Por Gokan Gunes
Estambul/AFP
Las autoridades turcas anunciaron el lunes órdenes de detención contra más de 40 periodistas en una nueva fase de la purga contra sospechosos de participar en el fallido golpe de Estado, al tiempo que el presidente Recep Tayyip Erdogan se preparaba para recibir a la oposición.
La justicia turca ordenó arrestar a 42 periodistas, pocas horas después de decretar prisión preventiva para 40 militares en Estambul.
Paralelamente y en un gesto a favor de la unidad poco habitual, Erdogan planeaba reunirse en el palacio presidencial con los principales líderes de la oposición el lunes a media jornada.
El objetivo era agradecerles su «actitud determinada contra el golpe», aunque el líder del partido prokurdo HDP, acusado de apoyar el terrorismo por sus vínculos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, rebeldes kurdos), quedó fuera de la invitación.
La víspera, la principal formación rival del islamoconservador AKP en el poder, el CHP (socialdemócrata), había organizado una gigantesca manifestación con apoyo del gobierno en la emblemática plaza Taksim en Estambul para mostrar su rechazo al golpe
Durante la protesta, en la que no se produjeron incidentes, el jefe del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, exhortó al gobierno a atenerse al estado de derecho y «castigar lo antes posible» a quienes lincharon a soldados en la noche del levantamiento.
La oenegé Amnistía Internacional afirmó el domingo que había reunido «pruebas creíbles» de torturas y violaciones de personas detenidas tras el intento de golpe de 15 de julio, que dejó 270 muertos.
La magnitud de la purga posterior -13.000 personas en prisión preventiva, 5.800 detenidos y decenas de miles de funcionarios despedidos o suspendidos- provoca una gran inquietud dentro y fuera de Turquía.
‘Pagarán el precio’
Entre los periodistas sobre los que pesa una orden de detención se encuentra Nazli Ilicak, figura célebre en Turquía, despedida del diario progubernamental Sabah en 2013 por haber criticado a ministros implicados en un escándalo de corrupción, informó la agencia de prensa Anadolu.
Por el momento, cinco habían sido detenidos y 11 se encontraban supuestamente en el extranjero, indicó la agencia Dogan. La policía buscaba a Ilical en el centro de la ciudad costera de Bodrum.
El 19 de julio, el regulador turco de los medios audiovisuales había retirado la licencia de emisión a numerosas cadenas de televisión y radio sospechosas de respaldar a la red del predicador Fethullah Gülen, exiliado en Estos Unidos desde 1999 y acusado de instigar el golpe, aunque él lo ha desmentido.
El sábado, el presidente Erdogan había advertido en una entrevista a la televisión France 24 que si «los medios apoyan el golpe de Estado, sean medios audiovisuales o de otro tipo, pagarán un precio».
Además, 31 intelectuales y profesores fueron detenidos en una operación en Estambul por sus supuestos vínculos con Gülen.
Erdogan debía recibir el lunes a media jornada al dirigente del CHP, que juró que no pondría nunca los pies en el palacio presidencial, y al jefe del Partido de Acción Nacionalista(MHP, derecha), Devlet Bahceli.
El jueves, el estado de emergencia fue instaurado por primera vez en 15 años en Turquía, donde los días de prisión preventiva legal han pasado de cuatro a 30 y se han disuelto más de 2.000 instituciones.
Detenida el sábado por la noche, la segunda mujer convertida en piloto militar en Turquía, Kerime Kumas, reconoció haber pilotado un helicóptero que transportó a golpistas, aunque aseguró que en aquel momento no sabía que se trataban de un golpe de Estado.
El jefe del Estado Mayor del ejército turco, Hulusi Akar, que se enfrentó a los golpistas y fue tomado como rehén, dijo a los investigadores en un comunicado que los generales rebeldes le habían ofrecido hablar personalmente con Gülen si se unía a ellos.
«Les dije ‘estáis en el camino equivocado’. Dije ‘no lo hagáis, no derraméis sangre’, pero [el general rebelde] Mehmet Disli dijo ‘ya hemos tomado ese camino. No hay vuelta atrás».