En la más reciente cadena de radio y televisión, el presidente Nayib Bukele anunció que todo aquel salvadoreño que descargue la app de la billetera digital y se registre para manejar la moneda digital que ya es oficial en el país, obtendrá 30 dólares equivalente en bitcoin. El mandatario, por cierto, no dijo cuánto le costará al erario público, ni de dónde sacará esos fondos, seguramente, porque al conocer la cantidad, aunque “sea un regalo”, más de algún salvadoreño, incluso seguidor de Nuevas Ideas y de Bukele, podría no estar de acuerdo con ese despilfarro.
Hoy se sabe, por boca de funcionarios del Ministerio de Hacienda, que “regalar” esos 30 dólares en bitcoin a cada salvadoreño interesado, significa que del erario público se derogarán 120 millones de dólares.
Sí, así como se lee, el Gobierno de Bukele tiene previstos 120 millones de dólares para que los salvadoreños se registren y se animen a utilizar el bitcoin como moneda para el intercambio de productos y servicios. Es decir, con $30 dólares el Gobierno de Bukele está comprando a los salvadoreños para que utilicen el bitcoin.
El uso del bitcoin debió ser producto del convencimiento de los salvadoreños de su utilización, producto del conocimiento en detalle del manejo de la moneda y de la garantía de que no corre ningún peligro transar con el bitcoin. Es decir, producto de la información y la educación.
El presidente Bukele estaba convencido que con la cadena de radio y televisión no iba a ser suficiente para que los y las salvadoreñas quedarán convencidos de la necesidad de utilizar el bitcoin en El Salvador, por eso acudió a la compra, es decir, ofrecer a cada salvadoreño y salvadoreña $30 para que se inscriban en la “billetera” digital del Gobierno.
A Bukele le dio resultado la entrega de los $300 dólares durante la pandemia, que si bien hubo 300,000 beneficiarios dudosos, si que, pese la difícil situación de las finanzas del país era necesario para cubrir algunas necesidades mínimas de subsistencia a cerca de un millón de salvadoreños, debido a la paralización de la actividad productiva. Millares de estos salvadoreños que recibieron los 300 dólares creyeron que debían agradecer al presidente Bukele votando por la “N” de Nayib. En esta ocasión, el gobierno invirtió cerca de 300 millones de dólares.
Lo mismo ocurrió con los 75 millones de dólares en subsidios para el pago de salarios, equivalente a un mes, para los trabajadores que estaban cesados temporalmente.
Estas erogaciones tienen sentido, y era hasta obligación del Gobierno, incluso, hasta de endeudarse para llevar esa ayuda, pues, además, se hizo en todo el mundo por la pandemia. Aunque, por falta de información, miles de salvadoreños creen que solo el Gobierno de Bukele ha dado ayuda a los salvadoreños por la pandemia.
Pero, destinar 120 millones de dólares del erario para aceptar el uso de bitcoin, es realmente un despilfarro lamentable, condenable.
El país no debería darse el lujo de botar el dinero, primero, porque no le sobra, no lo tiene. Este mes, por cierto, al Gobierno le han aprobado utilizar los dos mil millones de dólares que la Asamblea Legislativa anterior le aprobó para el manejo de la pandemia, para cubrir el déficit fiscal del presente año.
Es decir, el tesoro público presenta un “hoyo fiscal” de dos mil millones de dólares, entonces, no es justo que el gobierno bote 120 millones para seguir jugando a la virtualidad.
La oposición salvadoreña, así como la intelectualidad responsable y consciente y contrario al despilfarro, debería mantener una campaña informativa y educativa permanente de lo inconveniente que es aceptar esos $30 dólares en bitcoin, porque sumados asciende a 120 millones de dólares, y eso es un despilfarro, más en tiempos de crisis por la pandemia.