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El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, expresó el viernes su solidaridad con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, y deseó que se le perdone y se le deje en libertad, luego de que se dio a conocer la tortura a la que fue sometido.
Aunque omitió referirse al asesinato del general iraní Qessam Sonailami por parte de Estados Unidos, por respecto a la doctrina del Gobierno mexicano de no intervención, sobre el caso Assange sí fijó una clara y amplia opinión.
López Obrador explicó que no puede uno dar la espalda a los dolores de la humanidad ni aplicar la política del avestruz, de meter la cabeza en la arena sino expresarse.
Un reportero planteó la situación de Assange y entregó al mandatario, durante la conferencia de prensa matutina, un ejemplar del libro “México en WikiLeaks WikiLeaks en La Jornada”.
“Ojalá y se le tenga consideración y se le libere y que no se le siga torturando”, expresó el mandatario en su conferencia de prensa matutina donde afirmó que los cables de WikiLeaks que se refieren a México, son ciertos.
En ese sentido, López Obrador sostuvo que si se da la liberación de Assange sería un acto de humildad, “una causa muy justa en favor de los derechos humanos del mundo”.
Manifestó que los cables obtenidos por este personaje “mostraron cómo funciona el sistema mundial en su naturaleza autoritaria».
Las divulgaciones de Assange incluyen información de defensa nacional de Estados Unidos relacionada con las guerras en Irak y Afganistán.
A fines del año pasado, el relator especial para la tortura de la ONU, Nils Melzer, mostró su preocupación por el estado de salud de Assange, quien, dijo, ha sido expuesto a una «continua tortura psicológica u otro trato cruel, inhumano o degradante».
Las audiencias sobre la extradición a Estados Unidos del periodista australiano se celebrarán el 25 de febrero de 2020, según lo ha anunciado su abogado, Aitor Martínez.
Assange permanece encarcelado en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, en Londres, y afronta una solicitud de extradición por parte de Estados Unidos, donde se enfrenta a 18 cargos, entre ellos, una presunta violación de la Ley de Espionaje por la que podría ser condenado a hasta 175 años de prisión.
En una reciente audiencia, Assange ratificó ante la Justicia de España que fue espiado en su estadía en la embajada de Ecuador en Londres.
En su testimonio, Assange “ha confirmado que fue víctima pasiva de una intromisión ilegítima que habría sido eventualmente coordinada por Estados Unidos”, según explicitó su defensa.
La postura de la defensa es que “resulta evidente que se debe desarticular ya el proceso de extradición que rige contra Assange, ya que no existe ningún tipo de garantías en Estados Unidos para con él”.