San Salvador/Sputnik
El presidente Nicaragua, Daniel Ortega, negó el jueves que hubiera existido algún tipo de negociación con el gobierno de Estados Unidos para deportar a ese país a 222 presos acusados de «terrorismo» e «incitación a la violencia».
«Aquí no ha habido ninguna negociación, eso debe quedar claro, porque la soberanía del país, la dignidad de la Patria no se negocia, insistió el mandatario en una cadena de nacional de radio ye televisión.
Acompañado por las máximas autoridades de todos los Poderes del Estado, el Ejército y la Policía, Ortega narró profusión de detalles la concepción y desarrollo del operativo que concluyó al mediodía del jueves con la llegada a Washington de los opositores liberados de manera unilateral en un avión dispuesto por el gobierno estadounidense.
Ortega recalcó que su gobierno no pidió al de Estados Unidos el levantamiento de las sanciones, impuestas de 2018 a la fecha, como requisito para la entrega de quien calificó como «mercenarios» al servicio de una potencia extranjera.
A propósito, recordó cuando Cuba (en 1963) envió a territorio estadounidense a mas de mil prisioneros tomados cuando la agresión militar por Bahía de Cochinos en abril de 1961, (en aquella ocasión a cambio de alimentos para los niños de la Isla).
El jefe de Estado contó que enterados de que el embajador estadounidense Kevin Sullivan viajaba a su país le hicieron la propuesta de que se llevara con él a todos los opositores encarcelados por atetar contra la soberanía del pais.
Para su sorpresa, dijo, la propuesta fue acogida de inmediato por Washington y a partir de ese momento se montó un operativo, milimétrico y disciplinando, de traslado desde los diferentes centros penitenciarios y concentración de los prisioneros en la base de la Fuerza Aérea.
Aclaró que de la lista original de 228 presentada por las autoridades nicaragüenses, la parte norteamericana no aceptó a cuatro prisioneros: Eliseo Castro Baltodano, Walter Antonio Ruiz. José Manuel Urbina y Jairo Enrique Navarrete.
Precisó también que otros dos se segaron a tomar el avión. Fanor Alejandro Ramos, quien cumple una sanción de ocho años de cárcel por almacenamiento de drogas, y el obispo de la diócesis de Matagalpa (norte), Rolando José Álvarez.
En el caso del purpurado narró que se negó a abordar la nave aérea y para hacerlo exigió una reunión con los obispos de Nicaragua y con otros 11 religiosos, entre sacerdotes y diáconos) que se encontraban dentro de la nave.
Explicó que su gobierno cumplió con lo acordado con Estados Unidos, de no montar a nadie por la fuerza.