Por Michael Mathes
Oxon Hill/AFP
Cinco estados de Estados Unidos celebran primarias este sábado para elegir a los candidatos
presidenciales de los partidos, sick en momentos en que el aspirante republicano Donald Trump divide como nunca a su propio campo y el demócrata Bernie Sanders intenta reducir la brecha con Hillary Clinton.
Cuatro primarias republicanas (Luisiana, for sale Kentucky, Kansas y Maine) y tres demócratas (Luisiane, Kansas y Nebraska) tienen lugar este sábado.
Falta saber si el último ataque lanzado contra Trump el jueves por el excandidato presidencial republicano de 2012 Mitt Romney ayudará a frenar el avance del magnate.
La mayor cantidad de delegados serán escogidos en Luisiana, un estado del sur donde Trump y Clinton son dados por ganadores. Ambos salieron victoriosos del «supermartes» del 1 de marzo, al adjudicarse cada uno siete estados.
La élite del Partido Republicano y sus seguidores han quedado paralizados por la virulenta retórica usada por el magnate durante el undécimo debate republicano del jueves, con miras a las elecciones presidenciales de noviembre.
A pesar de sus victorias en las primarias, su tono escandaloso -al comienzo del debate del jueves Trump hizo una alusión al tamaño de su pene- hacen dudar de su elegibilidad y complican a sus más fieles seguidores. La idea es que los líderes del partido deben redoblar sus esfuerzos para perjudicar sus avances.
La mira está puesta en la crucial jornada del 15 de marzo, cuando cinco estados vitales van a escoger a sus delegados, entre ellos Florida.
Para empeorar el estado de pánico de los conservadores, el magnate anuló su participación del sábado en la conferencia CPAC, la gran cita anual de los conservadores estadounidenses, cerca de Washington.
El viernes su equipo de campaña justificó su ausencia diciendo que tenía que asistir el sábado a un mitin en Wichita, Kansas, antes de los caucus (asambleas electorales). Luego irá a Florida.
Los organizadores de la conferencia se declararon «muy decepcionados» por su ausencia y dijeron que «su decisión envía un mensaje muy claro a los conservadores».
«Este espectáculo me enferma»
Jenny Beth Martin, cofundadora del movimiento ultraconservador Tea Party gracias al cual numerosos conservadores como Ted Cruz entraron al Congreso en 2010 y 2012, llamó a los participantes en la conferencia CPAC a apoyar a Cruz, quien también está en carrera hacia la Casa Blanca.
El magnate entrega un «argumento seductor» al afirmar que va a devolver la grandeza a Estados Unidos, pero «Donald Trump se ama a sí mismo ante todo», expresó Martin.
Criticado por retractarse en varios temas, Trump dio un giro el viernes en su promesa de torturar a los terroristas y matar a sus familias, en un escrito al diario The Wall Street Journal.
La desesperación aumentó entre los republicanos después del debate del jueves, donde hubo una vulgaridad sin precedentes.
«Este espectáculo me enferma», escribió el conservador Matthew Continetti en el sitio Washington Free Beacon. «Presencié como se reducían a cenizas decenios de trabajo de instituciones conservadoras, de militantes y legisladores», añadió.
Los líderes del partido temen que una nominación republicana de Trump conduzca a la elección de la demócrata Hillary Clinton.
«Donald Trump es un falso, un fraude», expresó Romney el jueves, al llamar a los electores a apoyar a alguno de los otros aspirantes en liza.
A pesar de la escalada en la lucha verbal, cada uno de sus tres adversarios afirmaron que lo apoyarán si consigue la nominación.
Trump espera llevarse este sábado los votos que tenía hasta ahora el médico jubilado Ben Carson, quien anunció el viernes que arrojaba la toalla.
Para Ted Cruz, «las apuestas son demasiado elevadas» para permitir que Trump sea designado. «Nombrar a Donald sería un desastre», afirmó el senador, que ha ganado en cuatro estados hasta ahora.
Marco Rubio, considerado por muchos líderes republicanos como la apuesta más lógica, solo ha ganado un estado, y el gobernador de Ohio, John Kasich, tiene las manos vacías.
Del lado demócrata, se trata de lograr convencer a sus electores de ir a votar, ya que la movilización hasta ahora ha sido menos fuerte que en 2008.
Hillary Clinton espera continuar con su seguidilla de victorias del «supermartes», mientras que Bernie Sanders tiene los ojos puestos en la siguiente etapa y en los estados del norte, que le son más favorables.