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Gloria Silvia Orellana
Carol Estrada
@DiarioCoLatino
A nabel Yamileth, de 14 años, salió desde muy temprano, junto a su enjambre de La Colmenita del Bajo Lempa, hacia San Salvador, sus nervios eran evidentes, ya que ella tiene un rol protagónico en la obra “El Canto de la Chicharra”, que se presentó en la inauguración de la Segunda Edición del Festival Infantil (FESTI).
“Soy la Chicharra en la obra El Canto de la Chicharra y me siento emocionada de participar de este evento que me llena de muchas ilusiones y me siento orgullosa de estar aquí”, dijo emocionada la niña. La inauguración del FESTI atrajo a todas las colmenitas del país a San Salvador, y Anabel solo espera tomar aprendizajes de sus pares que como La Colmenita de El Mozote de Morazán, presentaron “El Caserío Encantado”.
“Los sacaron de sus casas indefensos” fue el canto que rompió el silencio del Teatro Nacional, ya que no solo recuerda la memoria histórica, si no que fue interpretada por el coro que lo componen infantes y adolescentes de El Mozote, Morazán.
La obra continúa bajo una luz oscura y las voces suaves del coro cambian de inmediato con la de una abuelita que recuerda la triste historia y la nieta que le propone un viaje a la alegría y la esperanza para que las nuevas generaciones vean con optimismo el futuro.
El 10 de diciembre de 1981, mientras la Organización de las Naciones Unidas (ONU) conmemoraba a nivel mundial el “Día Internacional de los Derechos Humanos”, la remota comunidad de El Mozote en el municipio de Meanguera, Morazán, fue el escenario de una de las masacres más graves y documentadas, en el marco del conflicto armado de la década de los años ochenta.
Esa población civil de El Mozote y lugares aledaños sucumbió ante el asalto de un combinado militar de la Fuerza Armada Salvadoreña ese diciembre, y no valieron ni los “permisos militares” que extendían las autoridades militares en el municipio de Gotera; como a Marcos Díaz, que insistió a la población a quedarse en el lugar “porque los soldados habían dicho que no iban a hacerles daño”.
La niñez y juventud de las familias que repoblaron estos lugares emblemáticos han decidido recoger su historia oral y escrita de sus abuelos, padres, madres o vecinos y construir ese terrible pasado que los acompañó durante décadas, hasta la llegada de Carlos Alberto Cremata, creador del proyecto social “La Colmenita”, y su grupo de trabajo, se dedicaron a trabajar, escuchar y acompañar a estos niños y niñas talentosos y envolverlos en una atmósfera entusiasta llena de música, danza y alegría que cambio su entorno para siempre.
“La Colmenita” es un proyecto social que nació en Cuba en 1990, que ha destacado en la isla, así como a nivel internacional, que le ha valido su nominación como “Embajadora de la Buena Voluntad”, por el Fondo de la Infancia de Naciones Unidas (UNICEF).
En la inauguración del Segundo Festival de Teatro Infantil FESTI 2017, el Presidente de la República Salvador Sánchez Cerén recalcó que “la finalidad de este revolucionario programa es formar ciudadanos del mañana y cultivar valores como la solidaridad, hermandad y el amor.
El Mandatario enfatizó que a 25 años de los Acuerdos de Paz, la cultura es un derecho humano, un pilar fundamental para la trasformación social y fomentar valores familiares. Añadió que el FESTI 2017 es el fruto de la hermandad entre los pueblos de El Salvador y Cuba.
Recordó que en 2015 se estableció un convenio con Cuba para poner en marcha el proyecto de La Colmenita El Salvador para fomentar la armonía y la paz en un pueblo adolorido por las heridas de la pasada guerra civil (1980-1992). “Ahora La Colmenita El Salvador es ahora una realidad, gracias al apoyo de nuestros amigos cubanos y fortalecer los lazos de hermandad, convivencia y paz”, dijo Sánchez Cerén.
Asimismo, el Presidente se comprometió a lanzar el próximo año un programa de formación artística y cultural en las Casas de las Cultura de país, que será organizado por los mismos jóvenes y que incluirá el enfoque de derecho, con una inversión de 400 mil dólares provenientes de FANTEL.
El FESTI continuó con escenas coloridas donde se mezcló la fe, la música y la danza al ritmo de música autóctona y cantos que hacen referencia a los valores de la vida, la convivencia, el amor, la inclusión y la esperanza, para superar el dolor dejado por la historia. El valor de la inclusión permitió el baile de Adultos Mayores, quienes participaron en el rescate de la Memoria Histórica, en una escena que arrancó aplausos de los presentes.
