición de cuentas del gobierno en Cuba y promover interacciones y vínculos entre “periodistas independientes” cubanos y latinoamericanos. También dirigida a entrenar “periodistas independientes” cubanos” en la realización de periodismo investigativo.

Es curioso ver cómo florecen estos intereses “cívicos” por Cuba en un país tan lejano como Chile, sí, porque no solo cuenta la lejanía geográfica, sino que cuenta más aún la distancia abismal en el respeto a todo tipo de derechos. Esta organización debía concentrarse en la flagrante y diaria violación de derechos humanos que ocurre en el país austral, de la que inundan las redes sociales numerosas imágenes que se han hecho virales e incluyen las evidencias  de periodistas que han sido reprimidos por los Carabineros en pleno ejercicio profesional, por estar documentando el accionar criminal de estas fuerzas del orden. Entonces, ante estos hechos, cabría preguntarse si este es el tipo de periodismo independiente que se realiza en Chile, y si organizaciones que conviven con este tipo de represión cotidiana están en condiciones de enseñar a otros, lo que son incapaces de corregir en su propio terreno.

Relacionado con nuestro país, en su sitio web aparece el proyecto “Periodismo de Investigación en Cuba”, financiado por la NED y desarrollado entre el 2019 y el 2020 por las investigadoras María Jaraquemada, abogada y directora de incidencia en espacio público y Francisca Pinto, investigadora asistente de la propia institución. Ambas han trabajado también en instituciones del gobierno chileno. En la presentación de este programa se refleja claramente que su objetivo es “fortalecer el incipiente ecosistema de medios de comunicación independiente en Cuba, a través de la capacitación de nuevas generaciones de periodistas que estén interesados en contribuir a consolidar este espacio”, lo que por su formulación generalizadora pudiera catalogarse como una injerencia en los asuntos internos de Cuba, creo yo.

Dentro de este programa han realizado talleres con la participación de “periodistas independientes” cubanos, quienes han sido capacitados, entrenados y han difundido sus obras, pero también los han preparado para captar otros interesados en la Isla. Ejemplo de esto último, fue un taller desarrollado en Chile en el 2017 en el que participaron varios cubanos, pero seis de ellos fueron también preparados y orientados para “ya de vuelta en Cuba, buscar a otros dos más jóvenes que ellos para desarrollar un tema de investigación en la propia isla”. ¿Qué es esto?, ¿quién se encarga de acciones de esta índole?

Revisando en su sitio web saltan los nombres de “periodistas independientes” cubanos preparados por esta organización, como Mario Luis Reyes (El Estornudo, Periodismo de Barrio y OnCuba), Javier Roque (El Estornudo y OnCuba), Jesús Jank Curbelo (Periodismo de Barrio y El Toque) y José Raúl Gallego (Cuba Posible y El Toque), por solo mencionar algunos. ¿No le suenan los nombres de El Estornudo, Periodismo de Barrio y El Toque?, ¿hasta dónde llega el carácter “independiente” de esos medios digitales?

En resumen, salta a la vista la similitud de propósitos, modos de proceder y orígenes del financiamiento a estas organizaciones y en este punto, solo me surgen interrogantes, aunque algunas respuestas son obvias. ¿Será casualidad o podríamos hipotetizar que el despliegue de estas organizaciones responde a intereses debidamente concertados por un ente supranacional que las promueve, direcciona y financia?, ¿cuál es su interés en enfocarse en propósitos dirigidos a promover fuerzas contestatarias y contrarias a la revolución cubana?, ¿qué papel juega el gobierno de EE. UU. y por qué su financiamiento a estos fines se canaliza a través de instancias mediadoras como la USAID y la NED?

El propio trabajo de estas organizaciones, que hacen público y difunden a través de sus sitios oficiales, evidencia que el carácter independiente de la oposición cubana es completamente falso, dejando claro que esta responde a directrices que se escriben en oficinas en Washington y que les llegan a través de contratistas mediadoras encargadas de promoverla, abastecerla y entrenarla en diversos países, aunque también han tenido el descaro de ir a Cuba para, violando las leyes cubanas e internacionales, desarrollar tan indigno papel.

En otras publicaciones seguiremos ampliando en esta interesante temática y desenredando esta telaraña embrollada, que tiene muchos hilos, pero en todos se percibe mucho de condicionamiento, servilismo y poco del respeto a la multiplicidad de posturas que tanto cacarean en sus constantes apelaciones al maltrecho concepto de “democracia”, del que se han adueñado, imponiéndole exclusivamente aquellos elementos de significado que se ajustan a sus intereses.

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