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Presidente mediático, tuitero y con agenda impuesta

Dr. Miguel Sáenz Varela

Nuestro país se encuentra en el inicio de un nuevo quinquenio gubernamental, presidido por un personaje del cual puede esperarse cualquier autoritarismo dictatorial.

Indudablemente que en el comportamiento de este personaje gravita permanentemente en su pensamiento los resultados que se publican frecuentemente a través de encuestas, en las que es acreedor a importante aceptación por parte de buena parte de la población; pero resulta que debido a su inexperiencia política, no le es posible analizar correctamente el contexto político en que se desarrolló el proceso electoral que culmino el 03 de febrero pasado, y las características del escenario político nacional actual. Sustenta la aceptación en su personalidad y en el uso de las redes sociales; obviamente éstas desempeñaron, desempeñan y desempeñarán importante incidencia emocional y mediática; pero realmente no esta ahí el fondo político de lo que explica la situación. El fondo consiste en que ha sabido aprovechar mediáticamente la situación interna que atraviesan los dos principales partidos políticos del país; situación que desde hace algún tiempo les ha generado cierto alejamiento del contacto con la población, pérdida de confianza, de credibilidad y de la esperanza; percepción que, por ahora, les desfavorece políticamente; además debe considerarse el planteamiento -muy divulgado- de que es necesaria una ruptura con la tradicionalidad y experimentar algo que se presente como: “novedoso, chévere y buena onda”.

El Sr. Bukele y sus consejeros han sabido aprovechar mediática y emocionalmente esta situación e hicieron surgir la percepción, en buena parte de la ciudadanía que él es “el bueno”, y que su movimiento político “Nuevas

Ideas”, que de nuevas no tiene nada, resolverán la problemática nacional y que los otros partidos son incapaces. Buena parte de la ciudadanía pareciera que en buen salvadoreño sintéticamente ha formulado mentalmente la idea de: “ya probamos con otros y creemos que nos han fallado, ahora probemos con este señor a ver cómo nos va”.

La aceptación del Sr. Bukele es una burbuja mediática sustentada en la percepción producida por la técnica de las redes sociales; no es una aceptación sustentada en la racionalidad; situación por la que tarde o temprano esa burbuja se disipará cuando la población compruebe que no se gobierna para resolver sus principales problemas, que no hay logros concretos en la mejoría de su calidad de vida; cuando vea que se gobierna no para la mayoría de la población, si no para privilegiar los intereses de la oligarquía criolla y en cumplimiento de la agenda del presidente Trump; la racionalidad sustituirá a la percepción mediática.

El pueblo salvadoreño es inteligente, con historia de lucha y de tonto no tiene un pelo; se le podrá mantener engañado por algún tiempo, pero no todo el tiempo.

A más de tres meses de estar al frente del Ejecutivo, el gobierno precedido por el señor Bukele ha evidenciado que su accionar esta determinado para consolidar mediáticamente, en buena parte de la población, la idea de que esta resolviendo problemas. Aparte de ocuparse de la delincuencia, que constituye un serio problema muy sentido por toda la población, no se esta abordando seriamente la solución de los problemas fundamentales del país. Indudablemente ocuparse de la delincuencia es obligado e importante; pero este complejo problema estructural no se resolverá a base de represión y de militarización del país. Su solución no es fácil, requiere no poco tiempo y debe sustentarse fundamentalmente en planes y programas serios que contemplen medidas preventivas, de rehabilitación e inserción y por supuesto represión.

No cabe duda que a la población, en general, le agrada mucho y aplaude ver al montón de policías y soldados en las calles capturando delincuentes; pero será posible mantener este personal desplazado en el territorio de manera sostenida e indefinida; obviamente por diversas razones la respuesta es: NO es posible. Actualmente con mucha insistencia se habla de la baja del número de homicidios; pero no por casualidad, se habla poco del problema de las desapariciones y de las extorsiones; problemas también muy graves.

En otro orden de temas: se ha firmado con los Estados Unidos de Norteamérica un acuerdo titulado “Examinación de peticiones de asilo”. El titulo no dice mayor cosa pero su contenido expresa claramente el objetivo fundamental. Realmente se trata de un acuerdo entreguista que convierte a El Salvador en el cuarto “país seguro”. Aunque su título oculta perversamente el objetivo de fondo; se trata de que El Salvador pasa a formar parte del “muro de contención” para el grave problema de la migración; enajenando su territorio para cumplir la agenda migratoria norteamericana. En buen salvadoreño es convertir a nuestro país en un sirviente y fiel aplicador de la agenda de Trump a cambio de nada concreto de importancia para beneficio del país.

El punto es que el Sr. Bukele preocupado por mantener los resultados de las encuestas, en cuanto a su aceptación, analizó que firmar un acuerdo con el nombre y las características de los firmados con México, Guatemala y Honduras, era exponerse a la crítica y al rechazo de la población; situación que lo podría llevar a pagar costos políticos bajando su aceptación; por eso le pusieron un titulo que pretende ocultar el verdadero objetivo y no se habla de “País Seguro”. Se pretende engañar.

La creación de la “patrulla fronteriza” en realidad no es su objetivo principal capturar delincuentes y evitar el contrabando; la realidad es que se ha creado esta patrulla para ser un verdadero “muro de contención y represión” contra los migrantes para evitar que  continúen su marcha hacia la frontera de los Estados Unidos.

La firma del acuerdo contempla que aquí en el país permanecerán migrantes esperando la respuesta de asilo solicitado al gobierno norteamericano. Seguramente esta respuesta tardará mucho tiempo; mientras tanto el gobierno salvadoreño deberá garantizar las condiciones mínimas de subsistencia. Cabe preguntarse: esta El Salvador preparado para garantizar condiciones básicas de alimentación, vivienda, salud, etc., a los migrantes, que no serán pocos; obviamente la respuesta es: No se esta preparado. Situación que de no resolverse, indudablemente generará serios problemas que repercutirán negativamente en las condiciones sociales en que vive nuestra población, el Sr. Bukele debe decir a la ciudadanía cómo se propone resolver esta situación; pero con la característica falta de transparencia en el manejo de importantes asuntos de la vida nacional; es de esperar que ocultará una información concreta.

En resumidas cuentas el Sr. Bukele esta dando múltiples y obvias evidencias que él y su Gobierno estarán al servicio de la agenda de la política exterior de los Estados Unidos.

Si la razón de aceptar la imposición de una agenda fuera porque en los Estados Unidos viven millones de salvadoreños y más de 190,000 están bajo la amenaza de la resolución del TPS; este es un asunto que aunque sea brevemente merece ser analizado.

El cacareado argumento de que “hay que tener buenas relaciones con el gobierno norteamericano, porque en ese país viven más de dos millones y medio de salvadoreños”; es un argumento parcialmente cierto. Nuestros compatriotas, independientemente que vivan legal o ilegalmente en los Estados Unidos, con su trabajo y pago de impuestos, contribuyen no despreciablemente a la economía norteamericana. Además si somos serios y honestos, preguntémonos cuál es la razón fundamental de por qué buena cantidad de salvadoreños y salvadoreñas se han ido a otros países; principalmente a los Estados Unidos las razones fundamentales son de carácter estructural, se han ido no porque les guste turistear. Si en nuestro país existiera un sistema con un modelo económico, social, político y ambiental de desarrollo que generara las condiciones mínimas para que la población pudiera vivir dignamente como seres humanos; seguramente el número de compatriotas que emigrarían sería mínimo. Pero resulta que el sistema y el modelo de desarrollo impuesto históricamente por la oligarquía hegemónica dominante apoyada por los gobiernos norteamericanos, es un sistema con un modelo que no ha generado las condiciones para vivir dignamente; es un modelo excluyente. La oligarquía criolla dominante apoyada por los gobiernos norteamericanos son los reales responsables históricos de la migración de compatriotas. Hay que decirlo claramente.

Indudablemente es necesario que nuestro país establezca, mantenga y desarrolle buenas relaciones con todos los países del mundo sin discriminaciones por razones ideológicas, políticas, raciales, religiosas, etc., pero estas relaciones deben sustentarse en el respeto a la soberanía, la autodeterminación y la independencia en el marco de las normas establecidas por el derecho internacional.

Lo inaceptable y que muchos salvadoreños no aceptaremos es que se irrespete nuestra soberanía, autodeterminación e independencia imponiéndonos una agenda que esta al servicio de los intereses más oscuros de los grupos de poder hegemónicos norteamericanos. Trump es un presidente que forma parte y esta al servicio de los grandes intereses monopólicos de la industria bélica, y de la especulación financiera internacional que concentra un alto porcentaje de la riqueza del planeta.

Como país en el que la Constitución de la República en su artículo 83 determina ser soberano, no es aceptable desde ningún punto de vista, ponerse al servicio del cumplimiento de la agenda de Trump.

Es preciso que el pueblo salvadoreño ponga mucha atención, de seguimiento y actúe ante el entreguismo del actual Gobierno.

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