Santiago/AFP
La presidenta chilena, sickness Michelle Bachelet, anunció el martes el inicio del proceso para reformar la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), un largo camino que abre las puertas a procedimientos de participación popular y cuya posible aprobación será responsabilidad del próximo gobierno.
En los próximos días se dará el puntapié inicial al proceso, con una etapa de educación cívica y a partir de marzo de 2016 «diálogos ciudadanos» sentarán las bases del proyecto de nueva Constitución, que será presentado a inicios del segundo semestre de 2017 al Congreso.
Pero como las leyes vigentes no contemplan «mecanismos para elaborar una nueva Carta Fundamental (…) a fines de 2016 enviaremos al Congreso un proyecto de reforma de la actual Constitución para que, por dos tercios de sus miembros en ejercicio, establezca los procedimientos que hagan posible dictar una nueva», anunció Bachelet en una breve cadena nacional.
En la propuesta se pedirá al próximo Congreso -elegido en 2017 junto al sucesor de Bachelet- que defina qué fórmula será utilizada para aprobar el nuevo documento.
Las opciones serán «formar una comisión bicameral de senadores y diputados; la segunda, formar una convención constituyente mixta de parlamentarios y ciudadanos; la tercera es la convocatoria a una Asamblea Constituyente» y la cuarta «un plebiscito, para que sea la ciudadanía la que decida entre las anteriores alternativas», agregó la socialista.
De tres quintos de los votos de los legisladores será la mayoría necesaria para que el nuevo Congreso defina una de las cuatro fórmulas, a través de la cual se discutirá el proyecto enviado por el gobierno de Bachelet, que al cierre del proceso deberá ser ratificado por votación popular.
«La actual Constitución tuvo su origen en la dictadura, no responde a las necesidades de nuestra época ni favorece a la democracia. Ella fue impuesta por unos pocos sobre la mayoría (…) por eso ha llegado el momento de cambiarla», enfatizó Bachelet durante su discurso.
Una Constitución nacida en dictadura, que generó un sistema electoral que por años significó una sobrerrepresentación de la derecha en el Congreso, sistema que modificó Bachelet por lo que los legisladores que elijan el formato de la nueva Constitución serán los primeros elegidos bajo el nuevo régimen.
El inicio del proceso hacia una nueva Constitución estaba previsto para setiembre, pero el gobierno postergó la decisión.
La reforma constitucional está incluida en el programa de gobierno con el que Bachelet accedió al poder en marzo de 2014.
Aprobada en un cuestionado plebiscito, la Constitución de la dictadura de Pinochet ha sufrido algunas modificaciones en estos 25 años de democracia, pero hasta ahora no se había planteado ninguna iniciativa para erradicarla completamente.