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Presupuesto 2025: Bukele copia a Milei

Por Leonel Herrera*

El presidente argentino Javier Milei redujo el déficit fiscal despidiendo a miles de empleados públicos, dejando sin pensión a los jubilados, quitando fondos a las universidades estatales y eliminando subsidios a sectores vulnerables. Nayib Bukele podría hacer eso y algo más en El Salvador.

El gobernante inconstitucional del país anunció hace una semana que para el año 2025 presentará un presupuesto estatal totalmente financiado, es decir, que no recurrirá a más endeudamiento público para complementar sus ingresos. Incluso, aseguró que los compromisos de la deuda actual serán saldados con fondos propios.

El anuncio de Bukele responde a la reciente exigencia de reducir el nivel de endeudamiento público, planteada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su nueva lista de condicionantes para concretar el postergado préstamo de 1,300 millones de dólares al gobierno salvadoreño.

El reconocido abogado José Marinero escribió en su cuenta de X (antes Twitter) que esto sólo sería posible mediante una drástica disminución del gasto público, un significativo incremento de los ingresos subiendo los impuestos o una estrategia de maquillar las cifras. Mi opinión es que el presidente de facto podría hacer las tres cosas al mismo tiempo.

De hecho, la disminución del gasto comenzó dos años atrás eliminando del FODES a las alcaldías y cerrando el INJUVE, el INSAFOR y otras instancias. Luego vino la reducción del subsidio a la electricidad y al gas propano, el menor presupuesto de salud y educación, la no entrega de fondos a la UES y el despido de trabajadores en varias instituciones.

El anunciado despido de 300 empleados de la Procuraduría General de la República (PGR), posibles despidos en otras instituciones, la supresión de “plazas vacantes” en todo el aparato estatal y la desaparición o fusión de algunas instituciones, son una clara advertencia de una draconiana reducción del gasto gubernamental.

Mientras tanto, es muy posible que se mantenga o que aumente el gasto militar, los fondos reservados de Casa Presidencial, los cuantiosos recursos que sostienen al aparato de propaganda oficial y partidas para pago de asesores, lobistas, influencers, etc.

El aumento de los ingresos probablemente se logre incrementando el IVA y otros impuestos al consumo, en lugar de poner impuestos a las grandes empresas. Es posible que también se imponga algún tributo predial que terminará afectando a las capas medias y sectores populares, en vez de gravar el patrimonio de los más ricos.

Y si con la reducción del gasto y el aumento de ingresos los datos todavía no cuadran, entonces podría venir el maquillaje de las cifras para tratar de engañar al FMI. Vale decir que en esta tarea hay mucha experticia gubernamental, pues manipular y mentir son prácticas recurrentes.

En tal situación, la “jugada maestra” (como Bukele suele llamar a sus acciones que considera geniales) sería aprobar un presupuesto “sin deuda” y después, cuando el FMI haya otorgado el préstamo, avalar más endeudamiento externo con más créditos o emisión de bonos.

Otra opción sería decir que “todos los gastos están cubiertos”, pero luego terminar de tomarse los fondos de pensiones, agarrar lo poco que todavía queda de reservas internacionales en el BCR o hacer que la banca local (bancos y hasta cooperativas de crédito) compre más LETES, CETES y otros instrumentos de deuda de corto plazo.

En este último caso la población debería estar atenta, sobre todo los jubilados que podrían quedarse sin pensiones, los cotizantes que perderían su dinero y los ahorrantes que podrían no tener disponibles sus depósitos debido a la falta de liquidez de la banca privada.

Ojo con eso.

*Periodista y activista social.

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